Marta Herrera, la “faraona” anticorrupción que podría convertirse en la primera fiscal nacional de la historia
La jefa Jurídica de la Fiscalía Nacional decidió salir de la segunda línea y atreverse a concursar para liderar la institución a la que ingresó hace 21 años. Considerada una de las mujeres "fuerte" del Ministerio Público, es la única abogada que logró pasar la prueba ante la Corte Suprema, quedando en tercer lugar de la quina. Sus contendores han querido instalar que representa la continuidad de su exjefe, Jorge Abbott, pero desde su círculo más estrecho desmienten tal versión y para ello desclasifican desconocidos episodios en que la también académica de la U. de Chile debió enfrentar la pérdida de poder y pugnas con otras altas ejecutivas de la repartición fichadas desde el exterior del organismo.
Cuando la abogada Marta Herrera Seguel (49) se presentó ante el pleno de la Corte Suprema en la primera etapa del concurso para fiscal nacional, varias imágenes recorrieron su cabeza. La principal, el rostro de su madre, quien falleció en 2010, cuando la abogada esperaba a su primera hija, Magdalena. Marta Seguel, dueña de casa y madre de cuatro hijos, siempre le comentaba a su esposo cuando pasaba por calle Pío Nono por el frontis de la Escuela de Derecho de la U. de Chile que su sueño era que una hija suya estudiara ahí. Varias décadas después la actual jefa Jurídica de la Fiscalía Nacional cumpliría el anhelo de la mujer más importante de su vida y no sólo eso: ahí estaba de pie ante 20 ministros del máximo tribunal del país para convencerlos de que merece ser la primera fiscal nacional de la historia. Un prendedor hecho a mano con mostacilla, que simula la figura de una niña, fue su amuleto. Era el último regalo de Marta Seguel a Marta Herrera poco antes de morir. Y la suerte estuvo de su lado: con nueve votos se convirtió en la única mujer de la quina para fiscal nacional y la tercera preferencia de las altas cúpulas del Poder Judicial.
Al interior del Ministerio Público Herrera es considerada una mujer fuerte. Algunos dicen que es una especie de “zar” anticorrupción, delitos en los que se ha especializado, pero como es mujer la llaman “faraona” en sus equipos de trabajo. Ingresó en 2001 a la institución que aspira a liderar y desde el 2007 es una de las principales jefas del organismo siendo directora de la unidad especializada que revisa los denominados delitos de “cuello y corbata” y, a la vez, directora de la Unidad Jurídica de la Fiscalía Nacional.
Sus detractores han instalado que su candidatura es “continuidad” de la gestión del exfiscal nacional Jorge Abbott. Sin embargo, sus cercanos descartan tal versión y es más desclasifican episodios que dan cuenta que los últimos 7 años Herrera tuvo sus “tira y afloja” con su exjefe y en particular con sus otras asesoras. Desde el Congreso, explican, la opción de la abogada sería viable sólo si es capaz de desmarcarse de la última gestión y en ese sentido -sostienen- solo se podrá ver si es que el Presidente Gabriel Boric la elige y propone ante la Cámara Alta. Esto, porque quien sea propuesto debe primero pasar un alto test: una exposición ante la Comisión de Constitución de la Corporación. Y aunque son otros los aspirantes que más resuenan en la sede del Parlamento en Valparaíso, sus cercanos apuestan a que la ministra de Justicia, Marcela Ríos, cumpla y se la juegue por nominar a quien podría convertirse en la primera fiscal nacional de la historia.
La pérdida de poder
De la pérdida de poder de Herrera en los últimos años y que demostraría que no estaba tras todas las decisiones que tomaba Abbott dan cuenta altos funcionarios del Ministerio Público. Un abogado recuerda que cuando asumió Abbott la abogada estaba con posnatal, ya que había tenido a su segundo hijo: Agustín. A Herrera la había nominado en esos puestos el exfiscal nacional Sabas Chahuán con quien venía desde la Fiscalía Occidente donde era su asesora. Entonces al volver la autoridad no tuvo más que ratificarla. Cercanos al abogado sostienen que no lo hizo por el fuero, sino por sus capacidades profesionales.
Fue en 2016 cuando tuvo que empezar a medir fuerzas con dos abogadas externas que Jorge Abbott había recientemente fichado. La primera de ellas, Nelly Salvo, estuvo a sólo puestos de Herrera el lunes 7 de noviembre, ya que la ahora secretaria de Contraloría también participó del concurso para fiscal nacional. La relación de ambas nunca fue buena y los problemas comenzaron, recuerdan testigos, cuando Abbott le quitó a Herrera la función de “seguimiento legislativo” que por reglamento era de la Unidad de Asesoría Jurídica que ella encabezaba. El entonces jefe del ente perseguidor penal había decidido traspasar esta responsabilidad a Salvo, quien ejercía como gerenta de la División de Estudios. La explicación, recuerdan fuentes de la época, era que esta última venía del mundo político, recientemente había sido asesora del ministro del Interior Jorge Burgos y mantenía lazos con el Parlamento.
La segunda externa que llegó en la era Abbott fue la directora ejecutiva nacional Francisca Werth. Con esta última Herrera tampoco tuvo una relación fluida, ni estrecha. En definitiva, pese a sus altos cargos en la Fiscalía Nacional quedó marginada del círculo de hierro de esa administración. Otra demostración de esto, sostienen cercanos a la profesional, quedó manifiesta en la solicitud de remoción que diputados del Frente Amplio emprendieron en 2018 en contra del exfiscal nacional. En su estrategia de defensa ante la Corte Suprema su principal asesora fue Salvo, los contactos con el Congreso también quedaron en manos de ella y Herrera sólo se limitó a testificar sobre los casos que eran parte de la petición de los parlamentarios con la que buscaban sacar al jefe del organismo.
Los casos políticos
Herrera sabía que si algo le podía pesar en esta candidatura era, justamente, lo casos de financiamiento irregular de la política y corrupción que ha tramitado el Ministerio Público y que la unidad que dirige ha asesorado. Y es que cuando estos estallaron fue toda la clase política la que se vio envuelta en irregulares formas de financiar las campañas. Por eso, dicen sus cercanos, algunos políticos no la quieren. Pese a eso y en el seno del ente perseguidor penal no pocos fiscales adjuntos le pidieron que postulara. Aunque no sacara ni un voto, le decían, era necesario tener una alternativa de una mujer fuerte que tenga ADN de la institución y no una externa. Eso y el apoyo familiar la motivaron, primero sin tantas expectativas y ahora con la ilusión de ser elegida, pese a que sus más fuertes contendores sacaron ocho votos más que ella, coronando una inédita votación en la Corte Suprema.
Tras la formalización de Pablo Longueira, de Jaime Orpis, Marco Enríquez-Ominami, Jovino Novoa y otras tantas figuras políticas siempre ha estado la asesoría técnica de la unidad que dirige. Y es que es una de las abogadas de la institución con mayor expertise en la materia. Ha participado, en representación del ente persecutor, en diversos foros nacionales e internacionales en materias de proceso penal, corrupción, violencia de género, ética y probidad, responsabilidad penal empresarial, etc. Participó de la defensa de Chile ante la OCDE en el marco de la evaluación del cumplimiento de la Convención para combatir el cohecho a funcionario público en transacciones comerciales internacionales.
Delitos de “cuello y corbata”
El expresidente del CDE, Juan Ignacio Piña, comenta a La Tercera PM sobre las cualidades que hacen de Herrera una buena candidata a suceder a Jorge Abbott. “He tenido ocasión de trabajar con ella en dos dimensiones distintas. Por una parte como presidente del CDE, que en ciertos ámbitos tenía un trabajo muy estrecho con el Ministerio Público y que en gran parte era liderado por ella. En esa época hizo esfuerzos muy destacables de coordinación e incluso se firmó un convenio entre las dos instituciones. Además de su rigor y profesionalismo, me pareció muy destacable el compromiso para la mejor investigación y enjuiciamiento de delitos que nos interesaban profundamente como los de corrupción y criminalidad compleja. Muchos de los éxitos en la persecución de esos delitos fueron fruto de la adecuada coordinación interinstitucional que propició. Por otro lado, he tenido la oportunidad de coincidir con ella académicamente, tanto en programas de posgrado como en múltiples foros y seminarios. Tengo la mejor impresión de ella también en ese ámbito, especialmente como profesora de Derecho Procesal y en materias de criminalidad corporativa en la que ha hecho aportes muy valiosos”.
Y es que Herrera no sólo cumplió el sueño de su madre de estudiar en la casa de Bello, sino que también durante 14 años fue académica en esa escuela.
Otro abogado que destaca su perfil es el exdirector de Chile Transparente, Alberto Precht, quien sostuvo que “los 8 años que estuve ahí me tocó trabajar estrechamente con Marta Herrera y su equipo, junto con ella y la cooperación de la Unión Europea, se lograron por ejemplo los proyectos referente a protección a víctima de testigos de corrupción, junto con ella también tuvimos un gran apoyo cuando formamos nuestro centro de atención a víctimas y testigos de corrupción mediante el cual le pudimos dar medidas de protección a denunciantes anónimos por ejemplo de instituciones armadas, y eso fue muy importante”.
Agregó que “siempre de ella hubo un apoyo, bueno mucho profesionalismo de ella y del equipo que lideraba, lo mismo también en cuanto a las redes que tiene dentro del Ministerio Público, el poder conocer las causas y los fiscales y evidentemente se notaba ahí que la buena relación que tenía con los distintos estamentos del Ministerio Público. Bueno, junto con eso destacar su profesionalismo, su apertura, gran diálogo, fue también muy clave en la preparación anticorrupción de la APEC, por ejemplo y de otras materias internacionales y de cooperación internacional donde era muy importante la materia anticorrupción. Siempre fue una persona de puertas muy abiertas, con la cual se pudo colaborar y con la cual siempre ella estuvo consultando a terceros actores a cerca de su opinión de determinadas acciones del Ministerio Público, como poder mejorar algunos procesos y también de poder colaborar en ámbitos tan sensibles como la protección de los testigos de corrupción”.
Su perfil especializado en delitos de “cuello y corbata”, con todo, no la alejan de las preocupaciones actuales de la ciudadanía y por eso en su ponencia ante el máximo tribunal, destacan supremos, fue relevante el tema de las víctimas y cómo el Ministerio Público en sus más de dos décadas tenía una deuda pendiente con ellas. En ese sentido ha preparado un estructurado plan para enfrentar las nuevas tendencias delictivas y en ese sentido cuenta con el apoyo de fiscales especialistas en crimen organizado y delitos violentos.
Unos minutos antes de que los ministros de la Corte Suprema entregaran su veredicto, a eso de las 19:30 horas del lunes 7, una funcionaria judicial la llamó para avisarle que pronto la vocera del máximo tribunal entregaría los resultados de la quina. Quienes estaban presentes recuerdan que la mujer se equivocó y le dijo: “señora Marta Seguel, esté atenta para pasar al salón de pleno”. Herrera tocó su amuleto y sonrió. Marta Seguel estuvo presente esa tarde.
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