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Lamberto Cisternas abre fuego y lanza candidatura a la presidencia de la Corte Suprema

El actual vocero del máximo tribunal distribuyó una carta entre sus pares en la que asegura: "no creo que sea suficiente la sola antigüedad" para elegir al sucesor de Haroldo Brito. Para que "exista una real elección, presento mi candidatura para la Presidencia, con el mayor respeto, pero muy convencido de mi planteamiento". Por tradición, le correspondería a Guillermo Silva encabezar la institución.

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Una carta comenzó a distribuir entre sus pares este viernes el vocero de la Corte Suprema, Lamberto Cisternas.

En la misiva, sorpresiva para algunos, el ministro lanzó su candidatura para convertirse en el próximo presidente de la Corte Suprema.

El próximo 18 de diciembre -en menos de dos semanas- el pleno del máximo tribunal debe elegir al sucesor de Haroldo Brito, quien asumió a la cabeza de la Corte Suprema en enero de 2018 y cumplirá próximamente los dos años que le corresponden en el cargo.

Por tradición, los supremos acostumbran elegir como presidente al ministro de mayor antigüedad. El criterio solo se ha quebrado una vez, cuando en 1998 los ministros optaron por elegir a Roberto Dávila y no a Osvaldo Faúndez.

Siguiendo la costumbre, le correspondería a Guillermo Silva -quien integra la primera sala- presidir el máximo tribunal en el siguiente periodo, un curso que podría modificarse con la irrupción del vocero del organismo.

Cisternas es la sexta antigüedad tras Carlos Künssemüller. Y aunque el magistrado termina su período en abril del próximo año, ya que cumple 75 años, la edad máxima para estar en la corte, en caso de prosperar su aventura presidencial podría extender año y medio su período.

"Presento mi candidatura para la Presidencia"

Antes de difundir la carta, Cisternas se comunicó con Silva. Sobre el contenido de la misiva, en ésta el ministro asegura no creer "que sea suficiente la sola antigüedad" para escoger al sucesor de Brito y entrega sus argumentos al respecto.

"En mi opinión -que es conocida, porque la he expresado con anterioridad- debe ser precisamente una elección; esto es, que decidamos entre dos o más de nosotros que se interesen por ejercer la presidencia, que presenten un esquema o programa de trabajo y que demuestren –con su palabra y sus acciones- que han estado atentos y activos en algunos de los diferentes ámbitos de la gestión de los tribunales. No creo que sea suficiente la sola antigüedad; pues si no va acompañada de las características señaladas, significa otorgar una especie de cheque en blanco, sin saber el rumbo que se dará a la presidencia, ni que temas serán prioritarios, ni cómo se ejercerá el liderazgo interno; ni como nos conectaremos con el resto de la comunidad, en especial en los tiempos que corren", se lee en los primeros párrafos.

Cisternas continúa planteando que "esto significa, en mi parecer, respetar cabalmente lo preceptuado por el Código Orgánico: "El Presidente será nombrado por la misma corte, de entre sus miembros" (artículo 93); por lo cual no existen preferencias o exclusiones (salvo el Presidente en actual ejercicio, que no puede ser reelegido). A diferencia de lo que ocurre en las Cortes de Apelaciones, en que las funciones de Presidente se desempeñan por los miembros del tribunal, turnándose cada uno por orden de antigüedad (artículo 57). Así las cosas y para asegurar que exista una real elección, presento mi candidatura para la Presidencia, con el mayor respeto, pero muy convencido de mi planteamiento". 

Junto con detallar las "tareas preferentes" para el máximo tribunal -entre ellas "preparar un planteamiento frente a la nueva Constitución" y eliminar las calificaciones del Poder Judicial-, Cisternas expone también su rol organización a lo largo de los años su trabajo previo a su arribo a la Corte Suprema.

El portavoz cierra sus palabras asegurando que le "anima un propósito fundamental: que tengamos verdadera elección y que podamos luego pedir cuenta del proyecto del trabajo presentado".

Tras la irrupción de Cisternas podría producirse una reñida elección al interior del tribunal. Ya en 2017, la llegada de Brito no estuvo exenta de polémica: obtuvo 14 de 21 votos.

Silva, en tanto, es cercano a Brito y fue ratificado en 2008 por la unanimidad del Senado luego de que su nombre fuera propuesto por la entonces Presidenta Michelle Bachelet.

La carta completa de Cisternas:

Apreciados colegas:
Deseo compartirles mis inquietudes respecto a la próxima elección de Presidente de nuestra Corte.
En mi opinión -que es conocida, porque la he expresado con anterioridad- debe ser precisamente una elección; esto es, que decidamos entre dos o más de nosotros que se interesen  por ejercer la presidencia, que presenten un esquema o programa de trabajo y que demuestren –con su palabra y sus acciones- que han estado atentos y activos en algunos de los diferentes ámbitos de la gestión de los tribunales.
No creo que sea suficiente la sola antigüedad; pues si no va acompañada de las características señaladas, significa otorgar una especie de cheque en blanco, sin saber el rumbo que se dará a la presidencia, ni que temas serán prioritarios, ni cómo se ejercerá el liderazgo interno; ni como nos conectaremos con el resto de  la comunidad, en especial en los tiempos que corren.
Esto significa, en mi parecer, respetar cabalmente lo preceptuado por el Código Orgánico: "El Presidente será nombrado por la misma corte, de entre sus miembros" (artículo 93); por lo cual no existen preferencias o exclusiones (salvo el Presidente en actual ejercicio, que no puede ser reelegido). A diferencia de lo que ocurre en las Cortes de Apelaciones, en que las funciones de Presidente se desempeñan por los miembros del tribunal, turnándose cada uno por orden de antigüedad (artículo 57).
Así las cosas y para asegurar que exista una real elección, presento mi candidatura para la Presidencia, con el mayor respeto, pero muy convencido de mi planteamiento.
Como pequeño esquema de actitudes o tareas preferentes a realizar señalo:
1) Coordinación y conocimiento oportuno entre nosotros de las distintas actividades que realizamos y de aquellas de la CAPJ, de la Academia Judicial y del Bienestar.
2) Respeto y control permanente del Plan Estratégico como marco general de acción.
3) Gran esfuerzo por hacer más oportuna (pronta) la justicia. Estricto cumplimiento de los plazos en el trabajo jurisdiccional. Insistencia en el cultivo del Lenguaje Claro. Mejorar la comunicación de la jurisprudencia en los niveles académicos y general.
4) Revisar los procedimientos internos y disponer lo necesario para que efectivamente sean breves en su ciclo completo: concursos, nombramientos, disciplinario, por ejemplo.
5) Preparar un planteamiento frente a la nueva Constitución, en los aspectos que directa o indirectamente se relacionan con el Poder Judicial.
6) Preparar y promover -por las vías pertinentes- modificaciones legales urgentes e importantes:
− Justicia territorial y/o nacional. Pequeñas causas.
− Sistema de nombramientos en el Poder Judicial.
− Procedimiento contencioso administrativo.
− Eliminar calificaciones en el Poder Judicial.
− Selección de asuntos a conocer por la Corte Suprema.
 
7) Mejoría permanente de la comunicación -interna y externa- de lo que hacemos y de la atención de los usuarios.
Este pequeño esquema, que tiene un sentido práctico e inmediato puede, ciertamente y sin duda alguna, ser mejorado con el concurso de todos.
Finalmente, pongo de relevancia que siempre me ha interesado y he trabajado por la organización y la gestión, en sus diferentes ámbitos. Así, y sólo en lo referido al Poder Judicial, recuerdo que participé durante años en el Consejo de Bienestar, en representación de la Corte de Santiago; que en ella también y durante años estuve a cargo de la Comisión de Martilleros -procediendo a la regulación de bodegas, metros cuadrados y clasificación, y a la modernización de la postulación al listado vía on line-; y en los tres años anteriores a mi llegada a la Corte Suprema presidiendo la Primera Sala (Tramitadora) en el periodo de gran alza de las protecciones de Isapre, para su agilización y posterior tramitación electrónica.
Ya en la Corte Suprema, he sido consejero en la CAPJ; Coordinador del Proyecto de Acceso a la Justicia de Grupos Vulnerables, que en los últimos cuatro años ha desarrollado más de 30 actividades; vocero suplente y luego titular; actual Presidente del Comité de Comunicaciones; integrante de Comité Estratégico; miembro de la Comisión de Transparencia; miembro de la Comisión encargada de revisar el Ante Proyecto de Reforma del Código Procesal Penal propuesto por el Ministro de Justicia; Presidente de la Comisión que preparó la reforma del Régimen Disciplinario (Acta 15-2018) y que efectuó su difusión en todas la Cortes; Presidente del actual proceso de evaluación de esa Acta y su aplicación, para proponer los ajustes necesarios.
Reitero, me anima un propósito fundamental: que tengamos verdadera elección y que podamos luego pedir cuenta del proyecto del trabajo presentado.
Esta nota, que está dirigida a todos los integrantes de esta Corte, por el mismo carácter general, no es reservada
Cordialmente
Lamberto Cisternas Rocha
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