Larraín y la molestia en Hacienda por la resistencia RN al "corazón" tributario
Ayer lo respaldó su jefe, el Presidente, al decir que la reintegración "no es negociable" como parte de la reforma tributaria. Pero el ministro ya había pasado un mal, mal rato, cuando un grupo de senadores oficialistas le abrió un flanco al sugerir dejar caer esa parte del proyecto por falta de votos. En su cartera insisten en que la lucha no está perdida, que justo él estaba negociando con la DC, y ponen la mira en Allamand y Ossandón.
Molesto, extrañado y descolocado es como describen algunos de sus interlocutores al estado de ánimo por el que ha pasado estos últimos días el ministro de Hacienda ante el vacilante destino de la reintegración tributaria, elevada ya a la categoría de ícono sagrado de esta reforma basal de la administración Piñera. A Felipe Larraín, cuentan, lo habría hasta indignado que un grupo de senadores gobiernistas llamara el viernes a buscar un "Plan B" dado que no hay votos en el Senado justo -afirman en su cartera- cuando él estaba personalmente afanado en conseguirlos.
Que entre los detractores de la idea de perseverar en ese mecanismo figuraran dos RN con pretensiones presidenciales -Andrés Allamand y Manuel José Ossandón-, cuentan los allegados al secretario de Estado, instaló otro clima en una discusión en la que al gobierno le ha costado ordenar a los suyos (además de dar señales contradictorias). En Hacienda insisten en reparar en esos dos nombres como quienes lideraron la "rebelión", aunque fueron más senadores los que dijeron en Pulso que había que explorar otro camino, y pese a que el mismo Larraín no ha polemizado en público con ninguno de ambos. Solo les mandó a decir la semana pasada "gracias por su sugerencia".
Ayer obtuvo más tranquilidad de boca del Presidente Sebastián Piñera cuando éste dijo que lo "esencial no se negocia", pero para entonces, Larraín ya había pasado por un mal rato. Estuvo en contacto con parlamentarios, algunos de las comisiones de Hacienda, como el senador Juan Antonio Coloma y el diputado Guillermo Ramírez. Los dos UDI fueron de los primeros en salir a apoyarlo, y este último criticó duramente -sin nombrarlos- a los partidarios de abandonar la reintegración. El senador Evópoli Felipe Kast incluso los trató de "desleales".
Larraín estaba descolocado, relatan en el oficialismo, porque sentía que desde su propio sector le estaban torpedeando su proyecto. Se había empeñado junto a otros ministros en cerrar el acuerdo con la DC que permitió que -el 23 de agosto- se aprobara la idea de legislar de la reforma en la sala, con votos de esa bancada. Para peor, el protocolo alcanzado (el 23 de junio) quedó con las firmas del Presidente Piñera, de la DC y de las pymes. Había un compromiso de por medio.
Si se aprueba un proyecto distinto en el Senado, recalcan en la UDI, se corre el riesgo de desconocer el pacto con la DC, lo que obligará a alargar hasta lo indecible el trámite del proyecto. En la Segpres calculan que la reforma podría demorar hasta fines de noviembre, sin descartar que obligue a una comisión mixta. Todo esto, con la tramitación en paralelo del Presupuesto 2020.
Los cercanos al ministro recalcan que la postura de los senadores RN le molestó, además, porque justo se encontraba afanado tratando de encontrar los votos DC que le permitan salvar toda la reforma en el Senado. Aunque Allamand y Ossandón han dicho que no están los votos, en Hacienda creen que todavía tienen margen para conseguirlos. En el edificio de Teatinos añaden, además, que ya llevan 14 meses embarcados en la negociación, y que si bien perderán en la Comisión de Hacienda -donde la oposición tiene a tres senadores y el oficialismo, a dos-, "todavía es muy posible obtener votos DC" e imponerse en el Senado. Allí el gobierno cuenta con 19 votos, a los que necesita sumar sólo tres para lograr la mayoría simple que se requiere para aprobar la reforma. En ese sentido, desde Hacienda aseguran que el flanco abierto por los RN es molesto pero no letal.
Esas mismas versiones insisten en que la reintegración "no está desahuciada". Que sí estaría en la UCI si esta fisura instalada por RN, dicen, hubiese ocurrido antes del pacto con la DC en la Cámara.
Con todo, sobre el estado de avance de las negociaciones hay más de una versión. Según una, Larraín y otros ministros han estado encima de los senadores decé. Según otra, tienen línea directa con el jefe de ese partido, Fuad Chahín. Pero según otra, hasta el momento no ha hablado con Ximena Rincón ni con Carolina Goic, las dos integrantes de la bancada DC que podrían pensárselo. Hasta este mediodía, la primera seguía dispuesta a rechazar el proyecto mientras no le cumplan condiciones, y la segunda no ha comprometido nada.
El factor Allamand y Ossandón
Parte de este clima enrarecido llegó ayer al comité político interpartidario de los lunes en La Moneda, donde sus integrantes hicieron -cuentan algunos de sus integrantes- un "pacto de silencio" para que no trascienda lo que se habla ahí. La reunión comenzó cuando Piñera ya se había cuadrado con Larraín, y hay que decir que existen versiones contradictorias de lo sucedido.
Ahí se encontraban el ministro de Hacienda y el senador RN Andrés Allamand, a quien los cercanos a Larraín y varios parlamentarios de Chile Vamos -cuentan en privado- responsabilizan de tratar de posicionarse como un gestor de un acuerdo exitoso, dejando de lado la reintegración y salvando al gobierno de una derrota. De que lo hace por un afán presidencial. Cosa que él rechazó ayer diciendo que "seguiré siendo uno de los senadores que más firmemente ha apoyado la gestión del gobierno", que "uno de los ejes de mi postulación presidencial es la proyección del gobierno a un segundo mandato" y que "hay una exageración en las eventuales diferencias".
El asunto es que, según algunos de los presentes, Larraín defendió la importancia de la reintegración para el proyecto, y que a continuación Allamand habría sostenido que -dado que antes el ministro Andrés Chadwick había dicho que "no era un dogma"-, se entendía que era algo negociable. Pero que lo apoyaría si el gobierno persistía. Otra versión sostiene que nunca hubo tal diálogo entre el ministro y el senador.
Eso sí, durante la misma mañana el RN reiteró a La Tercera PM: "Vamos a respaldar la reintegración, pero si fracasa se abre un nuevo escenario".
Otro asistente al encuentro hace notar que entre los dirigentes se consultó a los ministros cuál era la postura oficial y definitiva del gobierno y del bloque tras tanto vaivén entre herramientas, dogmas y planes B. El mismo testimonio asevera que Chadwick y Larraín habrían subrayado que la reintegración es intransable, incluso si hay riesgo de derrota.
Otra voz transmite que allí se dijo que "si en el Senado se ponen creativos" y vuelven a cambiar el proyecto, pues que entonces cuando el proyecto vuelva a la Cámara para su tercer trámite, será difícil contar con el mismo apoyo de la DC si para entonces no se les ha respetado el pacto.
Mirando todo esto, el senador Coloma -firme partidario de la reintegración- dice que "espero que estando yo y el senador José García representando a Chile Vamos en la comisión, y después de oír al Presidente y al ministro de Hacienda, haya quedado zanjado el tema".
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