Patricio Maturana: Los rastros que dejó el capitán de Carabineros imputado por dejar ciega a Fabiola Campillai
Un peritaje clave desarrollado por dos físicos de la Universidad de Chile determinó la imputación que realizará hoy la Fiscalía Occidente al ex oficial que fue separado de sus funciones hace pocos días tras el sumario de Carabineros por no prestar auxilio a la víctima. El análisis científico concluye que el uniformado disparó una lacrimógena de forma temeraria: a menos de 10° directo al cuerpo (cuando lo reglamentario eran 45° en parábola), a 51 metros de la víctima y a una velocidad de impacto con temperaturas que pudieron alcanzar 200°C, capaz de lesionar -como fue el caso- de forma irreversible sus ojos.
En una oportunidad, un video salvó al ex carabinero Patricio Maturana Ojeda (37) de irse preso. El 17 de mayo de 2009, y tras viajar a Viña del Mar para asistir al partido de Curicó Unido con Everton, Maturana fue detenido en medio de incidentes. Su equipo ya había sido eliminado de los play offs –tras caer 3-2 ante los auriazules- y el entonces teniente, vestido de civil, iba de vuelta junto a “Los Marginales”, barra del club maulino, cuando comenzaron a ser apedreados por un grupo de hinchas de Everton. En medio de la trifulca, una persona acusaba haber sido víctima de un robo, por lo que personal policial intervino. El “Matu” –como le llaman sus amigos- salió entonces a calmar los ánimos y a decir que él era carabinero, que se desempeñaba en Arica, pero sus compañeros de armas no lo escucharon y lo llevaron detenido bajo los cargos de robo con violencia. Dos días pasó en un calabozo de una comisaría en la V Región hasta que un video grabado por hinchas y que exculpaba al oficial del robo llegó a manos del Ministerio Público y el fiscal Fernando Hood solicitó el sobreseimiento de Maturana. La justicia ordenó su libertad inmediata.
Una década después -sin embargo- un video grabado la noche del 26 de noviembre de 2019, cuando el ahora capitán de Carabineros cumplía funciones en la 14° Comisaría de San Bernardo, determinó su detención anoche bajo los cargos de haber sido el autor del disparo de una lacrimógena que dejó ciega a Fabiola Campillai cuando se dirigía a su trabajo.
El registro, extraído de la cámara GoPro que portaba uno de sus compañeros –el capitán Jaime Fernández- muestra cuando Maturana dispara la tercera lacrimógena que impacta en el rostro de la operaria quien ese día esperaba la locomoción -en calle Fermín Vivaceta- para trasladarse a su turno nocturno en la empresa Carozzi de Nos. Junto a esto las imágenes captan la conversación entre Fernández y el resto del equipo una vez que el piquete abandona el lugar en que cayó herida la mujer y que para la Fiscalía Occidente determinó –en las primeras diligencias- al principal sospechoso de las lesiones graves gravísimas que dejaron ciega a Campillai: “¿Se la pitió, verdad? El Matu parece que le pegó, le pegó con una…”.
El silencio en la 14°
Algunos se despojaron de sus escudos, otros de sus cascos y se sentaron en sus puestos. Llevaban un mes y medio enfrentando las protestas de la zona sur tras estallido social, pero esa jornada del 26 de noviembre fue distinta. A diferencia de otros días, habían llegado sin ningún uniformado herido y aún así nadie hablaba. Varios oficiales y suboficiales de la 14° Comisaría de San Bernardo sabían lo que había pasado. Eran pasadas las 21:00 y en las Redes Sociales se multiplicaba la información: una mujer de 36 años que esperaba micro en un paradero había sido herida con una lacrimógena. La gobernadora provincial del Maipo, María José Puigrredón, había llamado al capitán Fernández para preguntarle si era posible que uno de sus hombres hubiera herido a una persona que había sido trasladada por civiles hasta el Hospital Parroquial y que se encontraba grave. El ambiente era tenso.
Cuando Maturana decidió irse, un superior le dijo: “‘Matu’, deja constancia de que hoy disparaste la carabina de lacrimógena”. Tras asentir, el capitán Fernández le mostró el video que lo incriminaba, sin embargo el oficial cuando declaró ante la fiscal de Alta Complejidad Occidente, Paola Zárate, el 5 de marzo negó haberlo visto completo. “Cuando revisamos las cámaras escuché una vociferación, no sabría decir por qué fue. A posterior a mi disparo se escucha un “uuuu” y desconozco por qué fue eso porque yo lancé el proyectil en parábola (…) supimos por la prensa lo que sucedió, entre nosotros se comentaba y en redes sociales aparecía que la afectada sufrió lesiones graves”, testificó Maturana.
Acto seguido aseguró a la investigadora que él no podía ver bien por el humo, pero sí vio la lacrimógena cuando cayó y que no supo de heridos, ni de personas pidiendo auxilio y se retiró del lugar. “Nunca podríamos tener certeza de si lo que le provocó la lesión pudo ser una carabina lacrimógena o cualquier tipo de armamento antes o después (de su disparo). Una piedra gigantesca o un martillo, producto de la lesión perder la vista, y lo que vimos en su momento en radiografía. En Redes Sociales se divulgaron radiografías de ella y yo las vi. Que yo sepa ninguno de los colegas la vio, siempre fue la percepción de si era o no, no se hablaba mucho del tema”.
Método científico
Por primera vez en la historia del Ministerio Público se recurrió a una pericia física para establecer -más allá de toda duda- que fue una lacrimógena lanzada por oficiales de Carabineros la que provocó el estallido de los globos oculares de Campillai, además de una fractura nasal. Ya no sólo se contará con informes médicos que establecen un trauma compatible con el impacto de una lacrimógena lanzada directo al cuerpo, como en otros casos de este tipo, sino que además se recurrió al método científico.
A diferencia del caso de Gustavo Gatica -el joven estudiante que quedó ciego tras disparos de perdigones por parte de Carabineros, uno de los cuales quedó alojado en uno de sus ojos- en esta investigación no se contaba con el elemento que había generado el daño irreversible a la mujer, pues la lacrimógena -tras impactarla- cayó al suelo junto con otras cuatro que habían sido percutadas esa jornada en la esquina en que se encontraba la víctima junto a su hermana Ana Campillai, testigo directo de los hechos.
A través de estos estudios, y las imágenes de esa jornada, la Fiscalía ha establecido que Maturana disparó su carabina con una lacrimógena a 51 metros de la víctima y que en vez disparar en 45° para formar una parábola (como señala el protocolo) lo hizo en un rango menor a los 10° lo que determinó que el proyectil llegara directo al rostro de la víctima y no de la forma en que debería haber caído si no hubiera sido lanzado de forma temeraria. También se describirá, en la formalización, que sólo la velocidad alcanzada por una lacrimógena pudo ser capaz de provocar estas lesiones y no existe posibilidad de que -a juicio del Ministerio Publico- las heridas tengan un origen distinto a las armas ocupadas ese día por Carabineros.
Ya el principal sospechoso, en su declaración, había intentado instalar la duda respecto a que la lesión podría haber sido provocada por una piedra o un martillo. Fue entonces cuando la Fiscalía Occidente recurrió a un análisis desarrollado por dos académicos de la Facultad de Física de la Universidad de Chile- Nicolás Mujica y Rodrigo Soto- quienes lograron determinar las fuerzas de impacto de lacrimógenas lanzadas en distintas condiciones y su riesgo de producir una fractura del hueso nasal, además del daño que puede provocar el disparo de estos proyectiles en los ojos humanos, lesión que -como en el caso de Campillai- puede dejar ciega a una persona.
Respecto a la fractura nasal, la pericia de la Universidad de Chile establece que lo relevante en este caso para que un elemento pudiera fracturar un hueso era la fuerza del impacto. “Los experimentos reportados en el informe ’Probabilidades de impacto y energías de impacto de lacrimógenas lanzadas en distintas condiciones’ nos entregan la velocidad y la masa de cada tipo de lacrimógena disparada a una distancia de 51 metros, para diferentes ángulos de lanzamiento. A partir de principios básicos de física newtoniana se ha deducido una expresión que permite relacionar los parámetros medidos con la fuerza máxima que ejercerían estas lacrimógenas de haber chocado en forma plástica con un objeto, como sería el caso de chocar con un rostro de una persona: existe un 50% de riesgo de fractura del hueso nasal”, dice el peritaje. Los científicos llegaron a la conclusión que todos los tipos de lacrimógenas que se usaron ese día tenían una “probabilidad muy alta de producir una fractura”. Producto de esta situación, Fabiola Campillai fue despojada, además, de los sentidos del olfato y gusto.
En terreno, personal de la PDI realizó simulacros de trayectoria de lacrimógenas entre quien dispara y quien la recibe a 51 metros de distancia. Se analizaron tres tipos de lacrimógenas (Condor triple, Condor único y ALS único) y se determinó que si la víctima recibe un impacto del proyectil es que “no existe ninguna posibilidad que éstos hayan sido lanzados con un ángulo de 25° o 45°, sino que el ángulo de disparo debe estar entre 0° o 10°”.
Mujica y Soto establecen además que “los proyectiles únicos lanzados entre 0° y 5° tienen una apreciable probabilidad de impactar entre 1 y 2 metros de altura y, si impactan, tienen una alta energía consistente de acuerdo a la literatura con valores que pueden provocar una rotura ocular. Dado que ocurrió un impacto a 51 metros, con rotura ocular, se puede concluir que el proyectil usado es de tipo único (...) que al momento del impacto llegó rotando, emitiendo gases y con una temperatura entre 100 y 200°C”.
Denegación de auxilio
Al interior de la 14° Comisaría se dice que el futuro de Maturana en este caso era una “crónica de una baja anunciada”. Desde el primer día se sabía que tras su disparo de lacrimógena había herido a una persona y con los días se supo de la magnitud del impacto. Extrañaba eso sí, al interior de la institución que la fiscal Zárate citara al oficial a declarar como testigo y no como imputado, lo que le impidió -por ejemplo- ser asistido por un abogado o resguardarse en su derecho a guardar silencio, garantías resguardadas en el proceso penal. Al igual que en el caso Gatica, Carabineros se adelantó al Ministerio Público y antes que la Fiscalía Occidente pidiera su formalización, el 14 de agosto, decidió desvincular de sus funciones al capitán.
En el comunicado, en el que no se entregan nombres, se decía que se estableció que él junto a un compañero -tras el sumario administrativo de rigor- “no realizaron indagaciones para verificar el estado de salud y prestar auxilio a una víctima y omitir el procedimiento legal correspondiente”. No se detalla -sin embargo- que el llamado a retiro sea por una mala ejecución de su carabina. La defensa de Maturana, entonces, ofreció al Ministerio Público que, si lo formalizaba, él se presentaría a la audiencia con el propósito de colaborar. Aún así, la fiscal Zárate decidió pedir orden de detención, la que se ejecutó en las últimas horas. Hoy Maturana será formalizado ante el Juzgado de Garantía de San Bernardo por el delito de apremios ilegítimos con resultado de lesiones graves gravísimas, en contexto de violaciones a los Derechos Humanos. Se solicitará su prisión preventiva.
En el Ministerio Público no descartan ir por otros grados de responsabilidad en este caso, como lo es el eventual encubrimiento por compañeros de armas de “el Matu” o la denegación de auxilio, porque este es sólo el inicio de la etapa formalizada, dicen. En el expediente está la declaración de la hermana de la víctima Ana Campillai, quien dice que cuando ve a su hermana tirada en el suelo acudió ante los mismos policías que habían lanzado la lacrimógena: “Fui hacia carabineros pidiendo ayuda, les dije ’pacos weones, ya que se mandaron el cagazo ayuden a mi hermana, por favor se está desangrando’ y uno de los carabineros que estaba sin escudo me hizo un gesto con el brazo, como que me fuera y tomó una granada que mantenía en la otra mano y le sacó el seguro y me la tiró a los pies, era una granada de humo y se fueron... ahí seguí pidiendo ayuda, salí corriendo donde mi hermanita”.
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