Los roces que no se vieron y quedaron en el anecdotario de la discusión de Presupuesto en la Cámara
Las fuertes discusiones políticas que se han dado en la cámara baja han sido acompañadas de diferentes escenas fuera de protocolo a lo largo de esta semana. A pesar de que quedarán como una especie de “chascarros” en el debate, los diputados -principalmente de oposición- no las dejaron pasar e hicieron reclamaciones a la mesa de la Corporación.
Un extraño reclamo hizo el diputado Agustín Romero (republicano), principal representante de su bancada en el debate presupuestario, en la tarde del miércoles.
En momentos en que se discutían los fondos para los Servicios Locales de Educación, que sistemáticamente estaban siendo rechazados por los legisladores de oposición, independientes y algunos descolgados del oficialismo, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, se paró de su asiento y se dirigió aparentemente al baño, ubicado detrás de la testera.
“¿Corresponde que el ministro de Hacienda esté conversando con dos diputados de la Democracia Cristiana, o tiene que ir a la oficina de la Secretaría General de la Presidencia?”, consultó molesto Romero.
La queja del republicano causó extrañeza en la sala, incluso, motivó bromas y risas de los diputados respecto de por qué era cuestionable que el ministro fuera al baño, independiente de que sea algo poco usual.
Incluso, el diputado Daniel Manouchehri (PS) tomó la palabra para defender el derecho del ministro de ir al baño. “El comentario del diputado Agustín Romero respecto de la visita o no visita del ministro de Hacienda al baño, sobrepasa cualquier nivel de decencia para esta sala. Ni siquiera que dejen ir al ministro al baño tranquilo, sobrepasa los límites”, manifestó el diputado socialista.
Quien también arremetió contra Romero fue Consuelo Veloso (FA), quien calificó de “bajeza” la intervención del republicano. “Sobrepasa cualquier tipo de discusión política de la más baja que podamos tener”, manifestó la diputada, pidiendo a Cariola que lo llame al orden.
Después de la polémica, que algunos legisladores la tomaron con desagrado y otros como objeto de burlas, se supo las razones de la queja de Romero.
Dado que se estaban rechazando los fondos variables de los servicios educativos en todo el país con votos de la DC, el republicano interpretó que Marcel le había pedido a dos diputados democratacristianos, Eric Aedo y Ricardo Cifuentes, que se restaran de estas votaciones para conversar alguna solución.
Aparentemente, según la lectura de los republicanos, el ministro habría optado por negociar detrás de un gran panel de cobre que adorna la testera y que justamente lleva a un baño.
Sin embargo, ante el riesgo de que la ausencia de los DC fuese crucial para salvar los recursos de los SLEP, Romero prefirió denunciar el hecho, ya que en términos reglamentarios los ministros solo pueden hablar en la sala y no pueden pararse de su asiento para hacer gestiones de última hora con los legisladores.
El pauteo
El martes, en tanto, en la noche ocurrió otra polémica con Hacienda.
Cuando se estaba discutiendo precisamente la partida del ministerio de Marcel, un asesor de la Dirección de Presupuesto, al que se la autorizó ingresar a la sala, comenzó a hacer gestos como la mano para indicar cómo debían votar los diputados -levantando su dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo-, lo cual también causó molestia entre diputados opositores.
Quien exteriorizó el enojo de los legisladores de derecha fue el jefe de la bancada de la UDI, Gustavo Benavente, quien expresó: “No sé quién es la persona que está de camisa de blanca, pero no puede indicar las votaciones y realizó un gesto indicando cómo votar. Así que la persona que está de blanco ahí sentado al lado del ministro que no lo vuelva a hacer y desde este momento le pedimos que se retire de la sala”.
Inmediatamente, la presidenta de la Cámara, Karol Cariola, explicó que le habían pedido al asesor no hacer gestos en medio de la votación, pero que podía estar presente debido a un acuerdo previo al que habían arribado los propios diputados.
Por lo mismo, es que Benavente solicitó que el funcionario de la Dipres se retirara de la sala, pero no encontró la unanimidad de los diputados presentes.
“Si hay algún asesor que está indicando le hago el llamado de atención y el llamado al orden con una primera advertencia al asesor”, manifestó Cariola.
Sin embargo, la polémica no quedó ahí, pues al día siguiente Francisco Undurraga (Evópoli) volvió a hacer el punto en el debate.
Cariola, por su parte, recordó que se hizo el respectivo llamado al orden y que los secretarios de Estado tampoco podían hacer estos gestos. “Hemos sido enfáticos en que los ministros y la directora tienen la posibilidad de intervenir durante la discusión, es decir, desde que iniciamos el debate hasta que termina. Una vez iniciada la votación, sólo tienen posibilidades de intervenir en la medida que la sala entrega la unanimidad para ello, y para hacer reserva de constitucionalidad”, sostuvo.
En la mesa de la Cámara explicaron que al funcionario se le permitió volver a ingresar, pero con una severa advertencia para evitar ese tipo de gesticulaciones para orientar la votación.
La peluquería
En otra de las polémicas, pasado el mediodía del miércoles, se vio a la diputada Ericka Ñanco (FA) peinando a su par de bancada Andrés Giordano.
La escena provocó un reclamo de las bancadas de derecha, por lo mismo, es que el diputado Cristian Labbé (UDI) hizo un punto de reglamento por “falta de orden en la sala”.
“Anda circulando un video en redes sociales en donde dos parlamentarios están jugando a la peluquería en plena discusión del presupuesto”. Es por eso que el parlamentario pidió que se revisaran las cámaras y llamaran al orden a los frenteamplistas.
“Es una falta de respeto, sobre todo a los alumnos que nos están viendo hoy día (...) estamos dando una clase muy vergonzosa como parlamento”, acusó el gremialista.
Cariola, en tanto, le respondió que iban a acoger la solicitud de revisar las cámaras, pero que tenía la Comisión de Ética para hacer el punto.
El hecho motivó una autocrítica en la bancada de Giordano, quien reconoció su error.
“Entiendo que esos 30 segundos estuvieron fuera de lugar”, dijo el diputado. “Podría haber salido de la sala para ordenarme, pero opté por no perder de vista los temas que se estaban discutiendo porque, como dije, esa es mi prioridad”, añadió.
No obstante, ya superado el incidente, desde el Frente Amplio optaron por tomar con humor lo ocurrido y dar vuelta la página.
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