La silenciosa despedida de Fernando Cuadra, el dramaturgo de La Niña en la Palomera
El domingo a los 94 años murió el actor, profesor y ex director de Teatro La Casa. Parte de la generación de dramaturgos que integraron Alejandro Sieveking y Egon Wolff, fue autor de una extensa obra de resonancias sociales. Tras radicarse en Cartagena en 2008, hace un año vivía en Santiago con familiares, quienes comunicaron discretamente su partida.
Estaba por cumplir 90 años y decidió volver al escenario. En seis días Fernando Cuadra escribió Mientras tanto, un monólogo de un dramaturgo mayor que vive solo, recuerda su vida y reflexiona sobre su trabajo, el tiempo y la vejez. Era mediados de 2015 y el reconocido autor de La niña en la palomera suspendía su retiro en Cartagena para presentarse en la sala Antonio Varas. “Yo podría seguir en Cartagena, viviendo traquilito, asistiendo a mis intervenciones en los ciclos de cine que hago en el Centro Cultural de San Antonio, pero esta vez decidí volver y presentarme en Santiago, donde la gente suele ser más exigente. Y porque he descubierto en este regreso que el escenario es mi patria chica. Me siento cómodo, me siento feliz”, decía entonces.
Acompañado solo de una escenografía austera que reproducía su escritorio, aquella vez Cuadra se despidió de la actuación, tras 60 años de vida teatral.
Dramaturgo asociado a los teatros universitarios de los 50 y 60, parte de la generación que integraron Alejandro Sieveking, Egon Wolff e Isidora Aguirre, Fernando Cuadra murió el domingo, a los 94 años, en Santiago. Tras radicarse en Cartagena en 2008, hace un año se había trasladado a su casa de Estación Central, donde vivía con dos sobrinos, quienes prefirieron la discreción ante su muerte.
Su sobrino Daniel Pardo comunicó la noticia escuetamente ayer, en su cuenta de Facebook: “Estimados compañeros de teatro, lamento informar el lamentable fallecimiento de mi tío abuelo Fernando Cuadra Pinto. Su deceso ocurrió el día domingo en la noche, rodeado de su familia y con tranquilidad de haber cumplido todos sus sueños”. Agregó: “Debido a la contingencia el funeral se realizó solo con el círculo más cercano. Esperamos su comprensión, ya que este es un momento de gran pesar para mi familia. Lo que sí debo compartir con ustedes es que él nunca dejó de escribir y sus últimas palabras fueron dedicadas a su querida Cartagena ".
Amigo y vecino de Cuadra en Cartagena, Salvador Barra confirma su muerte y cuenta que conversaron telefónicamente el viernes. “Fernando tenía algunos problemas de salud, pero se mantenía intelectualmente activo. El viernes me dio algunas ideas para un artículo para la revista Carta Nuestra, de la Corporación Cultural de Cartagena, que él dirigía”, relata.
Autor de medio centenar de obras, Cuadra destacó en los años 60 por un teatro de resonancias sociales, donde destacan La niña en la palomera (1965) y La familia de Marta Mardones (1966). Su paso como decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile entre 1983 y 1986, de algún modo arrojó sombra sobre su trabajo.
Ex fundador y director de la escuela Teatro La Casa y de la sala La Palomera, en Estación Central, Fernando Cuadra cerró ambos espacios ya entrado el nuevo siglo y se instaló en Cartagena, donde tenía una casa. Solo y alejado del medio teatral de Santiago, el dramaturgo estrechó lazos con la comunidad y fue uno de los fundadores de la Corporación Cultural, que lo postuló en numerosas ocasiones al Premio Nacional de Artes Escénicas, sin éxito.
Doble vocación
Nacido en Rancagua en 1925, Fernando Cuadra se formó como profesor de literatura y filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Desde sus inicios concilió sus dos vocaciones: el teatro y la docencia. Fue profesor del Internado Nacional Barros Arana, donde lo conoció el actor José Secall.
“Sin duda, Cartagena y su hermosa Corporación Cultural lo echarán de menos, también sus ex alumnos en su escuela La Casa y su teatro La Palomera en Estación Central. Y por qué no?.... su viejo alumno en clases de castellano hace 58 años, hoy actor, que se quedó con las ganas de tener una larga conversación con él, allá en Cartagena, junto a los amigos de la Corporación Cultural”, posteó José Secall en Facebook.
Como dramaturgo, las primeras obras de Cuadra estaban marcadas por la tragedia, a partir de sus lecturas bíblicas, luego su escritura gira hacia cierto realismo costumbrista y sobre todo a dramas de bordes sociales, como en Los sacrificados (1959) o Pan amargo (1964). Pero su texto que logró más notoriedad fue La niña en la palomera, basado en un caso real: la historia de una adolescente secuestrada en una palomera.
La obra se estrenó en 1965 en el Teatro de la Universidad Católica. La historia de Ana, una colegiala que se escapa con Manuel, un hombre mayor y casado, y vive escondida en un altillo, causó controversia y tuvo gran repercusión en la época. En 1990 fue llevada al cine por Alfredo Rates, con Marcela Osorio como Ana.
“Nos quedamos en deuda con Fernando Cuadra”, dice Salvador Barra. “Con la Corporación Cultural de Cartagena lo postulamos varias veces al Premio Nacional de las Artes de la Representación, nunca lo logramos. Además, Fernando en el juicio público a veces fue mal interpretado”, agrega en referencia a su tarea como decano durante el régimen militar. “Alguna gente pensó que él estaba de acuerdo con la dictadura, cosa que es una injusticia enorme, porque él había sido pateado en el suelo en 1973, en Valparaíso, cuando estuvo a cargo de la Facultad de Artes de la Universidad Católica de Valparaíso”, asegura.
Tras el cierre de su escuela y su teatro, Cuadra encontró un refugio en Cartagena. Organizaba ciclos de cine, conversaciones y ofreció también talleres de dramaturgia.
“Dos líneas han completado mi vida: ser profesor y ser dramaturgo. En ambas actividades me exigí siempre al máximo porque creo que para tener un país mejor, cada uno en su profesión debe exigirse lo máximo”, decía en 2015. “Si cada uno hiciéramos lo mejor en el día día, tendríamos un país más digno y más justo”.
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