Los últimos días de Tati Penna, la figura que con su estilo marcó a la TV chilena
La también cantante falleció esta mañana como consecuencia de un agresivo cáncer al tórax aparecido hace solo unas semanas. Le sobreviven dos hijos de su matrimonio con Jaime de Aguirre, ambos también vinculados al mundo de la música. En su huella profesional, diversas voces destacan que fue una de las primeras mujeres en tener opinión en una TV marcada por el conservadurismo.
La cuenta de Twitter de Tati Penna aún sirve para dar un vistazo general de lo que fueron sus últimos meses: atenta hasta fines de marzo de todo lo que sucedía en el país, comentando o replicando noticias y comentarios que tenían que ver con la pandemia, el manejo del gobierno en la crisis sanitaria y la política chilena en general.
Cuando hace cerca de un mes el Covid-19 iniciaba su segunda ola en el país, también sugería algunas canciones, como Las estatuas en versión de Mercedes Sosa.
En síntesis, la cantante y conductora de TV trataba de seguir vinculada a lo que siempre le gustó -la contingencia-, pese a que su estado de salud se había visto aquejado por una esclerosis múltiple aparecida en 2014. También, hace menos de un mes, se le diagnosticó un agresivo y repentino tumor cancerígeno en la zona del tórax, lo que fue la causa definitiva de su fallecimiento esta mañana, a los 61 años. En su círculo más cercano, aún estaban shockeados por la aparición de este mal.
De hecho, murió en su residencia, rodeada por sus más cercanos, mientras anoche parte de su familia -incluyendo su ex esposo, Jaime de Aguirre- también la visitó ante su complejo cuadro de salud. En el 2020 de la pandemia, salió muy poco de su casa, realizando el tratamiento de su esclerosis a través de telemedicina.
Su familia la conforman sus hijos Constanza y Santiago, ambos de su matrimonio con De Aguirre, uno de los ejecutivos más relevantes de la TV local desde los años 90. Mientras Constanza adquirió notoriedad pública como participante de la primera temporada del programa buscatalentos The Voice Chile (Canal 13), Santiago también está consagrado a la música como guitarrista, mánager y productor. Penna hoy vivía con su marido, Claudio Nicholls.
Pero si las redes sociales de la fallecida intérprete sirven como termómetro de sus años más recientes, también ilustran otro de sus costados: su perfil como una de las figuras con carácter y opinión más propia que surgió en la pantalla chilena durante los 90, en una TV cruzada aún por la seriedad, la etiqueta y la escasez de puntos de vista que los rostros tenían en torno a temas como la política, la sexualidad o la igualdad de género.
Según algunos consultados, Penna rompió ese libreto y fue una de las primeras mujeres en aparecer mucho más empoderada que sus coetáneas: tras cantar en el grupo Abril e interpretar para la campaña del No la canción No lo quiero No, No, junto a Cecilia Echenique, Isabel, Javiera y Tita Parra, saltó a la televisión con matinales como Canal 11 al despertar y Buenos días a todos.
Pero después, en Canal 11 (RTU por esos días), vino su época más sobresaliente: a partir de 1993 se hizo cargo de espacios nocturnos como Escrúpulos, donde hablaba con invitados de diversa índole sobre temas ásperos como la militancia política, las relaciones sexuales, el divorcio o las críticas hacia el mundo de la TV, las que en otros canales siempre se intentaron camuflar y difícilmente formaron parte de sus respectivas parrillas.
El crítico de TV Rodrigo Munizaga contextualiza: “Las mujeres en TV eran meros adornos de los conductores en los años 60 y de ahí en adelante. Hacían las menciones comerciales, sonreían, pero no podían opinar. Tati Penna fue precursora de un estilo tan común hoy, pero tan distinto a como era en 1992: locuaz, reflexiva, directa. Y eso marcó escuela. Ella era morena, frontal, algunos decían que no tan femenina como Margot Kahl, que era rubia, más sometida a su coanimador, más belleza europea, más como el Chile aspiracional del regreso a la democracia. Hoy muchos pueden recordarla con cariño, pero no nos engañemos: en los 90 todos prefirieron a Margot Kahl, porque era “menos” chilena que Tati Penna. Chile cambió, seguro, pero hace no tanto”.
Nicolás Quesille, uno de los responsables de los contenidos del programa Escrúpulos, comenta: “Creo que ella fue parte del proceso de democratización del contenido, junto con ella este país fue evolucionando, saliendo de una dictadura, pero también había que abrir la mentalidad. Nadie contaba lo que hacían los curas debajo de la sotana, pero nosotros, desde nuestro lado, los cuestionábamos permanentemente y hablábamos de temas tabú. De sexo no se hablaba, era muy difícil hablar de la palabra condón y la homosexualidad. Era difícil hablar de divorcio o de un hijo que no era aparte de un matrimonio formal. Toda esa libertad que tenemos hoy para hablar de esos temas empezó a construirse, entre otras personas, a través de la Tati”.
La productora Jacqueline Cepeda también conoció de cerca a Penna, en la época del Buenos días a todos, y adhiere. Incluso más: cree que el estilo que muchos conductores explotan hoy en la pantalla, más frontal y vehemente, tiene en parte su origen en el estilo de Penna.
“Era una mujer pionera en marcar contenido. Marcaba la diferencia en eso, siendo que hacíamos un programa de entretención, el Buenos días a todos. Era una muy mujer culta, se manejaba muy bien en pantalla. Manejaba a sus entrevistados bien. Llevábamos distintos políticos y marcaba la diferencia en el sentido de hacer entrevistas con preguntas interesantes, donde no les dejaba espacio libre a los invitados, también los intervenía. Como lo hace Julio César Rodríguez hoy día, pero eso ya lo hacía la Tati. Por eso es una mujer trascendental y marcó diferencia en la TV que yo la conocí en el 92”.
“Ella era una mujer empoderada, una mujer distinta, llamaba la atención porque era una mina súper potente. Empoderada frente a los hombres. Un sexo femenino fuerte, que es la mujer que nosotros vemos hoy día, ya era la Tati Penna”, define la productora.
Mauricio Correa la llevó a trabajar al matinal Canal 11 al despertar y también sintoniza con una visión similar a la de sus pares: “Desde mi punto de vista, era una profesional muy abierta y muy dispuesta, que rápidamente tomó una posición dentro del mundo de la TV, ya que en la época en que ella apareció había pocas mujeres que condujeran programas y fueran periodistas. Las periodistas estaban circunscritas en programas informativos o de entrevistas, ni siquiera a leer noticias. Por lo tanto, ella tenía opinión, como era periodista, sabía de dónde sacar la información y eso marcó la diferencia”.
“En esa época eso se hizo notar. No era común. Ella fue la primera que como periodista tenía opinión, porque antes estaba la Paulina Nin, la Susana Palomino. Ella fue cambiando el estilo de esos programas”.
El último trabajo en televisión de la periodista fue en Sin Dios ni late, en Vía X, para luego retirarse debido al complejo cuadro de salud que la empezó a afectar.
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