La surrealista “rifa” del avión presidencial de México: ¿Un acto populista de AMLO?
Hoy se conocerán los ganadores de la rifa de US$ 95 millones organizada por el gobierno, en sustitución del frustrado sorteo del Boeing 787 Dreamliner.
¿Es una acción típica de un líder populista o tiene sentido sortear un bien público? Esa era la pregunta que el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka se planteaba en una columna publicada en febrero en The New York Times, luego que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), decidiera rifar el avión presidencial mexicano.
Siete meses después, el sorteo del Boeing 787 Dreamliner utilizado por Enrique Peña Nieto, que el actual gobierno ha presentado como símbolo de exceso, se apresta a ser realizado. Hoy a las 14.00 (16.00 hora de Chile) se cierra la venta de los “cachitos” (billetes) de 500 pesos (US$ 23,7), tras lo cual se dará inicio a la rifa en el salón de Sorteos del Edificio Moro de la Lotería Nacional, evento que contará con la presencia de autoridades federales, así como del notario público que dará constancia del acto.
El sorteo -que se inició el 10 de marzo pasado- tendrá 100 ganadores de 20 millones de pesos (US$ 950.000), lo que representa dos tercios de lo que se espera recaudar con la venta de todos los boletos. Hasta el lunes se habían vendido casi el 70% de los números de la rifa, dijo un funcionario de la lotería mexicana. El derecho de cobro de los premios prescribirá en un año contando a partir del 16 de septiembre. El premio total en efectivo por unos 2.000 millones de pesos (US$ 95 millones) se acerca al valor del Boeing 787 Dreamliner de 2010.
“Ayer había colas en algunos lugares donde se venden boletos, en algunos expendios; creo que hoy también porque se cierra hasta las 02:00 de la tarde”, dijo el presidente hoy en su conferencia de prensa diaria, en la que agradeció a empresarios, dirigentes de trabajadores y al pueblo por haber comprado boletos. “Vamos a disponer (…) de más de 2.000 millones de pesos para la compra de equipos y nos queda el avión que se va a vender también en más de 2.000 millones”, agregó López Obrador al reiterar que los recursos reunidos serán donados al Instituto de Salud para el Bienestar.
Después de que AMLO fracasara en los intentos iniciales de vender la aeronave optó por realizar una lotería destinada a recaudar 3.000 millones de pesos (US$ 142 millones) para suministros hospitalarios. El gobernante dijo en febrero pasado que confiaba en que se venderían los seis millones de boletos, de 500 pesos cada uno. “Que se sigan comprando los boletos (...). Si yo me saco el premio, pues lo voy a donar”, prometió este lunes el mandatario izquierdista, quien optó por la rifa ante la imposibilidad de sortear el avión. La ley prohíbe rifar o donar bienes públicos, recordó France Presse.
Pero, aunque ese proyecto se derrumbó, López Obrador promociona la rifa evocando la aeronave, que tilda de “faraónica” y de “insulto” frente a la pobreza que existe en el país. Una foto del avión está impresa en los “cachitos” junto con la leyenda de que lo recaudado será para equipar a hospitales que atienden a “gente pobre”. El mandatario anticipó que los billetes sobrantes podrían ser regalados a hospitales públicos, prioritarios en medio de la pandemia de Covid-19.
“Cachitos” de la discordia
El Instituto de Salud para el Bienestar distribuyó boletos a 951 hospitales públicos, diciendo que deberían usar el dinero del premio para equipos médicos. Sin embargo, a un costo de casi 500 millones de pesos, los críticos cuestionaron por qué los fondos no se asignaron directamente para necesidades inmediatas, destacó Reuters.
“Para salvar vidas, las políticas públicas y las asignaciones presupuestales deben partir del conocimiento y los datos, no del azar y la propaganda”, escribió en Twitter el exsecretario de Salud Salomón Chertorivski.
En una presentación en video, el director del instituto de vivienda Infonavit instó a los empleados por encima de un cierto nivel de salario a comprar entre cinco y 12 boletos cada uno antes del 4 de septiembre y mostrar su recibo a los gerentes, según un noticiero local de la cadena Televisa.
Un trabajador de Infonavit que compró nueve dijo a Reuters que la “invitación” parecía injusta. “Muchos compañeros sentimos que era una obligación”, señaló el funcionario, que pidió no ser identificado. “Somos afortunados por tener trabajo, pero eso no quiere decir que debamos comprar boletos”, agregó. Cuando se le preguntó si los trabajadores del gobierno tenían que contribuir, López Obrador aseguró que la participación era voluntaria.
A la espera de las cifras finales de ventas, analistas consideran que el gobierno podría salir perdiendo y que el presidente insiste en vincular la rifa con el jet para sacar réditos políticos. “Con el avión, una vez más López Obrador explota el uso de los símbolos para tener una rentabilidad política. Lo que le importa es decir ‘vean los lujos y privilegios de antes y en cambio yo soy austero’”, comentó a France Presse José Antonio Crespo, historiador y analista político.
La aeronave, equipada con suite de cama doble, sala de reuniones y hasta una caminadora, tuvo un costo de US$ 280 millones y ahora su precio estimado es de US$ 130 millones. Fue adquirida durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) para sustituir un Boeing 757 de 1985 que venía presentando incidentes en su operación. Sin embargo, el único que lo utilizó fue el Presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018). Tan pronto asumió López Obrador la presidencia en diciembre de 2018, la nave fue enviada a un hangar de California (EE.UU.) para su venta con asesoría de la ONU.
“Es un gesto populista de AMLO: tiene que ver con su narrativa, desde siempre. Como dirigente de Morena (Movimiento Regeneración Nacional) ya criticó la adquisición del avión. Lo compró el equipo del Presidente Calderón y lo utilizó Peña Nieto. Le parece un vehículo ostentoso y faraónico. Lo considera una vergüenza para el pueblo de México, donde más de la mitad de la población malvive en la pobreza”, comentó al diario El Independiente Armando Rocha, consultor político con base en México DF.
Según el periódico español, los críticos de AMLO consideran que es una maniobra de distracción para que los ciudadanos se olviden de los problemas generados por la pandemia, y de la creciente inseguridad. Es una metáfora de cómo procede el actual presidente mexicano, a quien el historiador Ernesto Krauze ya llamó en 2006, cuando compitió por primera vez por la Presidencia, como “el Mesías tropical”.
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