Las negociaciones directas de Piñera en el traspaso de terrenos para el “Banco de Suelos”
Durante su último año, el mandatario intervino directamente en el programa "Compromiso Vivienda", con el que se espera construir 50 mil nuevos hogares en el país. La iniciativa se sustenta en el catastro de plazas fiscales, que desde el año pasado ha logrado reunir 273 terrenos a nivel nacional, y que permitirá generar subsidios en áreas céntricas de las ciudades.
Una de las crisis que más complica a las familias chilenas es el difícil -y, para muchas, casi imposible- acceso a la vivienda propia. Según cifras entregadas por el Presidente Sebastián Piñera, en el país existe un déficit “de aproximadamente 600 mil hogares”; un problema que golpea a casi 2,4 millones de personas.
En ese contexto, uno de los programas donde se abocó directamente el mandatario durante su último año de gestión ha sido el Compromiso Vivienda, con el que proyecta construir 50 mil nuevos hogares en todo el país. La iniciativa se sustentado en la creación del Banco de Suelos, un catastro que se inició el año pasado y que ha conseguido reunir 273 terrenos fiscales a nivel nacional, que totalizan 828 hectáreas.
Se trata de un proyecto multiministerial que Piñera, según relatan sus cercanos, tenía entre ceja y ceja. De ahí que se encargara en numerosas ocasiones de llamar directamente a ministros y administradores de los terrenos estatales para coordinarlos y conseguir que se concretara el traspaso de las propiedades al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).
Las trabas eran diversas, algunas, incluso, desde la propia administración, según cuentan fuentes de gobierno, que detallan que en la cartera de Bienes Nacionales miraban con suspicacia la entrega de diversos sitios que poseen en todo Chile.
Piñera, cuentan los conocedores del proceso, zanjó los conflictos. Intervino personalmente, pidiéndole al ministro Julio Isamit que gestionara los traspasos para echar a andar la política de Banco de Suelos. “Se perdió mucho tiempo en permutar a algunos terrenos. Si no hubiese sido por el Presidente, esto no resultaba, pues se requería una figura mayor que los ministros”, cuenta un cercano al proceso.
Isamit cuenta que desde que asumió como titular en la cartera de Bienes Nacionales, la principal complejidad de las negociaciones se dieron por el hecho de no tener la suficiente potestad para enfrentar el problema habitacional. “El Presidente nos mandató a coordinarnos muy fuertemente con Vivienda, porque pasa que muchas veces la gente llega a pedirnos terrenos cuando nosotros no somos los encargados de esa política, sino solo de la administración. Por eso creamos el Banco de Suelos”, asegura.
El ministro Felipe Ward reconoce que, apenas asumió en la cartera de Vivienda, Piñera le instruyó reducir los tiempos de espera para la entrega de las construcciones, además de aumentar la superficie y estándar de las viviendas sociales que se construyen.
El cuarto eje de esta política, asegura Ward, fue avanzar en la integración social de las ciudades. “Para eso, se hacía fundamental anticiparse y contar con una cartera de suelos públicos bien ubicados en los centros urbanos a lo largo del país, para ir superando la segregación que produce el construir en zonas que no cuenten con transporte o establecimientos educacionales cercanos”.
El Banco de Suelos
El proyecto de Banco de Suelos aborda el problema habitacional en Chile, disminuyendo la segregación de familias al entregarles una vivienda, prioritariamente, en las comunas donde residen los beneficiados.
En total, desde que comenzó a operar el plan, se han comprado y cedido desde distintos estamentos fiscales al Ministerio de Vivienda un total de 122 terrenos, equivalentes a 230 hectáreas, que permitirán construir 20.000 viviendas. De ellas, la mayoría serán otorgadas a través de los subsidios como el Fondo Solidario de Elección de Vivienda (DS49) y el de Integración Social y Territorial (DS19). La inversión total de las adquisiciones bordea las 4.858.300 UF, es decir, casi $ 150 mil millones.
A estos se suman otros 91 terrenos que componen la consolidación total del Banco de Suelo y corresponden a transferencias realizadas por Bienes Nacionales. Estas se ubican en 13 regiones y permitirán darle hogar a 19.000 familias, aproximadamente.
Finalizan el listado un total de 60 terrenos que eran propiedad de los Serviu a nivel nacional, pero que no contaban con desarrollo de proyecto habitacional. Estos suman 354 hectáreas, y permiten una cabida aproximada de 25.000 viviendas.
En cuanto a los plazos para entregar los nuevos hogares, el ministro Ward plantea que “las 50.000 viviendas serán entregadas, en su totalidad, entre 2024 y 2025″.
Sebastián Bowen, director ejecutivo de TECHO, mira con buenos ojos la iniciativa, aunque recalca que solo impactará a un 10% del problema total. “Es imposible estar en desacuerdo con este tipo de políticas. El problema es que aún quedan muchas más familias viviendo en condiciones de hacinamiento. Tras la pandemia, Chile quedó con un enorme número de campamentos, y sumado a la crisis y las nuevas tasas impuestas por los bancos, obtener la casa propia es un tema muy complejo”. asegura.
El proyecto piloto
Con la política de Banco de Suelos andando, el siguiente paso fue dar forma al Compromiso Vivienda. Y en la línea con la integración de las familias, se decidió lanzar la iniciativa en Lo Barnechea, una de las comunas con los suelos más caros del país.
Allí se construirán 500 viviendas en un el sector de El Huinganal, las que irán destinadas para dos comités de la zona: el Movimiento por la Dignidad y el Cerro Dieciocho. “Esto es un sitio de 9,8 hectáreas que pertenecía al Ministerio de Educación y luego pasó a Bienes Nacionales, pero que fueron cedidos a Vivienda para tener estos departamentos, que le entregarán una mucho mejor condición de vida a los propios vecinos de la comuna”, dice Cristóbal Lira, alcalde de la comuna precordillerana.
Según cercanos al proceso, Piñera pedía un reporte semanal sobre el avance de las adquisiciones. Y para destrabarlas, coordinó las gestiones con las carteras involucradas.
Al inicio, transparenta Lira, la idea era contar con 380 viviendas. Pero ahí intervino el mandatario: si se iba a ceder un suelo tan cuantioso (720.000 UF, según el avalúo fiscal), se debía aprovechar con una mayor cantidad de viviendas.
Por eso, ahora el proyecto está pensado para albergar a 500 hogares. “Solo tenemos la idea. Aún no hay un proyecto, pero lo estamos construyendo junto a vecinos, los comités de allegados y las autoridades”, comenta.
El valor comercial que tendrán estas viviendas, dicen desde el municipio, será de aproximadamente $ 70 millones. Tendrán no menos de 78 metros cuadrados y contarán también con áreas verdes. “Las familias podrán postular a estas viviendas a través del subsidio DS49. Eso financiará la mitad del proyecto, mientras que la otra mitad la colocará la municipalidad”, afirma Lira.
Según el alcalde, su comuna cuenta con un gran nivel de allegamiento y hacinamiento, que afecta a casi a 3.000 familias. “Ocurre que muchas familias, que siempre han sido vecinos de la comuna, terminan viviendo con sus hijos y sus nietos. Con el precio actual de las casas, es muy difícil comprar una aquí, pero la gente tampoco se quiere ir, porque aquí tienen sus redes, su vida”, explica.
Otras, como Marianela Vera (50), llegaron a aposentarse en la comuna hace dos decenios. “Llegué en 1998 desde Lago Ranco. Y aquí hice mi vida; estudié enfermería y desde hace años trabajo cuidando a recién nacidos de la misma comuna”, cuenta.
Marianela es dirigenta del comité Movimiento por la Dignidad, que agrupa a 158 familias. Cuenta que arrienda una pequeña casa construida en el patio de otra residencia, de no más de 30 metros cuadrados, donde vive junto a su hijo y un sobrino.
Desde 2008 comenzó a trabajar junto a otros vecinos para hallar una solución al problema habitacional. En 2010 consiguieron crear la personalidad jurídica de su comité y en 2015, asegura, encontraron disponible el terreno donde ahora se construirá su futuro hogar.
Detalla que el arquitecto Iván Poduje los guio para concretar el anhelado sueño. “Este es el piloto de la nueva política”, dice el urbanista, quien actuó probono junto a su oficina, Atisba, para cerrar todo. “Era impresentable tener estos terrenos abandonados con tantos vecinos viviendo en hacinamiento”, reconoce.
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