“Me encaró lleno de ira”: la declaración del exministro Felipe Bulnes ante Fiscalía por la riña que protagonizó en Zapallar
El próximo 7 de noviembre el extitular de Justicia será formalizado, junto a su cuñado Marcelo de Moras, por el delito de lesiones graves, tras un conflicto con el empresario Jonás Gómez en un restaurante de Zapallar. Pese a los antecedentes, en el marco de la indagatoria, él insistió en que nunca agredió a nadie y que, en todo momento, el empresario fue quien intentó provocarlo. Sin embargo, hay antecedentes del SML, de la Clínica Alemana y de un traumatólogo particular que podrían ser clave en el caso.
Ocho meses han pasado del altercado en un restaurante de Zapallar que tiene al exministro de Justicia Felipe Bulnes (2010-2011) a punto de ser formalizado por el Ministerio Público. Como publicó La Tercera, el fiscal Luis Alberto Cortez solicitó audiencia al Juzgado de Garantía de La Ligua para encausarlo formalmente a él y a Marcelo de Moras Alvarado, hermano de la presentadora de televisión y su esposa, Carolina de Moras, por el delito de agresiones en contra del empresario Jonás Gómez.
Sin embargo, como dan cuenta una serie de documentos contenidos en la carpeta investigativa del caso, el otrora secretario de Estado y su abogado, Cristián Muga, han presentado varios documentos a fin de desestimar las imputaciones, dando cuenta de que, en todo momento, Bulnes fue provocado por Gómez, y que, a pesar de ello, nunca lo agredió.
Así, por ejemplo, lo grafica mediante un escrito que presentaron ante el ente persecutor -previo a prestar declaración- donde indican que el origen del conflicto se remonta a la época en que el exministro representó como abogado a los hermanos del empresario en medio de una disputa familiar, y que como este nunca estuvo de acuerdo con el rol que jugó, le tomó total animadversión. Postulan, en ese sentido, que dichos resquemores lo habrían llevado a enfrentarlo en el citado local comercial.
“El señor Jonás Gómez Pacheco ha decidido enfrentar el conflicto con su hermano Segundo y con sus hermanas Teresa y Magdalena con tal nivel de animosidad, como que no ha trepidado en accionar no solo contra su familia sino que contra todos quienes intervienen en la disputa y no están de su lado o no le dan la razón”, se lee en el documento. Agregó, además, que como los árbitros en el litigio no le dieron la razón, arremetió en su contra y también, “bajo el mismo patrón de frustración e ira, dedujo querella criminal contra su hermano y sus abogados, yo incluido, imputando los delitos de administración desleal y negociación incompatible”.
De la misma forma, Bulnes y su abogado hicieron presente una serie de inconsistencias que ha presentado el relato del empresario durante el transcurso de la indagatoria, donde a juicio de ellos ha ido variando su testimonio.
Para ejemplificar aquello, entre otros elementos, sostuvieron que la presunta víctima ha exagerado sus relatos. Así, indican que en primera instancia dijo a Carabineros que “(Felipe Bulnes) se levantó de su mesa para que este sin provocación alguna (me) empujara cayendo a la arena desde una altura de aproximadamente 1 metro”, pero que luego le indicó a la PDI: “Tras haber estado consumiendo en el local, nos estábamos retirando a las 22:00 horas, cuando nos paramos de la mesa Ignacio le dijo a Felipe ‘te presento a Jonás’, ante esto Felipe Bulnes respondió ‘no saludo a hueones’, en ese momento yo dije ‘no te preocupes, Ignacio, yo no saludo a bandidos’. Ante eso Felipe Bulnes se paró violentamente de su silla y se abalanzó sobre mi dándome un empujón con el cual caí a la playa desde un desnivel que existe en el sector en el cual están las mesas del restaurante, el cual tenía una altura aproximada de 1,5 metros”.
Eso lo contrastan, además, con lo que relató en entrevista con La Segunda, donde el empresario sostuvo: “Felipe se para de la mesa, viene hacia mí y me da un empujón muy fuerte. Yo estaba con las manos en los bolsillos y me caigo hacia atrás, hacia la playa, un metro y medio sobre la arena. Afortunadamente, había una escalera y me fui trastabillando, si no me muero o quedo invalido. Y termino de espaldas en la arena”.
Citan, además, una causa anterior que tiene Gómez por agresión: “Ocurre, además, que su manejo de la frustración y sus niveles de animadversión son tales como que en el pasado no ha trepidado incluso en acudir a la violencia física para descargar su ira. De hecho, el año 2017, junto a su hijo, agredió a su hermano Segundo, propinándole golpes de puño en distintas partes del cuerpo”.
Con todo, desde la defensa de Gómez son tajantes en sostener que él nunca se acercó a provocar a nadie. “La tesis de defensa que ha presentado tanto el imputado como su abogado no son verosímiles. No es efectivo que haya mediado provocación de Jonás Gómez ni que él se haya acercado violentamente. Ello queda muy claro con el video que acompañamos a la investigación y que fue capturado en el restaurant. Más allá de las posiciones personales, la decisión del Ministerio Público de formalizar la investigación por lesiones graves es un respaldo inequívoco a la versión que ha sostenido Jonás desde el primer día”, manifestó a La Tercera el abogado Miguel Schürmann.
“Me dijo que yo era un bandido”
Así las cosas, y bajo el mismo orden de ideas, cuando Felipe Bulnes declaró formalmente en la indagación, el 10 de mayo a las 11.25 horas, fue claro en describir que las discrepancias con Gómez venían desde antes y que, por lo mismo, sabía que se trataba de una persona que podía no reaccionar de la mejor forma.
Con respecto al incidente en cuestión, relató: “Cerca de las 10 p.m. el señor Ignacio Pérez y su acompañante se acercan a mi mesa, y ahí recién me percaté que el acompañante del señor Pérez era Jonás Gómez. Ignacio Pérez me indica que él sabía que yo conocía al señor Jonás Gómez y que quería que lo saludara. Le dije al señor Pérez que no iba a saludar al señor Jonás Gómez. Esto fue tal cual, sin agregar ningún insulto hacia él ni nada parecido. Se lo dije muy tranquilamente, y buscando poner fin a este encuentro ya que no quería tener ninguna interacción con el señor Gómez. Conozco su carácter agresivo y me parecía muy raro que se acercara a mi mesa buscando un saludo dada la evidente animadversión que me tiene”.
Agregó, asimismo, que “el señor Jonás Gómez responde a mi negativa de saludarlo diciendo que yo era un bandido, encarándome con su rostro lleno de ira y moviendo una de las sillas de mi mesa”.
“Mi impresión fue que su intención era agredirme, ante lo cual me paré con los brazos estirados, buscando apartarlo mientras este se ubicaba frente a mí y luego se corría hacia mi costado, para repeler así lo que estimé era su inminente ataque. Quiero dejar en claro que no hubo ningún golpe de puño de mi parte ni tampoco una intención de causarle daño. Solo busqué apartarlo y evitar que se me pudiera acercar de nuevo (...) Creí que me iba a agredir porque, junto con los insultos que me profirió, su lenguaje corporal así me lo indicaba”, complementó.
Y luego sumó: “Todo lo anterior ocurrió muy rápido, y recuerdo que el señor Gómez trastabilló en una escalera adyacente y finalmente terminó en la arena. A continuación, Jonás Gómez se paró rápidamente, subió la misma escalera y volviendo a mi mesa, donde yo seguía atónito, se abalanzó en mi contra dirigiéndome patadas y lanzándome un golpe a la cara con su puño derecho. Yo evadí el golpe y creo que dio con su puño a un quitasol que estaba al lado”.
Después de todo ello, según recalcó Bulnes, Gómez lo “agarró y me zamarreó violentamente buscando hacerme caer; y en esa oportunidad interviene mi cuñado, buscando controlar al señor Jonás Gómez, quien estaba completamente descontrolado”. Eso llevó, como describió, a que el cuñado comenzara a forcejear con el empresario hasta inmovilizarlo, aunque de acuerdo con lo expresado por el exministro, De Moras nunca golpeó a nadie.
La prueba de Gómez
Aunque las declaraciones ciertamente son opuestas, se acompañaron en la carpeta antecedentes aportados por el Servicio Médico Legal (SML) y por la Clínica Alemana, donde asistió Jonás Gómez tras el incidente, que para la Fiscalía habrían resultado decidores a la hora de pedir la formalización de Felipe Bulnes y de Marcelo de Moras.
De esta forma, el análisis realizado por el SML concluye que Gómez sufrió “lesiones graves, producto de agresión por terceros, que aún se encuentra en evolución y tratamiento. Probable curación en 6 meses, con igual incapacidad laboral. Quedará con secuelas en la articulación dañada, tanto a la flexión como a la extensión”.
Por su parte, el informe de la clínica advierte que, tras realizarle radiografías, se constató que presentó una “fractura por avulsión de la falange distal de dedo de la mano. Equimosis párpado superior ojo derecho”.
Pese a ello, la defensa de Felipe Bulnes sumó entre los antecedentes un informe elaborado por el traumatólogo Philipp Anwandter Beckhaus, que contradice ambos análisis y que niega que la lesión corresponde a una de carácter grave.
Concluye, en ese sentido, que “está descartado que el señor Jonás Gómez haya sufrido una fractura que comprometa la integridad estructural de los huesos de su dedo medio derecho, que es el dedo donde se reporta la lesión. En ninguno de los informes se consignan elementos confirmatorios de la presencia de pérdida de la congruencia articular, correspondiente a una luxación o subluxación articular”.
Asimismo, detalla que “lo que existe es la posibilidad de una pequeña fractura avulsiva, que el informe de radiología no pudo concluir, sino que consignó en condición de sospecha. Una pequeña fractura avulsiva en la localización descrita es equivalente a un esguince de alguno de los ligamentos colaterales de la articulación interfalángica distal. El tiempo de incapacidad esperable de un esguince colateral interfalángico distal es habitualmente menor a una semana, especialmente si el afectado no depende del uso de su dedo medio para sus actividades profesionales”.
“Aun más, incluso en el caso de haber existido una luxación interfalángica, del cual solo existe el relato no confirmado del paciente, el tratamiento habitual es la inmovilización por una semana, seguido por movimientos articulares y un tiempo de incapacidad esperable para la mayoría de las profesiones de 7 a 14 días. Finalmente, el mecanismo o causa de la fractura avulsiva -de haber ocurrido- no se puede concluir en virtud de los informes tenidos a la vista”, concluye.
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