La nueva faceta de Charles Aránguiz: El chico tímido que sacó la voz
El volante de Bayer Leverkusen, quien en las últimas horas pronunció duras declaraciones a propósito de la crisis que se vive en Chile, siempre cultivó el perfil bajo, forjado en las polvorientas calles de la Villa Diego Portales de Puente Alto.
Una de las frases de cabecera preferidas de Charles Aránguiz para eludir a los periodistas tiene mucho de declaración de principio. "Prefiero hablar en la cancha, disculpa", suele expresar el volante de Bayer Leverkusen frente a los micrófonos que lo buscan después de cada partido. Quizás por lo mismo es que a muchos sorprendieron las frases que pronunció el pasado martes en una entrevista con Radio Cooperativa, donde disparó duramente en contra del gobierno, pero especialmente contra la policía y los militares, mostrando una faceta dura, como si estuviese enfrentando una final del mundo con los dientes apretados. Del camarín a la militancia callejera sin pausas, con un nuevo rol fuera de la cancha, que le hizo ganar muchos adeptos, pero también sumó algunos enemigos bastante poderosos, entre ellos el mismísimo José Antonio Kast.
Más allá de sus declaraciones de ayer, que retumbaron con la fuerza de un tiro desde los 12 pasos, Aránguiz siempre cultivó el perfil bajo. Y cuando debió alzar la voz lo hizo de frente, como en Tegucigalpa en septiembre pasado. Allí, Reinaldo Rueda le solicitó ser el capitán de la Selección de cara al amistoso con Honduras, a lo cual el mediocampista se negó porque considerada que por trayectoria le correspondía a Claudio Bravo. El técnico colombiano quedó en silencio ante la afirmación del jugador del Bayer Leverkusen, quien le agregó que no quería ser parte de la polémica entre el arquero y Arturo Vidal. Finalmente, el seleccionador le cedió la jineta a Paulo Díaz.
Poco amigo de las entrevistas, el mediocampista que debutó en el profesionalismo en Cobreloa con apenas 16 años, forjó su carácter y personalidad en las polvorientas calles de la Villa Diego Portales de Puente Alto. Allí, bajo el cuidado de su madre, Mariana Sandoval, el Príncipe siempre tuvo claro que quería ser futbolista. Su amor por la pelotita se lo transmitió su progenitora, que durante muchos años mezcló sus labores de mamá con las de entrenadora de fútbol. El club Nuevo Amanecer de la comuna del sur de Santiago tiene al exmediocampista de la U y Colo Colo entre sus hijos ilustres, pero también tiene en un lugar muy destacado a doña Mariana, por todos los años dedicados a la institución.
Pese a que se fue muy joven de Santiago para trasladarse con 15 años a Calama, el seleccionado chileno siempre sintió un arraigo muy fuerte por el barrio de toda su vida. En sus vacaciones siempre se lo ve caminando por la Villa Diego Portales, a diferencia de muchos de sus compañeros de la Roja, que prefieren ostentar viajes a paradisíacos destinos con sus amigos y familiares. El Príncipe, en cambio, parece ser feliz con cosas más terrenales, como una parrilla puesta en el pasaje y compartir con los vecinos. O también, con jugar algún día en el Nuevo Amanecer, como en sus tiempos de futbolista amateur. Y es que era habitual en su época de jugador azul que los domingos que tenía libre acompañara a su madre a observar todas las series del equipo, infantiles y adultos, rememorando sus primeros pasos en el fútbol.
"Sueño, en unos años más, con volver a ponerme la 10 de mi club, volver a jugar en las canchas de tierra y ganar el nacional de clubes de barrio con el Nueva Esperanza", reconoció Aránguiz en una entrevista que dio mientras triunfaba en Universidad de Chile, club que justamente no lo aceptó cuando se fue a probar, antes de recalar en Cobreloa. Un viaje que marcó mucho al mediocampista y también a su madre, quien recordó esos años de distanciamiento en una entrevista con 24 Horas: "La pena más grande fue cuando se fue a Calama. Nos veíamos muy poco y evitaba llamarlo mucho para no tener que escuchar su voz triste porque no estaba con su familia y que él no escuchara la mía. Fui dura con él para que siguiera y él también fue fuerte, pero todo en la vida tiene un costo".
Un vínculo peligroso
El apego al barrio de toda su vida, sin embargo, le ha traído algunos dolores de cabeza a Aránguiz. Especialmente por algunas amistades y conocidos con los que ha sido vinculado. Este año, el programa Informe Especial de TVN dio cuenta de un operativo policial que logró desbaratar la peligrosa banda de narcotraficantes conocida como Los Risas, uno de los clanes criminales más influyentes de Santiago Sur.
Justamente, en la investigación periodística se mostraron algunos mensajes que le dedicaba el jugador del Bayer Lekerkusen a algunas publicaciones liderada por los hermanos Toloza, además de algunas fotografías en las que aparecía con integrantes de la banda en algunos locales nocturnos. Registros que obviamente marcaban una cercanía entre el futbolista y los líderes de los Risas. Argumento que recogió José Antonio Kast para retrucar las críticas del Príncipe al accionar del Gobierno y de las Fuerzas Armadas. "Seguramente les cree más a sus amigos narcotraficantes que tienen a las poblaciones secuestradas por la droga y la violencia", fue la frase que le dedicó el político en medio del fuego cruzado de mensajes.
Aunque no hubo respuesta de parte del volante a las críticas de Kast, seguramente nada hará cambiar su rutina cuando vuelva a Chile. Y mientras siga el estallido social en Chile seguirá ocupando sus redes sociales para plantear su postura del conflicto y seguir apoyando la causa que abraza. La misma que seguramente persiguen su madre y sus vecinos de la Villa Diego Portales de Puente Alto, a quienes les pidió no retroceder en la lucha. También es el más contundente entre los seleccionados en pedir que no se juegue el amistoso ante Bolivia del 15 de noviembre.
*Este artículo se actualizó a las 19:48
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