Los detalles de cómo se negoció el mayor intercambio de prisioneros desde el fin de la Guerra Fría

Evan Gershkovich, quien fue liberado por Rusia, reacciona después de desembarcar de un avión en la Base Conjunta Andrews en Maryland, EE.UU., el 1 de agosto de 2024. Foto: Reuters

El proceso que llevó a la liberación del periodista del diario The Wall Street Journal, Evan Gershkovich, el activista ruso Vladimir Kara-Murza y el examarine Paul Whelan, entre otros, comenzó hace más de dos años.


Las conversaciones que condujeron al mayor intercambio de presos entre Rusia y Occidente el jueves y que llevaron a la liberación del periodista del diario The Wall Street Journal, Evan Gershkovich; el activista ruso, Vladimir Kara-Murza, y el examarine Paul Whelan, entre otros, comenzaron hace más de dos años, pocos meses después de la detención de la jugadora de básquetbol estadounidense Brittney Griner en Rusia, en febrero de 2022. Según reportes de prensa, se realizaron a través de diferentes canales y en una variedad de formatos.

Según el medio The Insider, a principios de 2022, el periodista búlgaro Christo Grozev propuso un intercambio conjunto de prisioneros con Estados Unidos y Alemania. La figura clave de Occidente sería Vadim Krasikov, condenado debido a una investigación conjunta de The Insider y Bellingcat, mientras que su contraparte del lado ruso sería el líder opositor Alexei Navalny.

“Si bien fue una decisión moral difícil de tomar, ya que el asesino había acabado con la vida de un solicitante de asilo checheno/georgiano, parecía ser la única manera de garantizar al menos una oportunidad de cambio político en Rusia. También era la única manera de lograr que muchos estadounidenses, alemanes y rusos injustamente encarcelados se pudrieran en prisiones rusas”, dijo Grozev, citado por el portal letón The Insider.

La publicación indicó que, en un principio, el Kremlin pensó que sólo necesitaba negociar con Estados Unidos, suponiendo que Washington podría influir en los europeos. Sin embargo, Krasikov fue arrestado por Alemania, lo que hizo que la participación de Berlín fuera crucial para las conversaciones. El presidente ruso Vladimir Putin esperaba intercambiar a Krasikov por Evan Gershkovich, que había sido arrestado el 29 de marzo de 2023 específicamente para el intercambio.

Presos detenidos en Rusia
Evan Gershkovich, Paul Whelan y Alsu Kurmasheva, que fueron liberados de su detención en Rusia, posan para una fotografía en el Kelly Field en San Antonio, Texas, EE.UU., el 2 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Así, el 2 de abril, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, llamó al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y le dijo a su homólogo que estaban reteniendo a un periodista legítimo. “Es un periodista que trabaja para un medio de comunicación internacional y respetado”, afirmó. “Las afirmaciones de que estaba espiando son escandalosas y falsas. Su gobierno ha cruzado la línea”.

Lavrov respondió que Gershkovich había sido “pillado con las manos en la masa” y dijo que “el hecho de que sea periodista no le otorga inmunidad”, detalló un funcionario estadounidense.

Blinken respondió: “Usted conoce bien nuestro país. Conoce bien nuestro sistema. Ambos somos adultos. Usted sabe que, a pesar de todos nuestros esfuerzos por obtener información, no utilizamos periodistas”.

El plan de Putin fracasó porque los alemanes no mostraron ningún interés en los “espías estadounidenses” detenidos en Rusia y solo estaban dispuestos a discutir el intercambio de Krasikov por Navalny. “Las negociaciones se complicaron también por el hecho de que la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, consideraba inaceptable la liberación del asesino a sueldo Krasikov, que era un asesino convicto y Rusia ofrecía a cambio presos políticos acusados falsamente de espionaje”, escribió The Insider.

En octubre de 2023, parecía que se había llegado a un consenso general que apuntaba a un intercambio de ocho por ocho, con Krasikov y Navalny como figuras principales.

El 16 de enero de 2024, el Presidente Joe Biden llamó al canciller alemán Olaf Scholz, invitándolo a una reunión en la Casa Blanca, donde el tema de los prisioneros iba a ser el principal de la agenda. Scholz dijo que lo lograría. “Lo haré por ti”, indicó la agencia Reuters

Estados Unidos y Alemania comenzaron a negociar un acuerdo antes de la reunión en persona que tuvo lugar el 9 de febrero. Por primera vez llegaron a un acuerdo inicial sobre un acuerdo que incluía a Krasikov.

Se concretaría después de que los dos líderes se reunieran y lo enviaran a Rusia, según acordaron.

Vadim Krasikov
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, saluda al ciudadano ruso Vadim Krasikov, quien fue liberado en un intercambio de prisioneros entre Rusia y países occidentales, durante una ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional de Vnukovo en Moscú, el 1 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Pero la oferta nunca se envió porque el 16 de febrero Navalny moriría en una colonia penal del Ártico. Estados Unidos había perdido la parte del acuerdo que atraía a los alemanes, temían los funcionarios estadounidenses.

Ese mismo día, el asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, tenía una reunión programada con los padres de Gershkovich. Les dijo que todavía creía que había un camino a seguir.

La muerte ocurrió mientras se celebraba la Conferencia de Seguridad de Munich, una reunión anual de aliados de Estados Unidos y Europa.

En abril de 2024, Alemania manifestó su interés potencial en un intercambio asimétrico: Putin tendría que liberar a varios presos políticos solo por Krasikov. En Rusia, la dinámica de las negociaciones también estaba cambiando ya que Sergei Beseda, jefe del Quinto Servicio del FSB, que era el negociador clave del lado ruso, perdió interés en el intercambio, después de una serie de fracasos y escándalos de corrupción.

En junio de 2024, Putin reemplazó a Beseda por Alexei Komkov, quien revitalizó el proceso de negociación. En esa época, el BND alemán, representado por el subdirector Philip Wolff, se unió oficialmente a las conversaciones.

Según The New York Times, un punto de inflexión se produjo el 25 de junio, cuando un grupo de oficiales de la CIA se sentó frente a sus homólogos rusos durante una reunión secreta en una capital de Medio Oriente.

Los estadounidenses lanzaron una propuesta: un intercambio de dos docenas de prisioneros presos en cárceles de Rusia, Estados Unidos y repartidos por toda Europa, un acuerdo mucho más grande y complejo que lo que cualquiera de las partes había contemplado anteriormente, pero que daría a Moscú y a las naciones occidentales más razones para decir que sí.

Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir Putin, da la bienvenida a ciudadanos rusos, incluidos Artyom Dultsev, Anna Dultseva y sus hijos, luego de un intercambio de prisioneros entre Rusia y países occidentales, durante una ceremonia en el Aeropuerto Internacional de Vnukovo en Moscú, el 1 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Los espías rusos llevaron la propuesta a Moscú y, pocos días después, el director de la CIA estaba hablando por teléfono con un jefe del espionaje ruso y acordaban los amplios parámetros de un intercambio masivo de prisioneros. El jueves, siete aviones diferentes aterrizaron en Ankara (Turquía) e intercambiaron pasajeros, lo que puso fin con éxito a un intenso esfuerzo diplomático que se desarrolló casi en su totalidad fuera de la vista del público, indicó el periódico estadounidense.

Los prisioneros rusos fueron liberados gracias a un indulto presidencial que, contrariamente a la creencia popular, no requiere formalmente una admisión de culpabilidad, ni siquiera una petición de indulto.

El sorprendente acuerdo se produjo en el contexto geopolítico de la sangrienta guerra en Ucrania, donde Estados Unidos está enviando armas letales al frente de batalla con el objetivo de matar al mayor número posible de tropas rusas.

Y llegó a su conclusión -dijo The New York Times- incluso cuando el Presidente Joe Biden, que se involucró personalmente en las negociaciones en puntos clave, estaba perdiendo lentamente la esperanza de continuar su intento de reelección después de un desastroso debate televisado que tuvo lugar dos días después de que la CIA le diera a los rusos lo que resultó ser la nueva oferta decisiva.

Según la agencia Reuters, hace dos semanas, la administración Biden recibió la información formal de que Rusia estaba lista para aceptar el acuerdo, dijeron funcionarios estadounidenses. “A principios de julio, los rusos habían acordado en principio (el canje) y luego, a fines de julio, lo aceptaron”, dijo un funcionario estadounidense. “Luego nos pusimos manos a la obra” y un grupo de trabajo interinstitucional comenzó a trabajar para finalizar los complicados acuerdos para el canje, comentó a Reuters funcionarios estadounidenses.

Evan Gershkovich
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, saluda a Evan Gershkovich, quien fue liberado de su detención en Rusia, a su llegada a la Base Conjunta Andrews en Maryland, el 1 de agosto de 2024. Foto: Reuters

Esto sucedió mientras el futuro político de Biden se desmoronaba. En la mañana del domingo 21 de julio, Biden, enfermo de Covid, llamó desde su casa de vacaciones en Delaware al primer ministro de Eslovenia para concretar una de las últimas partes del acuerdo sobre los prisioneros. Menos de dos horas después, anunció que se retiraba de la carrera presidencial. “El acuerdo que hizo posible esto fue una hazaña de diplomacia y amistad”, dijo Biden el jueves en breves declaraciones desde la Casa Blanca, flanqueado por familiares de los prisioneros, citó The New York Times.

Según el diario The Wall Street Journal, el acuerdo final no tenía precedentes en cuanto a su escala y complejidad. Incluía a Gershkovich y Krasikov, pero también a otros dos periodistas encarcelados, presos políticos rusos, cuatro alemanes y los espías encubiertos de Eslovenia, Noruega y Polonia. El director de la CIA voló a Ankara, el lugar del intercambio, para discutir la logística con el jefe de espionaje de Turquía. El acuerdo con Rusia era frágil y una filtración errónea podría hacer estallar todo.

El equipo de Biden, dijo Reuters, comenzó a trabajar, en secreto, en una serie de cuestiones logísticas internacionales que debían funcionar como un reloj para que el acuerdo se pudiera ejecutar. Esta semana, Sullivan llamó a las familias de los estadounidenses detenidos con un mensaje: es hora de venir a la Casa Blanca y reunirse con el presidente. Tenía algunas novedades sobre su caso.

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