¿Nuevo trato gobierno-Convención? La cita en que Bassa y Ossa abordaron polémica por gastos y acordaron mejorar coordinación
Tras un mes de tira y afloja y -especialmente- en una semana marcada por las tensiones que provocó entre el gobierno y la mesa de la Convención Constitucional el informe elaborado por la Segpres -que hizo un recuento pormenorizado de todos los gastos que se han ejecutado para su funcionamiento-, el ministro de la cartera, Juan José Ossa, se reunió con el vicepresidente, Jaime Bassa, para limar asperezas y "dar vuelta la página".
Hasta la oficina del vicepresidente de la Convención Constitucional, Jaime Bassa, llegó ayer el ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Juan José Ossa.
Lo hizo como un gesto a la mesa liderada por Elisa Loncón justamente luego de que esta semana aumentara la tensión entre el gobierno y el órgano constituyente.
La directiva acusó a La Moneda de impulsar una campaña de desprestigio a la labor de los convencionales, luego de que hicieran público un informe pormenorizado de todos los gastos que se han ejecutado en el periodo de instalación -los que alcanzan más de 3 mil millones de pesos- incluyendo peticiones específicas de la mesa en materia de traslado y alimentación.
De hecho, ayer Loncón elevó el tono y acusó “racismo” y “clasismo” tras conocerse -en ese mismo documento que fue entregado a la Comisión de Presupuesto por el subsecretario de la Segpres, Máximo Pavez- que la Machi Francisca Linconao solicitó el arriendo de un apart hotel con cocina y dos dormitorios.
“Lamentablemente Segpres no puso criterio de austeridad y los montos se inflaron sustantivamente. Eso no es responsabilidad de esta mesa”, comentó Loncón sobre el informe que reveló que ya se ha gastado el 38% del presupuesto a signado a la Convención.
En ese contexto, quienes conocieron el tenor del intercambio entre Ossa y Bassa, sostienen que se trató de una conversación informal en que abordaron la tensión y acordaron “mejorar el trato” y, a su vez, la coordinación futura entre ambas partes.
“La idea es dejar atrás los problemas que han tenido y dar vuelta la página”, sostienen fuentes que conocieron del diálogo.
“Fue una reunión para mejorar la coordinación futura y dejar atrás los inconvenientes recíprocos que hemos tenido”, afirmaron desde el Gobierno.
Aunque esta semana hubo un nuevo peak en las tensiones entre el Ejecutivo y los miembros de la Convención por los gastos en los que ha incurrido esta última, la relación entre ambas instancias ha estado marcada por varios ripios. El primero de ellos ocurrió para el debut de la instancia, cuando varias descoordinaciones y problemas con la conexión a internet imposibilitaron que se concretara la segunda sesión.
De hecho, tras ello, el ministro Ossa -titular de la cartera encargada de relacionarse administrativamente con la Constituyente- optó por tener un rol secundario y delegó los contactos en el subsecretario Max Pavéz y la secretaría ejecutiva de la Convención, hoy encabezada por la exministra Catalina Parot.
Hasta ayer, incluso, Ossa no había asistido nunca a las dependencias en las que funciona la Convención. Y aprovechó esa visita en la que expuso ante la comisión de comunicaciones de 10 a 13 horas para conversar luego con Bassa.
“Nuestra evaluación sobre el rol del gobierno en la convención es más positiva que negativa”, señaló hace unas semanas el ministro Segpres en una entrevista en La Tercera al abordar la compleja instalación del organismo.
El proceso ha sido criticado -a veces con dureza- por los convencionales. Tanto así que el Ejecutivo ya suma un damnificado en el periodo de inicio de la Convención: Francisco Encina -el entonces secretario ejecutivo del organismo- presentó su renuncia por los inconvenientes que obligaron la suspensión de la primera sesión de la instancia.
En su reemplazo La Moneda designó a Parot, lo que motivó críticas y un tenso debut en sus funciones de enlace.
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