La segunda autoridad en intervenir en la 77 Asamblea General de las Naciones Unidas será el Presidente Gabriel Boric. Así -según confirman en el gobierno- se informó durante los últimos días a la embajadora de Chile ante el organismo, Paula Narváez.

La relevancia de la cumbre -que tendrá lugar desde el 20 de septiembre en Nueva York- es evidente: será la primera vez que el Mandatario participe de un encuentro de ese nivel y, por lo mismo, no es poco lo que se juega.

En el gobierno comentan que la Cancillería ya tiene avanzado un borrador interno con los ejes del discurso que emitirá el Mandatario en Estados Unidos, cuyos énfasis luego deben ser afinados con los equipos de la Presidencia, el Segundo Piso y el propio jefe de Estado.

Como ha sido la tónica de su participación en instancias multilaterales, se espera que Boric aborde cuestiones como la importancia del respeto a los derechos humanos sin importar el color político del gobierno que los vulnere, sobre todo, en el entendido de que la elección del Consejo de DD.HH. del organismo -y que Chile busca integrar- se dará pocos días después de la Asamblea, en el mes de octubre.

Asuntos como la crisis climática, migraciones, la política exterior turquesa y feminista y temas de cooperación, también podrían ser parte de algunos o de sus énfasis. Además de reiterar la necesidad de que América Latina tenga “una sola voz”, como recalcó en su paso por la Cumbre de Las Américas.

El foro multilateral estará marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania y es probable, dicen las mismas fuentes, que Boric no se abstenga de dar algún mensaje en ese sentido.

En el gobierno no esconden que el resultado del plebiscito, además, podría darle un cariz distinto a la alocución del Mandatario. Un triunfo del Apruebo o del Rechazo, también tendrá un impacto en la imagen del país a nivel de política internacional, reconocen en el gobierno.

Además del discurso del Presidente, en la Cancillería también se encuentran coordinando la agenda del Jefe de Estado con su par de España, Pedro Sánchez. Los españoles tomaron contacto con Chile para hacer un gesto -en el marco de la Asamblea- al cumplirse 50 años del histórico discurso que emitió en la instancia Salvador Allende, antes del golpe de Estado de 1973.

El Estado chileno sigue en sus esfuerzos por conseguir los votos que le aseguren -en los comicios de octubre- integrar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Si bien la candidatura se había definido en el gobierno anterior, la nueva administración optó por continuar con el objetivo de obtener un lugar en la instancia.

Hasta ahora, desde el gobierno miran con “optimismo razonable” las posibilidades de Chile ante sus contrincantes Costa Rica y Venezuela.

Que Chile logre ese espacio cobra más relevancia tras la polémica decisión de la Cancillería de no respaldar la candidatura de Claudio Grossman ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Para sustentar esa determinación, la cartera apuntó -entre otras razones- a que Chile tenía concentrados sus esfuerzos y recursos en intercambiar votos para estos comicios, lo que hacía complejo que la aspiración del jurista tuviera éxito. Por eso, reconocen en el gobierno, si Chile no logra imponerse la derrota será aún más amarga.

Por lo mismo, en el gobierno señalan que funcionarios chilenos se están desplegando para conseguir los apoyos. Un rol importante, según las mismas fuentes, está jugando Narváez, su par ante la OEA, Sebastián Kraljevic, y la representante de Chile ante las organizaciones internacionales con sede en Ginebra, Claudia Fuentes-Julio. Lo mismo respecto del secretario general de política exterior, Alex Wetzig.