Razones de una movida compleja: qué se juega (y qué arriesga) Boric al defender un organismo 100% electo

LA MONEDA: 30 de noviembre 2022
FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

Su convicción personal de que es la vía que daría mayor legitimidad a un nuevo proceso, la concesión original de Javier Macaya y señales internas a sus adherentes, son algunos de los factores que inclinaron al Mandatario a asumir ese mecanismo como caballito de batalla en la recta final de las negociaciones constitucionales. En el oficialismo reconocen que si terminan cediendo para pactar por un órgano mixto -que es la fórmula que se está barajando ahora- tendrá un costo para el Presidente, quien -en todo caso- no estaría amarrado a ninguna alternativa.


Fue la línea roja que fijó el viernes pasado a sus partidos en La Moneda y así lo ha seguido reiterando en los días posteriores. El Presidente Gabriel Boric se la ha jugado públicamente por la necesidad de que el órgano que redacte una nueva Constitución sea 100% electo y no contemple integrantes designados, como ha pedido Chile Vamos.

“Hemos señalado que para nosotros es importante que este proceso tenga legitimidad ciudadana y eso requiere que los constituyentes sean electos, así lo hemos planteado. Desde la oposición han estado con diferentes posiciones, no importa, lo importante es que lleguemos acuerdo”, dijo el Mandatario el sábado, a horas de que el acuerdo se entrampara y la derecha planteara que no tenía votos para aprobar una cuestión de esa naturaleza y propusiera otra alternativa sobre la mesa; un órgano con 50 integrantes electos y 50 designados.

La intervención del Presidente -tras la presión de sus propios partidos-, sin embargo, se dio a destiempo de lo que, al menos el Socialismo Democrático, había cedido soterradamente en las negociaciones constituyentes. En el sector hace algunas semanas se instaló la idea de que si no se cedía en un órgano mixto, no habría posibilidad de acuerdo. Pero en lo público se cuadraron con el Mandatario.

¿El problema? Que desde ayer las negociaciones entre los partidos han tendido a dirigirse al contrario de la fórmula defendida por Boric. De hecho, ya se reconocen conversaciones por un órgano mixto con una proporción de 70%-30% y 80%-20%.

En La Moneda admiten que el Mandatario quedará en una posición compleja en caso de que sus coaliciones cedan y el acuerdo termine con un órgano mixto y no 100% electo como él ha insistido. Según fuentes que han conversado con Boric, dentro de sus razones para defender la postura de un órgano 100% electo, están que habría asumido -tras reunirse con el presidente de la UDI, Javier Macaya- que la fórmula que abordaron en esa cita podía flotar. Así al menos se lo habría transmitido el líder gremialista.

Con eso en mente y habiendo conversado con otro de los negociadores durante esas horas, el Presidente se convenció de intervenir y hacer suya esa propuesta que ya generaba supuesto consenso. El problema se le abrió al Mandatario, dicen las mismas fuentes, cuando Macaya quedó sin piso político en su partido, cuyos dirigentes se enteraron por la prensa de la fórmula que estaba negociando directamente con Boric y sin haberla socializado previamente con referentes de la colectividad.

Ese hecho político, dicen en Palacio, dejó las negociaciones en punto muerto, pero también dejó al Mandatario en una posición incómoda. Y cuando RN y otros sectores de la UDI le dieron un portazo a la idea de un órgano 100% electo, y reinstalaron la proporción 50 y 50, La Moneda definió mantenerse en la línea fijada públicamente por el Presidente.

Y la decisión responde a varios factores. Por un lado, que en el gobierno interpretaron que no podían hacerse cargo de los problemas internos de la UDI, menos aun cuando el interlocutor en este caso había sido su principal dirigente. Pero también, que si la propia derecha había concedido esa fórmula como una posibilidad cierta de acuerdo, no tendría sentido para el oficialismo soltar ahora su caballito de batalla.

Otro factor -que no es menor y así lo reconocen en el oficialismo- son las señales que deben dar los partidos al denominado flanco izquierdo. “Ya hemos concedido demasiado”, repiten en Apruebo Dignidad apuntando a lo que se han denominado “tutelajes” al nuevo proceso como el árbitro, el que exista un anteproyecto y el que -en caso de que el órgano sea 100% electo- sea el Congreso el que ratifique por 4/7 el texto propuesto previo al plebiscito de salida. Esa última concesión, de hecho, para algunos en el oficialismo sería altamente costosa.

Por lo mismo, el defender con uñas y dientes el órgano 100% electo también constituye una señal a sectores que ya están desafectados con las importantes concesiones que han hecho los partidos de gobierno durante las tratativas. Al menos, si terminan cediendo, la lectura será que se hizo todo lo posible por esa alternativa.

Ayer quedó en evidencia -de hecho- que los partidos están dando señales a sus bases con posturas que saben no sean, probablemente, las que se terminen imponiendo. Ese fue el caso de un tuit de Convergencia Social que incluso tensionó las negociaciones. Adjuntando imágenes de personeros de la UDI y RN, la cuenta institucional del partido escribió: “No hay democracia sin la voz y el voto de la ciudadanía Porque la Constitución es la guía del país y no se puede hacer sin escuchar las demandas del pueblo de Chile. ¡No dejemos que queden en manos de los mismos de siempre!”.

En Palacio, en todo caso, aseguran que el Presidente no está amarrado con fórmulas y que si bien tiene la convicción de que el órgano 100% electo es lo mejor y daría mayor legitimidad al proceso, siempre ha dicho que hay que hacer lo necesario para llegar a un acuerdo. Por lo mismo, también le pidió a sus colectividades actuar con flexibilidad en las tratativas.

¿Cómo hacerse cargo del inminente giro?

En el oficialismo están conscientes de que todos pagarán costos en esta negociación y que ningún sector saldrá indemne. Sin embargo, si se concreta lo que se ha deslizado hasta ahora en las negociaciones y el oficialismo termina cediendo a un órgano mixto, la “voltereta” no será inocua.

Esto, sobre todo, porque ya luego de la derrota del plebiscito del 4 de septiembre -donde se impuso el Rechazo-, el Mandatario había optado por replegarse y enfocarse en una agenda ciudadana, alejado del tema constituyente. Con su ofensiva de ahora, no obstante, volvió a la primera línea haciendo uso de su liderazgo para agilizar las tratativas.

En La Moneda, eso sí, desdramatizan los costos de un eventual giro y recalcan que el Presidente no se pierde y que lo relevante para el país es lograr un nuevo pacto social. “El Presidente, ante todo, está por que haya nueva Constitución”, dice una fuente que ha conversado con él en las últimas horas.

Algunos negociadores del Socialismo Democrático aseguran que quien se “farreó” el organismo 100% electo fue la disuelta Convención Constitucional y que todas las encuestas dan cuenta que esa alternativa ya no tiene respaldo ciudadano. Por eso, dicen, las explicaciones deben apuntar a que -pese a que el sector hizo lo posible- no estaban dadas las condiciones para que la derecha aceptara esa fórmula.

Por otro lado, en sectores como el partido del Presidente, Convergencia Social, apuestan a dilatar el acuerdo hasta el viernes, algo que también -admiten- podría descomprimir el giro ante sus adherentes.

“Lo político no puede desacoplarse de estas discusiones de desarrollo que estamos dando. Por eso es importante que los partidos lleguen a acuerdo pronto, esta semana, a un acuerdo respecto del proceso constituyente, para que tengamos una nueva Carta Fundamental que otorgue estabilidad un nuevo pacto social a nuestro país y que sea legítima ante los ojos de la ciudadanía”, dijo el Presidente Boric esta mañana.

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