Lady Di: las persistentes dudas a 25 años de su muerte
La princesa de Gales falleció el 31 de agosto de 1997, cuando Henri Paul, el conductor de la limusina que la transportaba junto a su novio Dodi al-Fayed, perdió el control del vehículo y chocó contra una columna en el túnel Pont de L'Alma, en París, cuando se alejaba a toda velocidad de unos fotógrafos paparazzi en moto.
Cuando ha pasado un cuarto de siglo desde su muerte, a la edad de 36 años, la princesa Diana sigue despertando una suerte de fascinación para la gente de todo el mundo y su legado sigue arrojando una sombra sobre la realeza británica, al tiempo que las circunstancias de su fallecimiento despiertan dudas.
Diana murió el 31 de agosto de 1997, cuando Henri Paul, el conductor de la limusina que la transportaba junto a su novio Dodi al-Fayed, perdió el control del vehículo y chocó contra una columna en el túnel Pont de L’Alma, en París, cuando se alejaba a toda velocidad de unos fotógrafos paparazzi en moto.
Los servicios de emergencia acudieron rápidamente al lugar y Xavier Gourmelon, que formaba parte del equipo de respuesta, relató que inicialmente no sabía que Diana era una de las víctimas.
“Cuando llegué, sus ojos estaban abiertos y estaba consciente”, contó al tabloide The Sun. Antes de que la sacaran del auto, él tomó su mano y la consoló. “Dios mío, qué ha pasado”, le preguntó Diana, en lo que resultaron ser sus últimas palabras.
“Le masajeé el corazón y unos segundos después comenzó a respirar de nuevo. Fue un alivio, por supuesto, porque, como socorrista, quieres salvar vidas, y eso es lo que pensé que había hecho”.
“Para ser honesto, pensé que viviría. Por lo que yo sabía, cuando estaba en la ambulancia, estaba viva y esperaba que viviera”. “Pero luego descubrí que había muerto en el hospital. Fue muy perturbador”.
Solo cuando Diana fue puesta en una ambulancia, un compañero paramédico le dijo a Gourmelon quién era la víctima.
Su muerte sumió a la monarquía en una crisis, tras la desintegración muy pública de su matrimonio con el heredero, el príncipe Carlos, con sus revelaciones de rencillas, adulterio y la miseria que había sentido en su papel real.
Millones de personas en todo el mundo lloraron a la “princesa del pueblo”, como describió el entonces primer ministro británico Tony Blair a Diana, que era una de las mujeres más reconocidas y fotografiadas del mundo.
“Creo que tiene un impacto significativo incluso hoy en día. Y creo que eso se debe a que su legado es realmente controvertido. No creo que sea un legado simple, sino que lleno de diferentes significados. Creo que cuando miramos atrás, en 1997, ya podemos ver que era una figura complicada, ya que había conseguido presentarse en los últimos años de su vida como una figura santa, como alguien que estaba haciendo mucho bien en términos de trabajo en el extranjero, como alguien que era víctima del comportamiento negativo de la familia real británica que la había alienado, que la había tratado mal”, explica a La Tercera el historiador británico, Ed Owens.
“Así que ella había creado esta imagen pública con la que era bastante fácil de simpatizar. Y creo que eso ayuda a explicar por qué los británicos la encontraba una figura popular, por qué muchos de ellos la admiraban y la apoyaban. Y al mismo tiempo, había gente en Gran Bretaña a la que no le gustaba. Ellos reconocieron que ella había sido muy cuidadosa en términos de su forma en que había desarrollado su imagen en los medios de comunicación. Ella era famosa por tener acuerdos con ciertos periodistas con el fin de contar su lado de la historia”, agrega.
Para los propios miembros de la realeza, Diana sigue siendo omnipresente, sobre todo para sus dos hijos, los príncipes Guillermo, de 40 años, y Harry, de 37, que han hablado del trauma que les causó su muerte y de cómo afectó a su salud mental durante años.
Tenían sólo 15 y 12 años cuando caminaron lentamente detrás del féretro de su madre, entre una multitud de dolientes, por las calles de Londres para asistir a su funeral. “Todos los días deseamos que siga con nosotros”, dijo Guillermo cuando los dos hermanos inauguraron una estatua en su honor el año pasado en el Palacio de Kensington, en el centro de Londres, su antigua casa.
“Siento su presencia en casi todo lo que hago ahora”, dijo el príncipe Harry en una entrevista en la televisión estadounidense en abril.
“Creo que su legado tiene dos vertientes: el impacto que tuvo en sus dos hijos, Guillermo y Harry, y las causas que han decidido defender, así como los temas que ella misma divulgó. Muchos de ellos no fueron populares en su momento, como el sida y las minas terrestres, pero fueron el inicio de una conversación que sigue vigente hoy en día”, explica a La Tercera, Claudia Joseph, periodista quien recientemente lanzó Diana: A Life in Dresses.
“Guillermo y Harry, han tratado de presentarla como la santa figura que fue víctima de la intrusión de los tabloides en su vida privada. Y Harry ha llegado a sugerir que la prensa sensacionalista fue responsable de su muerte por la forma en que la persiguieron aquella noche en París. Y apunta con el dedo a los medios de comunicación como responsables. Creo que hay que explicar el comportamiento del príncipe aquí. Tanto Guillermo como Harry han utilizado el recuerdo de su Diana como una especie de escudo contra la atención de la prensa. Ahora ambos han sido muy agresivos en sus propias batallas con los medios de comunicación, y han utilizado este concepto de su madre como víctima de la intrusión de la prensa para tratar de defender sus propias posturas”, indicó Owens.
El experto en realeza Richard Fitzwilliams comenta a La Tercera respecto del efecto que Diana tuvo en la familia real. “El desastroso matrimonio entre Carlos y Diana hizo que Guillermo y Kate se casaran por amor, como lo ha hecho la realeza europea durante décadas. Los miembros de la realeza también están vinculados a organizaciones benéficas que ayudan a los enfermos mentales, el cual es otro probable legado. El protocolo es más relajado, los miembros de la realeza son más accesibles y Catalina a menudo rinde homenaje a Diana en su vestimenta”.
Teorías conspirativas
Una larga investigación concluyó en 2008 que Diana y su pareja Dodi al-Fayed murieron por la negligencia del conductor Henri Paul y los fotógrafos paparazzi que perseguían su limusina.
Sin embargo, su muerte se convirtió en el tema de muchas teorías de conspiración, desde afirmaciones del padre de Dodi de que la pareja fue asesinada en un complot tramado por el MI6 por orden del duque de Edimburgo, hasta sugerencias de que Diana estaba embarazada.
La investigación policial que analizó si podría haber sido asesinada determinó que Paul había estado ebrio y conducía demasiado rápido.
Sin embargo, las especulaciones de que fue víctima de un complot para asesinarla siguen vigentes. Así, la detective francesa que dirigió la investigación sobre su muerte admitió que está frustrada porque un Fiat Uno que estuvo involucrado en el fatal accidente “todavía anda por ahí”.
Antes de que el Mercedes en el que viajaba Diana y Dodi se estrellara contra uno de los pilares de hormigón del túnel el automóvil rozó un Fiat Uno blanco, que fue testigo del accidente pero se alejó en la noche.
En una entrevista realizada para el documental transmitido por el Canal 4 Investigating Diana: Death in Paris, Martine Monteil, jefa de la brigada criminal francesa, dijo que estaba frustrada porque el conductor del Fiat Uno podría haber arrojado luz sobre lo que sucedió durante el accidente, pero nunca fue encontrado.
“Todo el mundo ha luchado por aceptar que la Princesa de Gales murió en un accidente mundano”, dijo Monteil.
Ella agregó: “Tengo frustración con el Fiat Uno porque me gustan los asuntos bien resueltos. Seguro que está ahí fuera, lamentablemente no lo tenemos. Pero el conductor del Fiat Uno, él no es el verdadero culpable”.
“Conduce tranquilamente y luego llega un Mercedes a gran velocidad y choca contra él. La responsabilidad sigue siendo del Mercedes”, añadió.
Eric Gigou, que pertenece a la brigada criminal, señaló: “Hicimos todo lo que pudimos para entender lo que pasó” y más de 1.000 personas fueron entrevistadas en la investigación por parte de las autoridades francesas. “En mi mente, la única puerta que permanece abierta es el testimonio del conductor del Fiat Uno”, indicó.
“Creo que todavía hay algunas personas que siempre creerán en las teorías de la conspiración, ya que obtienen las noticias de las redes sociales en lugar de los medios de comunicación convencionales. Pero creo que la mayoría de las personas sensatas saben que fue asesinada en una persecución por un conductor ebrio”, comentó Joseph.
“No creo en las teorías de la conspiración. No creo que la gente en Reino Unido siga creyendo en eso. No creo que haya preguntas sin resolver. Creo que fue un período- a mediados de los años 90- donde fuimos testigos de la aparición de internet y la ocupaba para promover las teorías de la conspiración”, señaló por su parte Owens. “Así que no me sorprende que haya habido teorías de conspiración en ese momento, al igual que en el momento de la muerte de John F. Kennedy. Cuando una figura pública muy conocida muere en circunstancias únicas, siempre va a haber otras personas contando historias, especialmente cuando esos individuos son bastante controvertidos”, concluyó.
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