La “noche del terror” en Panguipulli según los Bomberos: “Se detectó acelerante en todos los incendios”
“Se estima que esto estaba coordinado”, afirma el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Panguipulli, Carlos Olivares. Mientras, el comandante de la 2° Compañía de esta zona lacustre, Rodolfo Zúñiga, plantea una nueva arista sobre lo acontecido el viernes pasado: “Se venía incubando un malestar en la ciudadanía y la lamentable muerte del joven fue la chispa que detonó la explosión que vimos esa noche”.
“Se estima que esto estaba coordinado”, afirmó esta mañana el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Panguipulli, Carlos Olivares, en el cuartel general, ubicado a metros de la municipalidad que hoy seguía humeando y cuyas oficinas principales comienzan a instalarse en el gimnasio.
Olivares –también funcionario municipal- cuenta que tras la muerte del joven malabarista Francisco Martínez, quien recibió varios balazos por parte de un carabinero, todo sucedió muy rápido: “Primero barricadas, luego saquearon los edificios públicos, iniciaron el incendio en el Departamento Social del municipio y luego se dirigieron a los edificios públicos”, cuenta, aludiendo las instalaciones que se ubican a un costado de la plaza de la ciudad.
“En las oficinas públicas había mucho químico, como amonio cuaternario, aerosoles, gas en las cocinas, lo que produjo más combustión. Además que son edificios antiguos de madera que eran patrimonio nacional”
Junto a él está la joven voluntaria de bomberos de la Segunda Compañía, Estefanía Acuña, quien se recupera del impacto físico que le causó esa noche el arduo combate al fuego: “Nosotros no podemos utilizar más de dos cilindros de oxígeno en un mismo llamado; yo me gaste mis dos cilindros, pero cómo habíamos pocos voluntarios, decidí volver a trabajar sin mi equipo de respiración y con la radiación tuve quemaduras leves en las vías respiratorias, en el rostro y el cuello”.
“Lluvia de cenizas”
Desde un gran ventanal en el segundo piso de la Tercera Compañía de Bomberos (ubicada a metros de la municipalidad y el barrio cívico), donde se encuentra la sala de llamados, la joven bombera y telefonista Cinthya Antiman fue testigo de todos los ataques a la municipalidad y los servicios públicos, cuyas cenizas hoy continúan humeando.
“Estaba de turno y ese día estuve desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana del sábado. La persona que me reemplazaba en el turno se lesionó con quemaduras en las vías respiratorias y debió partir al hospital… El último carro que regresó a su cuartel fue el sábado a la 7:45 de la mañana”.
Antiman, de sólo 18 años, muestra la bitácora de la operación registrada como “Registro Civil”, ya que fue en esta repartición donde se produjo el primer ataque incendiario.
“A las 9:48 llamé para avisar que estuvieran todos preparados y a las 9:50 fue el toque de la primera sirena, que es para que asistan al cuartel… Estaba la turba aquí afuera y me llamó una voluntaria diciéndome que no me asomara a la ventana, por nada del mundo, porque estaban tirando piedras a la municipalidad. Yo veía desde aquí todas las cámaras de seguridad (muestra las pantallas) y a la gente que me venía avisar que estaban quemando la muni”.
Esa noche la joven bombera estaba sola coordinando los llamados: “Yo no podía mandar a más bomberos porque en el lugar no existía seguridad; estuve más de 10 minutos llamando a Carabineros, hasta que por fin me contestaron (…) Me llamó otra persona que es voluntaria para avisarme que el incendio en las oficinas de atrás se estaba descontrolando, en fase de libre combustión. Ahí se elevó la tercera alarma de toque de sirenas donde se pide apoyo a otros cuerpos… llegaron de Malalhue, Choshuenco, Paillaco, Valdivia, Lanco y San José y se corta la luz en la zona”.
“Fue un descontento general que se venía acarreando desde hace mucho tiempo en Panguipulli”
Sentado en una banca afuera de la Segunda Compañía de Bomberos de Panguipulli, en el sector del Roble Guacho, el comandante Rodolfo Zúñiga sigue impactado por la “noche de terror” vivida el viernes pasado.
Agotado, con muy pocas horas de sueño, al jefe de Bomberos le cuesta, a ratos, encontrar las palabras justas para narrar lo que vivió esa noche al mando de sus voluntarios.
Cuenta que los disturbios y enfrentamientos entre carabineros y manifestantes partieron prácticamente después de la muerte del joven y, según otros testigos, la violencia recrudeció cuando la SIAT de Carabineros dio la orden para retirar el cuerpo de Martínez, que estuvo varias horas en plena calle.
“Nosotros estábamos en el lugar, atentos, y más o menos a las 21:45 logramos controlar el primer foco de incendio en la municipalidad, pero cuando estábamos en eso, los enfrentamientos seguían y nos percatamos de que empezaron las llamas en los servicios públicos (ubicados en calle Pdte Alessandri) y ataques por otros costados del municipio”.
Según testigos, las llamas se expandieron muy rápido en estos lugares, ¿por qué?
En estos momentos, el Departamento de Estudios Técnicos (de Bomberos) de Valdivia, que se hizo presente en todos los incendios, detectó que todos tienen acelerantes; al igual que otro incendio en Liquique. Lo mismo detectó la PDI. Además, hay muchas imágenes en redes sociales que muestran a manifestantes echando acelerantes. Y esos acelerantes no provenían de aquí, porque al comenzar los disturbios todo el comercio cerró inmediatamente. Ellos los traían, esto estaba preparado.
Es decir, ¿usted cree que sin la lamentable muerte del joven, esto igual habría ocurrido?
Yo creo que esto fue un descontento social y general que se venía acarreando desde hace mucho tiempo en Panguipulli y, lamentablemente, el fallecimiento de este joven, en las condiciones que todos vimos, fue lo que gatilló todo esto.
Cómo panguipullino, ¿cómo se sentía ese malestar en el pueblo?
La manifestaciones ciudadanas se entienden por lo que sucedió con este joven, pero hay un malestar más general de todos los ciudadanos civiles con todo lo que ha pasado en los últimos años. Eso, sumado al estrés de esta pandemia.
Se ha reiterado que Bomberos debió retirarse del lugar.
Cuando nosotros estábamos en pleno combate en el frontis de la municipalidad, ésta fue atacada por otros tres flancos, y dí la orden de abandonar el lugar; no por el ataque (con proyectiles de los manifestantes), sino porque no contábamos todos con equipos de respiración y el gas lacrimógeno afectó a nuestros conductores y oficiales.
¿Bomberos fue atacado por los manifestantes?
No, lo que pasó es que carabineros, al sentirse sobrepasados, evacuó al lado donde estaban nuestros carros (para protegerse)… Fue en ese momento en que recibimos una lluvia de proyectiles. Pero quiero dejar en claro que una vez que los manifestantes se dieron cuenta que estábamos siendo atacados, ellos mismos de calmaron entre ellos… Y la ciudadanía también interfirió a favor de nosotros.
En ese momento, ¿cuántas personas integraban la turba?
No sabría calcular.
¿Cien?
Más…
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