La velada en Cerro Castillo en que Boric y el oficialismo cerraron filas con las reformas del gobierno

Un análisis profundo de la derrota del domingo compartió ayer el Presidente con las fuerzas que sustentan su administración. Entre las conclusiones están mantener el carácter de sus reformas, avanzar en acuerdos que trasciendan al Congreso Nacional y confrontar al partido de José Antonio Kast. Sobre el proceso constituyente, en tanto, el mandato fue a coordinar una estrategia y disputar el Consejo Constitucional, pese a una composición adversa para el sector.


Compartiendo canapés, ceviches y galletas, los dirigentes del oficialismo, el Presidente Gabriel Boric y las ministras Carolina Tohá (Interior), Camila Vallejo (Segegob), Jeannette Jara (Trabajo), Antonia Orellana (Mujer) mataron el tiempo anoche en Cerro Castillo. El cónclave convocado por el Mandatario se había retrasado por al menos dos horas por la votación de royalty minero que lideraban en el Congreso los ministros de la Segpres, Álvaro Elizalde, y de Hacienda, Mario Marcel.

No fue hasta que los secretarios de Estado se sumaron -tras aprobar la normativa que aumenta la carga impositiva a la minería del cobre- que se inició el esperado balance conjunto entre La Moneda y las fuerzas que respaldan su gestión sobre la derrota que sufrieron en las urnas el domingo, al obtener solo 16 consejeros constitucionales -lejos del poder de veto- ante los 23 del Partido Republicano, que junto a Chile Vamos aseguró los 3/5 necesarios para viabilizar las normas en la constituyente.

Según presentes, pasadas las 22.00, el Presidente tomó la palabra abriendo la reflexión, pero advirtiendo que -sobre todo- quería escuchar el análisis propio de cada una de las colectividades. Y hubo espacio para todo. Lo primero: la autocrítica del PPD y el PR por no haber conseguido su objetivo estratégico al competir en dos listas. El representante del PPD, José Toro, y el timonel radical, Leonardo Cubillos, acusaron el golpe ante sus pares y el Jefe de Estado. Eso sí, presentes en el encuentro recalcan que desde el gobierno no hubo recriminaciones, sino que optaron por un tono constructivo con proyección de futuro para evitar cometer los mismos errores.

Las mismas fuentes sostienen que hubo consenso en que “el domingo se dio una derrota general de la política y el oficialismo”, y que si bien el respaldo obtenido por la lista Unidad para Chile fue importante, este no es suficiente para darle espalda a la gestión del gobierno. Pese a eso, se insistió en que no se debe caer en las presiones por moderar el programa ni las reformas de pensiones ni tributaria, sino que mantener y ceder lo necesario para asegurar las mayorías en el Congreso. “Ni moderar ni radicalizar”, insisten en La Moneda, cerrando filas con su programa cuyo avance ejemplificaron con los pasos adelante que se dieron ayer con salario mínimo, el que fue aprobado por la Cámara de Diputados y debe ser sometido ahora a consideración del Senado y el royalty minero. Boric, comentaron algunos asistentes, se vio “contento” por ambos hitos.

“Evaluamos todo el proceso vivido hasta acá, la derrota del domingo que fue, sin duda, muy fuerte, con el triunfo de los Republicanos, que les permite tener un control absoluto del próximo Consejo Constitucional. Pero lo más importante del encuentro no fue eso, fue sobre todo un fortalecimiento del compromiso que asumimos en conjunto gobierno y partidos por llevar adelante una agenda de transformaciones que mejoren la vida de las familias chilenas. En eso coincidimos todos. De hecho le dimos mucha importancia a la aprobación del salario mínimo (...), la aprobación del royalty en el Senado (...)”, dijo el diputado Tomás Hirsch, presidente de Acción Humanista.

“El tono del diálogo ayer fue precisamente la necesidad de fortalecer la unidad entre todos los actores progresistas (…) es evidente que se tiene que construir la mayoría en el Congreso y eso implica sentarse a la mesa con distintos actores para construir esa mayoría. Por eso el Presidente ha señalado que vamos a dialogar, dialogar y dialogar”, dijo esta mañana el ministro Elizalde en radio Futuro.

Mientras que la ministra Camila Vallejo (Segegob) recalcó que “ayer fijamos acciones concretas para responder mejor como Estado a través de todas las instituciones. La conversación rondó en cómo poder avanzar, cómo concretar. No se trata de radicalizar ni moderar nuestra agenda, sino que de pasar a concretarla”.

En paralelo, también se llegó a una conclusión que se ha venido asentando en el gobierno desde la derrota del 4 de septiembre de 2022: que hay que “desparlamentarizar” la política y que el gobierno -dentro de lo posible- debe avanzar también en acuerdos y medidas que trasciendan al Legislativo. “El gobierno no debe inhibirse de gobernar también por sus propios medios, el Presidente habló de, por ejemplo, dialogar con sectores lúcidos del empresariado entendiendo que el Congreso se ha vuelto un lugar difícil para arribar a respuestas”, afirma -en privado- uno de los timones que participó del cónclave.

De hecho, en esa reflexión, el propio Presidente Boric destacó iniciativas como el despacho del proyecto que rebaja la jornada laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo, ambos proyectos que se viabilizaron con acuerdos con los empresarios fuera del debate legislativo y permitieron su viabilidad política.

“El gobierno nos ha pedido que hagamos un esfuerzo por desparlamentarizar la política y llegar a la sociedad y a acuerdos que nos permitan mejorar la vida de los chilenos y chilenas”, dice el timonel de Comunes, Marco Velarde.

Asimismo, el Presidente les pidió a Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático unidad de propósito, superando la lógica de las dos almas. “Nos dijo que espera que nos comportemos como una alianza”, afirma un timonel oficialista que subraya -eso sí- que el Mandatario no insistió en forzar una sola coalición.

El timonel radical, Leonardo Cubillos, sostiene que tras el encuentro se concluyó que es necesario “actuar con unidad estratégica, reforzar las acciones para sacar adelante el programa comprometido con la ciudadanía”, así como también “avanzar en el desarrollo de coordinaciones entre los partidos de la alianza (de gobierno) para fortalecer el trabajo político hoy más que nunca, frente a los magros resultados del 7 de mayo”.

La disyuntiva del proceso constituyente

En esa misma línea, se abordó la disyuntiva del gobierno de cómo enfrentar el nuevo proceso constituyente. Si bien se sinceraron miradas pesimistas, por la composición del Consejo Constitucional, según distintas fuentes, el gobierno transmitió que era necesario que los partidos tuvieran una estrategia para enfrentar el proceso y así poder incidir. El mensaje fue que son ellos los que tienen la responsabilidad de no dejar “botado” el proceso como, consideran, ocurrió con la Convención Constitucional, recalcaron desde el gobierno el que -hasta ahora- ha dado señales de prescindencia.

Ese llamado fue leído como la idea de que el gobierno terminará incidiendo en el proceso a través de sus partidos. “Fue una muy buena instancia para poder reflexionar sobre los resultados del domingo, sobre todo, analizar qué tan profunda es la derrota que tuvimos como oficialismo. Creo que fue importante analizar cómo quedó compuesto el Consejo Constitucional, donde no tendremos mayorías, pero donde tenemos que ir a defender nuestras ideas, nuestro proyecto de sociedad, principalmente el Estado Social de Derecho para que se puedan consagrar derechos sociales, paridad, un Estado que proteja el medio ambiente, entre otros temas, que son necesarios de confrontar y disputar a los republicanos”, agrega Velarde.

Una mirada que también se profundizó en el cónclave oficialista fue que el partido de José Antonio Kast logró capitalizar mejor los temores de la ciudadanía, agudizados por la crisis migratoria y de seguridad. En esa línea, el balance fue que si bien se llegó tarde para esta elección, el gobierno está trabajando para avanzar en esos aspectos.

Según las mismas fuentes, el Jefe de Estado hizo un llamado a su sector a reconectar y crecer hacia esa gran masa de población que se “siente insegura, preconizada y endeudada” y hablarles y darles respuestas a ellos. Con ese horizonte, el gobierno les pidió a los partidos enfocarse en las elecciones municipales y de gobernadores regionales, las que serán cruciales para proyectar el próximo ciclo político.

Respecto de cómo enfrentar la arremetida republicana, los mensajes que delineó el Presidente y su comité político, y del que se escuchó consenso entre sus partidarios, fueron claros: definirlos como un adversario real y redoblar la confrontación oficialista respecto de las “ideas conservadoras que defienden”. Asimismo, se reafirmó la idea de insistir con acuerdos con la denominada “derecha democrática”, integrada por RN, la UDI y Evópoli.

Un tema que también estuvo sobre la mesa, según presentes, es la posibilidad de que la Democracia Cristiana se sume al gobierno. En ese debate, Paulina Vodanovic (PS) afirmó que ella había conversado con el timonel de la falange, Alberto Undurraga, y que había disposición de colaborar de manera inteligente con la gestión del Ejecutivo. Pese a eso, no se llegó a conclusiones definitivas.

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