“No se pueden usar los baños”: los clubes se quejan y el gobierno se abre a redefinir protocolo de hinchas en los estadios
Ni los equipos ni la ANFP comparten las restricciones que las autoridades han planteado para permitir el paulatino regreso de los fanáticos a los recintos deportivos. Los dirigentes descartan de plano que quieran abaratar costos manteniendo las tribunas vacías.
Parecía que el retorno de los hinchas a los estadios iba a ser recibido, unánimemente, como una muy buena noticia. Sin embargo, desde que se anunció, la medida solo ha despertado controversia. Los clubes no tardaron en rechazar la propuesta del gobierno y ya se lo hicieron saber, a través del presidente de la ANFP, Pablo Milad, a la ministra del Deporte, Cecilia Pérez. En La Moneda toman nota y se abren a estudiar las medidas que los equipos consideran restrictivas e inconvenientes, principalmente a la que se refiere a la cantidad de hinchas por metro cuadrado. Eso sí, quienes controlan a las escuadras del fútbol chileno descartan de plano que sus reparos tengan que ver con el deseo de ahorrarse dinero. Enfatizan en que la molestia radica en que consideran que se les han impuesto restricciones que no se les han planteado al resto de las industrias que están volviendo a funcionar.
La ANFP analiza punto por punto. El presidente del fútbol chileno, Pablo Milad, el gerente de Ligas de la asociación, Yamal Rajab, y César Kalazich, presidente de la Comisión Médica de la ANFP, estuvieron reunidos durante esta mañana con la finalidad de recoger las inquietudes y propuestas de los clubes, cuyo Consejo de Presidentes desestimó de plano la propuesta inicial. El gobierno, a su vez, está dispuesto a flexibilizar algunas exigencias, como la distancia que debe existir entre la ubicación de un aficionado, por ejemplo. Hoy, en fase 3, se debe ubicar un fanático cada ocho metros cuadradros. En fase 4, uno cada seis metros cuadrados. Los números no calzan.
Algunos ítems del protocolo ya se han ido flexibilizando. Por ejemplo, en la idea de ganar espacio para recibir a los fanáticos, los planteles podrán bajar a sus equipos a las bancas de los estadios. Muchos de los elencos ubican hoy a los suplentes en tribunas. A través del mail enviado a los clubes, la ANFP les notifica de la resolución y les solicita que respeten el metro de distancia entre cada futbolista. Además, ya entró en discusión la posibilidad de concentrarse de dos futbolistas por habitación. Hoy, por normativa, cada deportista debe tener una pieza individual. Respecto a los dirigentes, desde esta fecha, que arranca este jueves, podrán utilizar ocho cupos si son local y cuatro si son visitante, en zona II del estadio, siempre exhibiendo el pase de movilidad. En Zona I, en tanto, los funcionarios que cumplan labores de supervisión deberán seguir presentando el examen PCR negativo.
Sin embargo, aún queda bastante por precisar. Una materia crucial será la seguridad. Considerando el acotado aforo que se permitirá en los partidos, la inquietud se traslada a las inmediaciones de los recintos, considerando la alta expectativa que produce entre los fanáticos la apertura de las puertas para volver a ver a sus equipos favoritos después de más de un año. Se teme, por ejemplo, que se lleguen a producir intentos de invasión por parte de quienes no estén acreditados para entrar. Y, por cierto, a nadie le gusta la idea de numerar las localidades. “Es costoso e innecesario”, estiman.
Desde Estadio Seguro, sin embargo, no cambiarán su manera de operar. Cada club deberá presentar su plan de trabajo y realizar una estimación de los guardias que se requieran. Carabineros evaluará técnicamente y se determinará si se necesita más personal para funciones específicas. Cada elenco debe presentar sus vulnerabilidades y cómo las cubre, según eso Carabineros evalúa el plan a seguir.
Reparos múltiples
“Lo primero es que no hay un protocolo claro. Hay ciertas exigencias o lineamientos que se les hacen a los clubes, pero sin un protocolo. Puedes ingresar en fase 4 hasta cinco mil personas, pero si es una cada ocho metros cuadrados, sacando la cubicación ingresarían mil o mil 200 como máximo. Después, cumplir con una trazabilidad muy difícil de asegurar. En ningún estadio la gente se queda estática en el puesto. Si estamos felices de que se nos dé la posibilidad, pero tienen que haber exigencias acorde a la realidad. De lo contrario, no es más que un anuncio”, establece, por ejemplo, Lorenzo Antillo, presidente de Audax Italiano.
La comparación con otros establecimientos surge de modo natural, sobre todo tratándose del club floridano, vecino de varios centros comerciales que funcionan en la comuna. “De acuerdo a lo que nos plantearon, no se pueden usar los baños, por ejemplo. Y yo pienso en los malls, abiertos en fase 2, llenos, con los baños con 15 personas adentro. El estadio es un recinto al aire libre, con capacidad acotada y aún así nos llenan de restricciones. Es extremo, poco real y ejecutable sin una bajada. ¿Con qué autoridad un guardia puede exigirle a una persona que se quede sentada, por ejemplo? La ANFP está trabajando en una adecuación con la autoridad. Eso es bueno, porque significa que la ANFP entendió la opinión de los clubes y que la autoridad está flexible para escucharnos”, sostiene Antillo “Entiendo la buena intención que hay detrás, pero si nos regimos por esa lógica, los mall son un foco de contagio mil veces mayor. Eso es lo que los clubes no entendemos”, añade. En el caso del uso de los baños, en el plan sí se permite la utilización de baños, pero en momentos en el que duelo se está desarrollando. La idea es evitar las aglomeraciones que se producen durante el entretiempo, por ejemplo.
Freddy Palma, presidente de Curicó Unido coincide con el análisis. “No son equitativos los requerimientos respecto del cine, otros espectáculos o el mismo transporte público. Nos están exigiendo ocho metros cuadrados entre cada espectador y a los cines les exigen un metro. El gobierno no fue equitativo con el fútbol. Nuestro aforo sería de 480 personas para un estadio que tiene capacidad para 8.500″, especifica. “Lo peor es la distancia entre espectadores que estipularon. Está lo de los baños, también. Es un poco inviable tener un espectáculo público sin que se puedan satisfacer las necesidades básicas, sin que la gente pueda comer o tomarse una bebida o mojarse la cara”, explica.
“No queremos ahorrar”
Los directivos descartan de plano que prefieran seguir jugando a puertas cerradas para abaratar costos. “No hay ningún ahorro, para nada. Nosotros queremos que vaya más público. En el caso de Unión, tenemos clarísimo que si nos dan un aforo de 900 personas, van a entrar los abonados. Debo partidos desde el estallido social. Pero que nos pidan una serie de restricciones de alto costo y poca práctica, no tiene sentido. Hagámoslo diferente, con menos restricciones, pero sin descuidar las normas sanitarias. El mismo criterio que se ocupa en otras industrias. Ahora, por ejemplo, ni siquiera habría filas, porque las entradas se compran por internet. Lo que pretendemos es que no nos produzcan inflaciones de costo excesivas. De repente exageran. Todo lo que pidan tiene costo. No queremos ahorrar. Eso, por favor, hay que dejarlo bien claro. Al contrario, lo que queremos es que vaya más gente”, enfatiza Luis Baquedano, gerente general de Unión Española.
El curicano Palma asume que el retorno será deficitario en materia económica, pero, en la misma línea, se muestra dispuesto a asumir el costo. “Nosotros, mientras se evalúen otra forma, otros requisitos, otras opciones, por el hecho de ser una corporación, estamos dispuestos a hacer un sacrificio económico. Pero, sin dudas, el actual escenario no es viable de ninguna forma”, sostiene.
¿Quién entra y quién no?
Una de las dificultades más importantes que observan los clubes para poner en marcha la operación retorno es la discriminación respecto de los hinchas que podrán volver a los reductos. “Tendríamos que sacrificar a parte de los socios, que son 1.200. Es imposible filtrar quién entra y quién no. Nosotros queremos agradecerles por el apoyo que nos han brindado en estos meses. Incluso habría que rebajar los cupos de la prensa, que también se consideran como parte del aforo que se autoriza”, pone como ejemplo Palma.
Por la misma razón, el audino Antillo alza la voz. “Planteamos que se revise lo de una persona cada ocho o seis metros cuadrados. Tenemos 800 abonados. ¿Qué hago para ingresar 75, 100 o 200 y dejar fuera al resto? ¿Cómo me protejo de acciones legales también?”, ejemplifica el directivo.
Baquedano, en tanto, divide ese problema en dos partes. “En Unión tenemos claro que en una primera fase la prioridad para entrar la tendrán los abonados, que en nuestro caso son unos 900. Hay gente a la que le debo partidos desde el estallido social y tengo que devolvérselos. El problema mayor lo tendrán clubes como Colo Colo o la U, que tienen una cantidad de abonados mucho mayor. ¿Cómo van a definir quién entra y quién no? ¿Tiene sentido restringir los cupos a mil en un estadio como el Monumental, que puede recibir a 35 mil o 40 mil personas”, expone.
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