Lavín, ¿socialdemócrata? La definición según intelectuales y los reparos en la UDI
Detrás del "no te equivocas" que contestó ayer cuando le preguntaron si se definía bajo una ideología que pertenece al ideario de cierta parte de la oposición, que está en la trinchera opuesta a los postulados de derecha y para qué decir de la UDI, está eso: definiciones. Dos sociólogos y un académico entendidos en esto desmenuzan a qué debiese oponerse -bajo estas banderas- el candidato presidencial no confeso después de todas las cosas que dijo este fin de semana. Ello, mientras en el gremialismo no ocultaron su incomodidad con la nueva definición del alcalde.
“Si tú eres socialdemócrata, estás en contra de una visión extrema del capitalismo como el ordenador de toda la vida social. La socialdemocracia requiere de un Estado regulador, fuerte, que morigere los resultados del mercado”, define el sociólogo Ernesto Ottone, quien fuera asesor de un Presidente inspirado en esa ideología. Académicos como Jorge Fábrega -doctor en políticas públicas y que enseña en la UDD- cree que “un socialdemócrata debe oponerse a que toda solución de políticas públicas se tenga que hacer con un Estado que es solamente mínimo, que deje todo a la empresa privada y a la autorregulación”.
Y el presidente de la Fundación Socialdemócrata, el sociólogo Juan Eduardo Faúndez, piensa que un socialdemócrata al menos “debe estar en contra de un estado subsidiario, en contra del negacionismo a las violaciones de los derechos humanos en Chile, en contra de la privatización del agua y debería estar en contra de los privilegios tributarios de las segmentos de más altos ingresos”.
La lista de requisitos que debería cumplir alguien que se proclame socialdemócrata en la versión 2020 de Chile tiene estos y otros apartados, pero confluyen en puntos ancla. Mientras los comentarios y críticas se apilan ahora que Joaquín Lavín se declaró como tal (”no te equivocas”, contestó anoche en CNN Chile cuando se lo preguntaron) y algunos especulan hasta dónde podrá llegar electoralmente con este discurso, La Tercera PM le pidió a estos tres entendidos en la materia que conceptualmente pusieran la pelota sobre el piso. Ello, mientras en paralelo la nueva definición del alcalde generó incomodidad en la UDI, su partido, que dirige Jacqueline van Rysselberghe,
Otra cosa es si estiman verosímil o no la jugada del alcalde UDI, más allá de que en La Tercera Domingo dejara dicho que el Estado subisidario “se mantenga en unas cosas sí y en otras no”, que deba “garantizar derechos sociales”, que predique el “fin de la focalización” y políticas sociales “más universales”.
“Hoy la socialdemocracia ya no está ligada al movimiento obrero como en sus inicios”, precisa Ottone tras repasar que sus raíces políticas se remontan al del Siglo XIX, a Carlos Marx y otros pensadores, y a sus sucesivos cambios y divisiones que se bifurcaron en “la tendencia revolucionaria y bolchevique, y la tendencia reformadora que encabezaron Bernstein y Kautsky, que llevaron adelante el Partido Socialdemócrata alemán y los países nórdicos”. Y que ha tenido como concepción “que ya no trata de superar al capitalismo, sino de controlar, morigerar y regular las desigualdades que provoca”.
En este apartado teórico y el papel del Estado, Fáundez agrega que “el elemento fundante de la socialdemocracia es la justicia social, y eso requiere un Estado de bienestar social que ayude a mitigar desigualdades, y de tener condiciones de mercado en el cual todos los actores de la sociedad se vean beneficiados”. Por mitigar, pone como ejemplo tener “cargas impositivas redistributivas; mejorarla es un pilar basal”.
Fábrega coloca otro punto. Que la socialdemocracia en Chile consiste “en decirle a la sociedad que hay ciertos mínimos y ciertas correcciones que son estrictamente necesarias para que un mercado sea en beneficio de los ciudadanos. Eso implica que el Estado tiene que tener un rol mucho más activo”.
Las cosas han cambiado mucho eso sí, hace ver Ottone, porque -por ejemplo- “ya no existe la economía globalizada”, pero “los valores del Estado de bienestar siguen siendo vigentes, y unidos al tema de las libertades individuales”.
“No sé si sea Saulo cayendo de rodillas a la entrada de Damasco”
Los límites teóricos tienen más bemoles, pero llevado a la práctica, si Lavín fuese socialdemócrata hay otros pies forzados, según los consultados. Ottone estipula que “si lo eres, no podrías estar a favor de ningún tipo de autoritarismo, no podrías estar a favor de una visión en la cual los intereses privados priman por sobre el interés público”. Y que “no puedes estar por ningún tipo de dictadura, ni de izquierda ni de derecha; tienes que rechazar el populismo, y tienes que ser una persona que considera que el mercado no es el organizador del conjunto de actitudes sociales”.
Faúndez agrega que bajo esa definción, Lavín debería bregar por “un Estado universal de derechos sociales, partiendo por educación, salud, vivienda”. Fábrega, que “hay ciertos tipos de bienes y servicios de una sociedad que correspondn a un derecho, y que por lo tanto el Estado tiene la obligación de participar en ellos, aun cuando tenga consecuencias en el funcionamiento del mercado”.
Con todo esto y más ¿puede ajustare Lavín a esto y a lo que implica? “Es difícil entrar en la mente y en el corazón de las personas. No sé si sea Saulo cayendo de rodillas a la entrada de Damasco, que sería una interpretación benevolente, o un pragmático que ve la necesidad de decir estas cosas porque sabe que le agradan al pueblo. Como decía Groucho Marx, si no le gustan mis principios, también tengo otros”, grafica Ottone.
Él advierte que “hay que evitar la frivolidad en las palabras para un debate político serio”, pero “no hago un juicio de condena: me alegro que un hombre que viene de la derecha autoritaria históricamente cambie y se percate que Chile necesita este tipo de soluciones. Pero otra cosa es el uso frívolo, superficial, para ganar votos de centro”.
Faúndez es más drástico. “No se puede ser socialdemócrata y al mismo tiempo gremialista y de la UDI; es incompatible”, dice “porque el partido niega el rol del Estado en la mitigación de desigualdades, y sigue apostando por un mercado desregulado”. Piensa que “el papel y la palabra aguantan de todo” y que “ser socialdemócrata no es un eslogan para ganar más votos”, pero también sostiene que “sean bienvenidos actores que desde la derecha se abran a este discurso; si llegase a ser así, estaríamos ad portas de un Chile mucho más justo”.
Fábrega tampoco cree que ser socialdemócrata sea compatible con ser gremialista o UDI. “Si vamos a los principios, claro que no es compatible. Hoy, en que está todo mezclado, uno puede encontrar todo tipo de cosas, los discursos están revueltos. Pero el gremialismo es mucho más suspicaz, tiene mucho más rechazo a un Estado mucho más activo. Eso es algo que rechaza el gremialismo en sus fundamentos”, y que -en contraste- “el concepto de estado subsidiario genera sospechas en el mundo de la social democracia””.
Las alarmas en la derecha
Como era de esperar, las declaraciones de Lavín encendieron las alarmas de inmediato en Chile Vamos. En la UDI dicen que el que Lavín se tildara de socialdemócrata “fue lo que más dolió” y generó incomodidad en el gremialismo, debido a que es una definición que se asocia a la “izquierda”. Asimismo, reconocen que la postura de Lavín sobre el “apruebo” -que si bien era conocida al interior del partido-, les genera un flanco adicional porque debilita la postura mayoritaria de la coalición y, por ende, puede influir en que exista un resultado final más bajo de lo esperado en el referéndum próximo, que es lo que, a toda costa, quieren evitar.
De hecho, los del “rechazo” buscan al menos sacar entre un 30% y un 40% en el próximo plebiscito para evitar que la derrota sea tan dura ideológicamente y que la izquierda se “empodere”.
En ese sentido, en la UDI reconocen que están ante un “dilema” porque si bien no comparten varios de los planteamientos de Lavín, no pueden salir a criticarlo públicamente debido a que es la carta presidencial mejor posicionada del sector y quien buscan que sea su candidato en los comicios presidenciales de 2021.
En ese sentido, varios parlamentarios, si bien reconocen un malestar interno, sostienen que no están sorprendidos porque es parte de la estrategia de Lavín para “ampliar” su electorado de cara a la presidencial. Esto, más allá de que él diga que quiere seguir siendo candidato. “El mejor candidato es el que dice que lo es”, repiten en el partido.
Así, en la colectividad algunos parlamentarios reconocen que les hubiese gustado que Lavín no dijera todo lo que dijo y que esperan que no se despliegue territorialmente y que no haga campaña activa a favor del “apruebo” ya que recalcan que ya “marcó el punto”. De todas formas, las mismas fuentes rescatan varios de sus planteamientos, entre ellos, en materia de integración e inclusión social, lo que aseguran, es un “sello UDI”.
“Nos hubiera encantado que estuviera por el rechazo, más que nada porque nosotros no le creemos a la izquierda. Ellos han dicho que quieren terminar con la propiedad privada, que quieren terminar con el ahorro de los trabajadores, que quieren terminar con el derecho preferente a los padres”, aseguró a La Tercera PM Van Rysselberghe.
En esa línea, agregó que “creo que en eso se equivoca Lavín, pero es más bien de forma que de fondo”, argumentando que “las diferencias están en el camino”, pero que comparten el contenido de los dichos de Lavín.
“A mí la palabra socialdemócrata no me gusta mucho porque se asocia con la izquierda, pero la UDI en su principios defiende la democracia y tenemos una inspiración social y popular que surge desde nuestros orígenes, por lo tanto, desde esa perspectiva nos sentimos identificados. No creemos que la preocupación por llevar mejor calidad de vida a las personas sea patrimonio de la izquierda”, añadió.
En tanto, el senador Iván Moreira sostuvo que quienes están con molestos con los dichos de Lavín deben tener en cuenta que él es la única carta competitiva en el sector y que, en ese sentido, ”si el costo para ganar la presidencial es que Joaquín Lavín vote ‘apruebo', tenemos que ser prácticos en la UDI en nuestro sector; de lo contrario, estaríamos entregando la presidencia a la izquierda”.
De esta manera, Moreira agregó que “lo más práctico es respetar su decisión y seguir apoyándolo. Nosotros tenemos que poner énfasis en ganar la constituyente si es que perdemos el plebiscito”.
De todas formas, el senador intentó bajar el perfil a los dichos del jefe comunal y señaló: “La definición de Joaquín Lavín de socialdemócrata solo fue un lapsus, porque le faltó decir independiente”.
Como sea, la preocupación de algunos parlamentarios UDI es que la postura de Lavín termine alejando a la derecha “más dura” y, por ende, fortaleciendo en el sector el liderazgo de José Antonio Kast.
Con todo, hay quienes dicen sentirse absolutamente representados por los dichos de Lavín, más allá de que esté por el “apruebo”. El diputado Guillermo Ramírez aseguró que comparte lo planteado respecto a la focalización e integración, y recalcó que el liderazgo del jefe comunal es el indicado para ser el próximo Presidente, mientras que la jefa de senadores UDI, Ena von Baer, afirmó que “la socialdemocracia chilena está planteada por el proyecto de desarrollo que planteó la Concertación. ¿Quiénes son los herederos hoy de la Concertación? Claramente no es la Nueva Mayoría, que rechaza el legado de la Concertación”.
Y agregó: “Y nosotros ya planteamos en la campaña del Presidente Piñera que había que construir sobre el Chile que hemos desarrollado entre todos en los últimos 40 años, y hacer cambios especialmente enfocados a una política social más amplia, que abarque a la clase media”.
Como sea, Van Rysselberghe sostiene que ahora “el desafío de hacer instalar de que los cambios que se hagan no sean a partir de cero”, en una hoja en blanco, sino defendiendo los principios del sector.
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