Lo que concluyó la PDI tras pesquisar los celulares del entorno de María Ercira, que ya cumple siete meses desaparecida

Marías

El 17 de septiembre el juez Daniel Henríquez, del Juzgado de Garantía de Limache, autorizó revisar por 60 días las líneas telefónicas de 13 personas con alguna relación en el caso. Eso sí, el fiscal Guillermo Sánchez ha sido enfático en señalar que hasta ahora no hay antecedentes que le permitan sospechar de la participación de terceros.


Como parte de la indagatoria en torno a la desaparición de María Ercira Contreras (86), de quien se perdió el rastro hace más de siete meses en Limache, la Policía de Investigaciones ha realizado varias diligencias para dar con su paradero.

Entre esas labores, los detectives investigaron los llamados telefónicos de una serie de personas que ese día, el 12 de mayo, estuvieron presentes en el sector del Fundo Las Tórtolas, donde la familia de la mujer llegó a almorzar para celebrar el Día de la Madre. Parte de esas personas cuyos teléfonos fueron pinchados son de la familia de María Ercira, en una diligencia que, según explicó el propio fiscal Guillermo Sánchez, forma parte del protocolo en casos de desapariciones de personas que se prolongan por varios meses.

Las medidas intrusivas fueron autorizadas por el juez Daniel Henríquez, del Juzgado de Garantía de Limache, el 17 de septiembre, y estas se extendieron por 60 días. En total se investigaron las líneas telefónicas de 13 personas, también están los nietos de la víctima.

Una de las personas cuyo rastro telefónico fue observado fue uno de sus hijos, Maximiliano Hernández. En el informe de la PDI se señala que su hijo describió a María Ercira como “una mujer independiente y activa, aunque con algunos problemas de memoria y una rodilla derecha que , si bien no le impedía caminar, limitaba su movilidad en terrenos complejos. Hasta la fecha nunca se había extraviado”.

Teléfonos pinchados

Es en ese informe, al cual tuvo acceso La Tercera, donde se sostiene que este hijo mantuvo su teléfono apagado antes, durante y en horas posteriores a la desaparición de su madre. “Esta situación suscita diversas hipótesis, como un posible cese voluntario del uso de la línea, problemas técnicos en el dispositivo, desconexión de la red celular o la inserción de otra SIM card. Es esencial un análisis más detallados para entender las causas de esta inactividad de alrededor de 37 horas”, dice el informe policial.

Este hecho, que ya había sido publicado por La Tercera, fue explicado por su entorno familiar: él “siempre” mantiene el teléfono apagado los domingos “para no interrumpir su descanso”. Así las cosas, entre las diligencias que el fiscal Sánchez tenía pendiente estaba tomar su declaración para que este explique los motivos por los cuales mantuvo su teléfono apagado el día de la desaparición de su madre.

Quien también fue indagado por la PDI en cuanto a sus líneas telefónicas es Rodrigo Cortez, pareja de una de las nietas de María Ercira. Su madre y su pareja fueron quienes organizaron el almuerzo.

En su declaración a la PDI, Cortez también hizo referencia a que la mujer, en ocasiones, “olvidaba ciertas acciones, como guardar objetos”. Eso sí, dijo desconocer si “tenía un diagnóstico médico”.

Al igual que Hernández, Cortez también mantuvo su teléfono apagado durante un periodo, lo que aparece registrado en las conclusiones de su rastreo. “Este lapso inactivo, de aproximadamente 15 horas, resulta especialmente relevante porque coincide con una interrupción similar en la línea telefónica de Maximiliano Hernández, hijo de la víctima, quien también presentó una ausencia de actividad desde el 11 de mayo hasta las 23.26 horas del 12 de mayo”.

Otra de las personas cuyas líneas fueron pesquisas fue Mónica Kleinert, administradora del fundo que pertenece a su madre. Kleinert hoy se encuentra en Estados Unidos. De acuerdo al informe de la PDI, Kleinert “expresó consternación y compromiso con la investigación, subrayando que el fundo ofreció toda la colaboración posible y que este tipo de incidente nunca había ocurrido en el establecimiento”.

El tráfico telefónico de Kleinert se registró desde el 1 de mayo hasta el 2 de julio, cuando esta salió del país hacia Estados Unidos, donde permanece hasta el día de hoy.

En las conclusiones se señala: “El 12 de mayo su línea muestra actividad constante en Limache, predominantemente en estaciones base cercanas al Fundo Las Tórtolas. Se registran 42 llamadas en total, incluidas comunicaciones destacadas: dos llamadas a las 20.19 y 20.25 con Roberto Cantillana (contacto y amigo de Maximiliano Hernández) y varias llamadas al portero Jacinto Ayala y al sistema de apertura del portón del fundo. Esta actividad indica un flujo elevado de comunicaciones dentro del lugar hasta las 23.51, reflejando consistencia con lo declarado.

María Elcira Contreras

Por último, el informe incluye los registros de dos cuidadores del recinto. Uno de ellos es Jacinto Ayala, cuidador del fundo, quien trabaja allí hace 21 años. Ayala, de 66 años, también reside en el lugar. De acuerdo a su testimonio, el 12 de mayo hubo “gran concurrencia en el fundo”. En un momento, según dijo a la policía, un hombre le preguntó si había visto a su madre, ante lo cual respondió que “nadie había salido a pie”. “Luego la dueña del lugar informó sobre la desaparición, y él revisó los alrededores sin éxito”.

“Finalmente, Ayala señaló que en sus años de servicio nunca había ocurrido un caso similar, ya que el lugar suele ser familiar y seguro para los visitantes”, señaló.

“El análisis de tráfico telefónico y georreferenciación realizado sobre la línea asociada al sujeto “muestra una actividad consistente en el área del Fundo Las Tórtolas, donde el dispositivo fue ubicado durante el día y momento de los hechos a través de estaciones de base cercanas”, dice parte de las conclusiones. En su parte final se indica que el sujeto mantuvo contacto con un teléfono el 6 de junio, quien a su vez contactó a otro número el 3 de agosto. Sobre esto último, los detectives sugieren investigar el vínculo o identidad del titular del último número para “establecer posibles relaciones relevantes en la investigación”.

Las interceptaciones telefónicas son parte de las numerosas diligencias de la PDI en torno al caso, que también incluyen la revisión de la cuenta bancaria de la víctima, entrevistas y revisión de cámaras de seguridad. Dichos insumos permitieron que los investigadores abrieran nuevos focos de indagatorias. Con todo, el fiscal Sánchez ha sostenido que, hasta ahora, no cuenta con antecedentes que le permitan sospechar que en el caso hubo participación de terceros.

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