Nigel Topping, Champion británico de la COP26: “Glasgow fue un éxito en términos de lo que era posible”

Nigel Topping
Nigel Topping, High Level Climate Action Champion de la COP26,

El High Level Climate Action Champion de la COP26 conversó con La Tercera sobre los alcances de la reciente cumbre climática en Escocia. "Chile ha tenido muchas innovaciones que crearon las condiciones para que Glasgow fuera tan exitoso como lo fue", asegura.


Fue en febrero del año pasado que Reino Unido nombró a Nigel Topping como el High Level Climate Action Champion de la COP26, que se realizó entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre en Glasgow, Escocia. Su misión era impulsar a empresas, inversionistas, organizaciones, ciudades y regiones a sumarse a la acción climática, coordinando este trabajo con los gobiernos.

Topping, que fue CEO de We Mean Business, una coalición de empresas que trabaja para acelerar la transición hacia una economía sin carbono, y director ejecutivo del Carbon Disclosure Project, participó del seminario COP26: Acciones locales para un impacto global, organizado por la consultora Manuia, sobre la cumbre climática en Glasgow. En este contexto Topping conversó con La Tercera sobre los alcances del encuentro mundial.

Una vez que terminó la cumbre de la COP26 en Glasgow surgieron críticas por lo que se había alcanzado. ¿Está de acuerdo con ellas?

Creo que hay que mirar las críticas específicas. Creo que algunas de ellas son comprensibles, pero un poco inexactas. Por ejemplo, las críticas que dicen que todos los compromisos del sector privado son de ecoblanqueo, porque se basan en compensaciones, eso simplemente no es cierto. Así que creo que con relación a ese tipo de críticas hay que defender en parte la verdad, pero también reconocer que detrás de ellas existe la preocupación de que algunas empresas están aplicando un lavado verde. Y luego hay otras críticas que son muy válidas, como es que los países ricos todavía no han hecho lo suficiente para cumplir sus promesas. Por eso creo que hay que tener empatía con esas críticas, porque se basan en hechos y hay que hacer todo lo posible en tratar de cambiar eso.

Un residente hace un gesto mientras sostiene una manguera de agua vacía durante un intento de extinguir los incendios forestales que se acercan al pueblo de Pefki en la isla de Eubea, la segunda más grande de Grecia. Foto: AFP

¿Se puede considerar que la cumbre en Glasgow fue un éxito?

Creo que Glasgow fue un éxito en términos de lo que era posible. Quiero decir, completamos seis años de negociaciones muy técnicas para finalizar el reglamento de París. Eso no parece muy interesante para la mayoría de la gente, pero es esencial para que el multilateralismo avance. También vimos que en el texto final se unieron la ciencia, más ambición y el sentido de urgencia, y vimos mucho más de un dinamismo de la economía real con países, empresas e inversionistas comprometidos con el carbón, la deforestación, el transporte marítimo, el acero, casi todos los sectores. Así que hay muchas cosas buenas, pero no creo que puedas declarar la victoria para tener éxito. Pero es un trampolín en un proceso que debe seguir mejorando.

Usted ha mencionado que hay que “desaprender” ideas que se encuentran establecidas, como la injusticia que viven las comunidades más vulnerables que ahora enfrentan el cambio climático. ¿Qué medidas deberían tomar estas comunidades en este sentido?

Lo que estaba tratando de decir es que no nos quedemos atascados en una sola historia, que es que las personas son solo víctimas y que están indefensas y solo están esperando a que las personas les den dinero, porque eso no es cierto. Y no es justo porque en realidad las comunidades más afectadas son las que han tenido que ser las más ingeniosas, quizás no con el dinero, sino con su ingenio y sus formas de organizarse. Y lo que estoy escuchando de ellos es que no quieren que sean paternalistas con ellos y que simplemente sean vistos como receptores de dinero. Quieren que la gente trabaje con ellos, que los escuchen, que respeten su papel y que los ayuden para que no solo los traten como víctimas. Son víctimas de la injusticia, pero hay que trabajar con ellos y reconocer que ellos también tienen mucho que aportar a las soluciones.

FILE PHOTO: COP26 in Glasgow
Una persona con una máscara que representa al primer ministro británico, Boris Johnson, protesta durante la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow. Foto: Reuters

Chile tuvo la presidencia en la COP25. ¿Cómo ve el rol del país en este sentido?

Como mencioné, creo que la innovación a menudo proviene de las afueras de los sistemas que no suelen ser los jugadores más importantes. Y creo que Chile ha tenido muchas innovaciones que crearon las condiciones para que Glasgow fuera tan exitoso como lo fue. Por ejemplo, al nombrar a Gonzalo (Muñoz, Champion de la COP25), que proviene del sector privado para este cargo, y así tener mucho más dinamismo de parte del sector privado. En segundo lugar, al traer ministros de otros sectores que no eran solo ministros de Medio Ambiente, sino de Finanzas y Transportes. Este proceso comenzó en gran medida como un proceso impulsado por los ministros de Medio Ambiente, pero, por supuesto, la descarbonización de la industria y la energía y el transporte necesita ministros de Industria, Energía y Transportes. Y entonces creo que el hecho de poner a la ciencia en el centro, crear este movimiento para que los países se comprometan a (impedir que el calentamiento del planeta sobrepase un aumento de) 1,5 °C y el cero neto (de emisiones de carbono). Hay muchas innovaciones que fueron iniciadas por Chile y luego en las que se trabajó en asociación con Reino Unido que ayudaron a Glasgow a entregar lo que pudo entregar y diseñar.

Durante el tiempo que ha ejercido como Champion de la COP26, ¿qué lecciones ha sacado del rol que cumple el sector financiero al hacer frente al cambio climático?

Creo que lo primero es que sabemos que no hay solución sin el sector financiero, porque todo necesita financiamiento. Creo que lo emocionante es que hemos trabajado para lanzar la Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero. Hace dos años, había muy, muy poco liderazgo en el sector financiero comprometido con llegar a Net Zero para el año 2050. Y ahora hemos podido reunir a este grupo de más de 450 bancos e inversionistas con una enorme cantidad de dinero de US$ 130 billones, todos comprometidos públicamente a financiar esa transición. Por eso creo que el compromiso es un primer paso necesario. Pero el trabajo duro realmente comienza ahora. Creo que una de las cosas más emocionantes y significativas que pudimos ofrecer en Glasgow es esa señal muy fuerte, que significa inmediatamente que todas las empresas que quieran pedir dinero prestado o que los accionistas inviertan en ellos saben que la nueva regla es que tienes que tener un plan para llegar a cero neto.

Además del sector financiero, también se necesita de la política. ¿Cuál es su visión de líderes en el mundo, como el expresidente Donald Trump o el actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, que parecen no creer en el cambio climático?

Creo que es muy desafortunado que a pesar de la abrumadora evidencia científica y las abrumadoras preocupaciones de los ciudadanos de todo el mundo, todavía exista un número muy pequeño de líderes que no se toman el cambio climático en serio. Creo que esos líderes están dañando la salud, la economía y el futuro de sus ciudadanos. Una de las cosas interesantes es que sociedades como Estados Unidos y Brasil no son monolíticas. No tienen una persona que decida todo, es un poder distribuido. Entonces, bajo Trump, muchas ciudades, empresas y estados se unieron para decir “todavía estamos dentro”, y algo similar está sucediendo en Brasil. Ya sabes, hay 26 estados (y un distrito federal) en Brasil, 14 de ellos -que representan más del 70% de la economía- están en la carrera hacia cero neto, a pesar de que Bolsonaro está muy rezagado en el cambio climático. Así que creo que se descubrirá que esos políticos no pueden ser votados. No actúan teniendo en cuenta el mejor interés de sus ciudadanos. Afortunadamente, en nuestros sistemas democráticos, tenemos múltiples niveles de poder, lo que significa que ellos no pueden hacer todo el daño que podrían hacer si fueran dictadores.

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