La historia de la joven que denunció que fue violada en el Ejército y terminó imputada por deserción

Militares, Ejército

Desde el 4 de julio, la Fiscalía investiga la denuncia de una conscripta de 17 años que asegura haber sido violentada sexualmente por un cabo durante una salida de franco. Su familia acusa malos tratos de la institución que ya la notificó de un proceso en su contra en la justicia militar.


Era una meta autoimpuesta. M.F.G había vivido toda su vida en Puente Alto y a sus 17 años quería probarse a sí misma que era capaz de sobrellevar la dureza de la vida militar. Fue así como en abril de este año, se incorporó como voluntaria al Servicio Militar Obligatorio y partió al regimiento de Antofagasta.

Su estadía en la 3.ª Brigada Acorazada "La Concepción" terminó abruptamente y de la peor manera. Desde el 4 de julio, la fiscalía investiga una denuncia por violación a la joven de manos de un cabo. La institución, a su vez, inició una causa en que la acusa de deserción ante la justicia militar.

En el curso de la investigación, M.F.G y su familia aseguran que la decisión de denunciar tuvo un alto costo. Acusan maltrato físico y verbal; que las indagatorias clínicas que se le practicaron en Hospital Militar del Norte desaparecieron y que nunca fue apartada del lugar donde trabajaba su supuesto agresor. Este escenario motivó a que M.F.G, después del 18 de agosto, cuando salió de franco (salidas temporales) por  última vez, nunca más volvió.

Su madre, Ana Matilde Gutiérrez, dice a La Tercera PM que su hija estaba en una situación límite, con crisis de pánico y temía que atentara contra su vida. Por eso, la familia la instó a volver a su casa, aun a riesgo de que el Ejército tomara represalias en su contra.

Los hechos

La agresión que M.F.G asegura que sufrió habría ocurrido el sábado 16 de junio, cuando faltaban dos meses para su cumpleaños número 18.

En su relato, ese día ella salió del regimiento con un grupo de amigas que también estaba de franco. M.F:G  y una compañera se encontraron en la calle con el cabo segundo R.G. (28), quien se ofrece a llevarlas en su auto. El uniformado no era una figura desconocida, pues desde que el grupo llegó a Antofagasta se mostró solícito para mostrar la ciudad a quienes no eran de la región.

La acompañante de M.F.G se apartó para ir al centro de la ciudad y -en la versión acusadora-  el cabo le pide que lo acompañe a comprar unas empanadas. Ella asegura que en el trayecto R.G. se salió de la ruta hasta llegar hasta una zona apartada de la playa Juan López, específicamente al sector de un barranco. En su testimonio, M.F.G sostiene que le pidió varias veces al cabo que regresaran y se subió al vehículo para presionarlo. Fue en ese momento cuando, según dice, la atacó sexualmente.

Los detalles son parte de la carpeta de investigación que sigue el fiscal Diego Cortés en Antofagasta. En la versión de M.F.G., después de ser agredida, el cabo le exigió que borrara los mensajes de Whatsapp que le había enviado a ella en los días previos y, a las 14.30 horas, la dejó en el centro de la ciudad donde se encontró con tres compañeras.

Dos días después -el lunes 18 de junio-, M.F.G. denunció lo que pasó ante el mayor Diego García. Según ha asegurado en el curso de la investigación, la respuesta de su superior fue, a lo menos, poco acogedora; incluso le habría preguntado cómo podría comprobar que no había sido una relación consentida y por dinero. De todas maneras, García le aseguró que hablaría con el comandante Peña, una de las autoridades del regimiento.

Nadie la envió al doctor, según afirma la joven. García sí le sugirió hacerse un test de embarazo casero que habría salido positivo, pero que se repitió el 28 de junio en el Hospital Militar del Norte, y salió negativo.

El 4 de julio, M.F.G. volvió al Hospital Militar. En esa oportunidad -dice- la atendió la ginecóloga Virginia Manss y se constataron lesiones e inflamación. Esos exámenes -entre los que se contaba una ecografía intravaginal- luego desaparecieron..

En el regimiento, -asegura la conscripta-, las cosas se tornaron difíciles. Su denuncia era vox populi y no había muestras de empatía, sino de hostigamiento. En ese marco, relató a su abogado que una cabo segunda la castigó obligándola a transitar desnuda en punta y codo desde la litera hasta los baños por haberse retrasado en sus deberes.

Una externa al regimiento también la agredió, según contó. Se trata de la pareja de su supuesto agresor que, estando en conocimiento de la acusación, la abordó tras una ceremonia en la que estaba acompañada de su mamá.

El 16 de julio, M.F.G. viajó a Santiago con permiso. Estuvo en la capital hasta el 2 de agosto. En esos días, su madre y su abuelo viajaron en bus a Antofagasta para conversar con el general de la División, Rafael Fuenzalida, quien -en la versión de ellos- les aseguró que la institución velaría por la integridad de la joven y la apartaría de su agresor. Ella asegura que no fue así.

Y no aguantó mucho más. El 18 de agosto, estando de franco, sacó pasajes a Santiago y se fue para no regresar más.

La notificación

Las siguientes noticias del regimiento las recibió la madre de M.F.G., Ana Gutiérrez, a través de una carta firmada por el mayor Diego García. En ella le notifica que la institución había iniciado un proceso contra M.F.G.

"Mediante la presente, tengo el agrado de saludarle y a la vez lamentamos que el motivo de esta carta sea para informarle que vuestra hija M.F.G, que se encuentra cumpliendo su Servicio Militar en esta Brigada Acorazada, la cual no se recogió a la unidad después de su permiso franco del día 18 de agosto de 2018, extendiendo su permiso al 26 de agosto de 2018", dice la misiva a la que tuvo acceso La Tercera PM.

El texto añade que "de acuerdo a lo anteriormente expuesto se dará cumplimiento a lo establecido en el Código de Justicia Militar al confirmarse el delito de deserción cometido y procederemos a enviar a los tribunales competentes los antecedentes reglamentarios con el propósito de dar inicio a su baja de la institución por la causal de incumplimiento de deberes militares, con nota de conducta mala y sin valer militar".

"Mi hija está súper mal con todo esto. La vida de uniformado era algo que a ella le encantaba, anhelaba del ser del Ejército. Le quitaron eso y ahora está mal, en tratamiento, con miedo", dice Ana, quien en estos meses ha tenido que acompañar en forma permanente a la joven porque no se atreve a salir sola.

El caso de M.F.G llegó a oídos de la diputada socialista Jenny Álvarez, quien acercó la familia al abogado penalista Enrique Aldunate.

La parlamentaria, a su vez, hizo llegar el caso al ministro de Defensa, Alberto Espina. "Del ministro nosotros no esperamos nada, porque cuando la diputada habló, él ya sabía del caso y recomendó no meterse", dice la madre de la joven acusadora desde su casa en Puente Alto.

Desde el Ministerio de Defensa, sin embargo, afirman que apenas tuvo conocimiento del caso, el ministro puso los antecedentes a disposición del Ministerio Público.

Hoy, M.F.G está en tratamiento sicológico y recientemente terminó la enseñanza media en el Colegio San Cayetano de Puente Alto que tiene la modalidad de estudiar dos años en uno. La carrera militar ya está completamente descartada y la familia hoy dice que solo espera que la joven se recupere mientras sigue en curso el proceso judicial.

La Tercera PM se comunicó con el Ejército para tener una versión de lo sucedido, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.

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