Libertad condicional para el asesino que inspiró El Adversario de Emmanuel Carrère

Carrere La Tercera

Condenado a cadena perpetua y luego de 26 años en la cárcel por asesinar a su mujer, sus dos hijos y sus padres, Jean-Claude Romand (65) podrá salir del encierro. A partir de su caso, ocurrido en 1993, el reconocido autor francés rastreó su pasado, se carteó con él y lo visitó en prisión, encuentro que relata en su novela publicada el 2000.


Es un gran lector. Es amable, sonríe y cita a autores, de Philippe Claudel a Albert Camus. Pero Jean-Claude Romand (65) también es un criminal. Un hombre que asesinó a su familia. En la cárcel estuvo a cargo de la biblioteca, participó en talleres literarios e incluso comenzó a estudiar japonés. En las audiencias del juicio en su contra, entregaba folletos a los asistentes con un fragmento del libro La caída, de Camus: "La mentira es un crepúsculo que pone en valor cada objeto".

Durante 18 años Jean-Claude Romand disfrazó una vida ideal: padre de familia, hijo ejemplar, decía ser médico investigador de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su discurso era una completa mentira. Solo había cursado hasta segundo año de Medicina.

El ciudadano francés, nacido en 1954, salía todas las mañanas de su casa en Prévessin-Moëns, en la frontera con Suiza. Entonces se internaba en el bosque y caminaba. Se perdía divagando entre sus fantasías mentales, inventando congresos científicos y condecoraciones que nunca existieron. Sobrevivía con dinero prestado de familiares y amigos a quienes convenció de millonarias, pero falsas inversiones.

El sábado 9 de enero, de 1993, acorralado tras ser descubierto en su maquinaria de imposturas, Jean-Claude Romand mató a su mujer a golpes, y más tarde con un rifle a su hija Caroline, de 7 años, y a su hijo Antoine, de 5 años. Luego se dirigió a la casa de sus padres, en Clairvaux-les-Lacs (Jura), donde, después de comer con ellos, los asesinó de varios disparos. Viajó esa noche a París y estuvo con su amante, a quien no logró matar. A su regreso a casa, previo a tomar una alta dosis de barbitúricos, prendió fuego a todo. Pero Jean-Claude Romand sobrevivió.

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Jean-Claude Romand, el criminal francés conocido por haber asesinado en 1993 a su esposa, a sus dos hijos y a sus padres.[/caption]

Ese mismo día, mientras Romand mataba a su familia, el escritor francés de Emmanuel Carrère asistía a una reunión escolar con su hijo Gabriel, de 5 años, la misma edad que el hijo del criminal. Tres días después, Carrère leyó un artículo en el periódico Libération sobre el caso Romand. Así comenzó a darle forma, ese año 1993, a su libro El adversario. Sin embargo, hubo varios intentos de inicios fallidos. A pesar de ello Carrère, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2017, avanzó, investigó, se carteó con el criminal y lo visitó en la cárcel de Châteauroux (Indre), al norte de Francia.

Condenado a cadena perpetua y tras pasar 26 años en prisión, Jean-Claude Romand acaba de recibir libertad condicional. El proceso judicial no será inmediato. Según la fiscalía, el plazo límite para ejecutar la decisión del tribunal de apelación es el 28 de junio. Una vez en libertad condicional, Romand estará sometido a "vigilancia electrónica por dos años" y, los diez siguientes, a medidas de "asistencia y control", dijo la fiscal general de Bourges, Marie-Christine Tarrare.

Crimen o plegaria

"Todos se preguntaban: ¿cómo hemos podido vivir tanto tiempo al lado de este hombre sin sospechar nada? Todos buscaban en su memoria el recuerdo de un instante en que esa sospecha, algo que hubiese podido propiciarla, les había asaltado", escribe Emmanuel Carrère en El adversario. La novela publicada hace 19 años, fue reeditada en español en 2018 por editorial Anagrama, en la nueva colección Compendium.

Los horrores de Romand también inspiraron películas como El empleo del tiempo (2001), de Laurent Cantet y La vida de nadie (2002), del cineasta español Eduard Cortés.

Luego de varios inicios fallidos, Emmanuel Carrère no solo contactó a los cercanos a Romand, amigos y familiares, también se comunicó con el mismo asesino en la cárcel. Así comenzó una relación formada por una serie de cartas.

"Lo que me da todavía un poco de fuerza hoy es, en primer lugar, en esta búsqueda de la verdad (…) Al escribir en estas palabras, pienso en una frase de Claudel: 'El tiempo es el sentido de la vida'", apunta Romand en una misiva enviada a Carrère, fechada el 10 de diciembre de 1996. Tres años después de ingresar a prisión.

Es por esos días cuando el autor de Limónov y El Reino visita en la cárcel a Romand. "Sus sonrisas eran un poco excesivas, y las mías también. No hubo ni grandes silencios ni efusiones dostoievskianas. Hablamos de todo un poco, a la manera de la gente que, sin conocerse bien, ha coincidido en vacaciones y descubierto puntos de interés en comunes. Ni una palabra del pasado", escribe Carrère en El adversario.

En la siguiente carta, Romand le preguntó al escritor la marca de su perfume. Y le señalaba: "Seguramente le parecerá estrafalario, pero creo conocerlo y quizás al identificarlo encuentre los recuerdos inherentes a ese olor".

Carrère escribe, tras seis años tratando de finalizar su libro, a modo de conclusión: "De que Jean-Claude Romand no representa una farsa para los demás, de eso estoy seguro; pero el mentiroso que hay en él, ¿no la representa para sí mismo? Escribir esta historia solo podía ser un crimen o una plegaria".

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