La sacudida mundial de la Superliga y el resfrío chileno: las consecuencias del híbrido que planean los 12 clubes más grandes de Europa

Arturo Vidal y Alexis Sánchez, en un partido del Inter.
Arturo Vidal y Alexis Sánchez, en un partido del Inter.

La FIFA y la UEFA amenazan con duras sanciones en contra de los equipos que participen en el torneo. Esos castigos involucrarían a sus jugadores. En la ANFP, por el momento, miran el conflicto con distancia.


El anuncio de la Superliga europea, por parte de los 12 clubes más poderosos del Viejo Continente, desató una guerra mundial en el fútbol. Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona, de España; Liverpool, Manchester United, Arsenal, Manchester City, Chelsea y Tottenham, de Inglaterra; Milan, Inter de Milán y Juventus, de Italia anunciaron conjuntamente la gestación de la competencia, paralela a las que organiza la UEFA. Tres nuevos fundadores más y cinco invitados por año completarán el listado. El anuncio se produjo justo en la antesala de la discusión del nuevo formato de la Champions y produjo fuertes reacciones.

Los hinchas ya comienzan a realizar manifestaciones para oponerse a la iniciativa. Incluso los de los clubes que serán parte de ella se han alzado para rechazarla. También lo han hecho figuras del fútbol europeo. “Soy un aficionado del Manchester United y lo he sido por 40 años de mi vida, pero estoy disgustado, absolutamente disgustado, con Manchester United y Liverpool, sobre todo. Liverpool con su ‘nunca caminarás solo’, el club de la gente, el club de los hinchas. Manchester United, 100 años, nacido de trabajadores, ¿y ellos están entrando a una Liga sin competir en la que no pueden descender?”, reclama Gary Neville, ex jugador de los Diablos Rojos, con lo que se adjudicó la Champions en dos ocasiones. “Es una absoluta desgracia. Es pura codicia. Son impostores. ¡Son impostores! Los dueños del Manchester United, los dueños del Liverpool, los dueños del Chelsea, los dueños del Manchester City, no tienen nada que ver con el fútbol de este país. Hay más de 100 años de historia en este país de seguidores que han vivido y amado a estos clubs, y necesitan protección”, insiste.

La protesta de los hinchas del Arsenal después del anuncio de la Superliga europea.
La protesta de los hinchas del Arsenal después del anuncio de la Superliga europea. (Foto: AFP)

Es, otra vez, la lucha entre los ricos y los pobres. El bloque, que aglutina a varios de los clubes que habitualmente son protagonistas en la primera línea del fútbol del Viejo Continente, no esconde su principal motivación, aunque lo disfraza de filantropía. “Los Clubes Fundadores creen que las soluciones propuestas por los reguladores no resuelven las cuestiones fundamentales, que son tanto la necesidad de ofrecer partidos de más calidad, como obtener recursos financieros adicionales para todo el mundo del fútbol”, sostiene el comunicado fundacional de la iniciativa. “El noventa por ciento del dinero de la UEFA regresa al fútbol y no solo a la élite. La UEFA no se mueve solo por el dinero. Desarrolla el fútbol. La Superliga no es así. Solo es negocio. Solo interesa los bolsillos y no la solidaridad. Los valores del fútbol son otros. No vamos a permitirlo”, responde el titular de la UEFA, Aleksander Ceferin.

La FIFA y la UEFA se ponen en alerta. El ente rector del fútbol mundial es categórico. “En nuestra opinión, y de acuerdo con nuestros estatutos, cualquier competición de fútbol, ya sea nacional, regional o mundial, debería reflejar siempre los principios fundamentales de solidaridad, inclusión, integridad y redistribución financiera equitativa”, sostiene la entidad que preside Gianni Infantino. Ese principio sería vulnerado por la nueva competición. “En este contexto, no puede sino expresar su desaprobación a una ‘liga europea cerrada y escindida’ que se encuentra fuera de las estructuras del fútbol internacional y que no respeta los principios mencionado”, añade.

La UEFA, que califica el proyecto como “cínico”, agrega lo propio: “Como ya anunciaron la FIFA y las seis Federaciones, los clubes en cuestión no podrán jugar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial, y sus jugadores podrían verse privados de la oportunidad de representar a sus selecciones nacionales. Agradecemos a los clubes de otros países, especialmente a los clubes franceses y alemanes, que se han negado a apuntarse a esto”.

En tanto, la Bundesliga, cuyos clubes se restaron, y la federación alemana se unieron para rechazar la idea. “El futuro del fútbol está en juego. Este cambio no se parece a ninguno que hayamos visto antes. No debemos permitir que los intereses financieros de unos pocos clubes de primera fila de Inglaterra, Italia y España destruyan estructuras bien establecidas. El fútbol europeo se nutre del hecho de que, en teoría, todos los clubes pueden competir con los mejores del continente en una sola competición. Este sueño no debe ser suplantado por un comercio cerrado. Las ligas nacionales son la base del fútbol profesional, de su popularidad y de su atractivo en toda la sociedad. Es irresponsable e inaceptable poner en peligro la colaboración que ha surgido a lo largo de los años. Esta colaboración es la que también ha permitido el crecimiento de los principales clubes en las últimas décadas. La gran mayoría de los clubes, ligas y asociaciones europeas están de acuerdo con nosotros. Los aficionados de toda Europa también se manifiestan”, sentenciaron.

Rudi Völler, director general del Bayer Leverkusen, el equipo que capitanea Charles Aránguiz, es aún más taxativo. “Una competencia cerrada es un crimen contra el fútbol. Cualquiera que juegue en esta liga debería ser expulsado de todas las ligas nacionales. Con todos sus equipos. Los juveniles, los femeninos, ¡todos tienen que irse!”, explotó en Bild.

¿Afecta a Chile?

Las esquirlas de la guerra en el fútbol europeo cruzan el Atlántico y caen en Sudamérica. Una eventual inhabilitación de las principales estrellas del fútbol mundial dejaría a las selecciones sin sus principales figuras de cara al desarrollo de las Eliminatorias. Sin ir más lejos, Chile vería amenazadas las participaciones de Arturo Vidal y Alexis Sánchez, quienes integran las filas del Inter de Milán, uno de los 12 clubes que forman parte de la fundación de la nueva competencia.

Por el momento, en la Conmebol miran el conflicto con distancia. En Luque no existe, de hecho, una postura oficial respecto de la materia. En la ANFP, en tanto, existe cierta tranquilidad, considerando que aún no existe una fecha definida para el inicio del certamen y que la más probable para el puntapié inicial es agosto de 2022. El problema se generaría si la UEFA y la FIFA establecen bloqueos desde ya. Igualmente, si así fuera, la Roja sería la selección sudamericana menos afectada por el problema, pues cuenta con apenas dos jugadores entre los equipos de elite que se agruparon para constituir el nuevo torneo.

Alexis Sánchez y Arturo Vidal, en la banca del Inter.
Alexis Sánchez y Arturo Vidal, en la banca del Inter.

La mirada jurídica

Eduardo Lobos, abogado especialista en derecho deportivo y socio del estudio jurídico Sargent & Krahn, considera que la aplicación de sanciones enérgicas, como la exclusión de competencias internacionales de los clubes involucrados y de sus jugadores, es factible. “En la práctica, la FIFA, como organismo privado, puede determinar qué jugadores van a ser elegibles para participar en sus competencias. Por ejemplo, perfectamente podría determinar que Arturo Vidal o Alexis Sánchez no puedan participar en los torneos que organizan”, advierte. “Las selecciones no representan a un país, sino a una federación afiliada a la FIFA, que perfectamente puede establecer limitaciones a sus miembros”, añade.

Sin embargo, Lobos prevé que el conflicto se solucionará antes. “Yo creo que va a ser un motivo de negociación. La nueva Champions League implicará un nuevo modelo de repartición de dinero. Están tratando de meter un poco de presión. Me parecería extraño que lleguen a las últimas consecuencias. Hoy se aprobaron modificaciones que incluso presentaron estos mismos clubes. Suena extraño que surja esta puesta en escena”, evalúa.

“Dejar afuera a un jugador es una medida extrema. Desafiliar también. En ese caso tendría que hacerlo la federación local. Sería impensado”, concluye Lobos.

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