Pesimismo, miedo, desconfianza y desesperanza: el crudo análisis de la sociedad chilena del nuevo rector de la PUC en su primer discurso

Este martes se llevó a cabo el cambio de mando en la Pontificia Universidad Católica. Tras 15 años, Ignacio Sánchez le entregó el testimonio a Juan Carlos de Llera, quien mostró una crítica visión sobre el momento que atraviesa el país. "Tenemos que hacer lo que esté al alcance para apoyar a Chile a enmendar el rumbo desde lo que somos: academia", aseguró.
Exactamente a las 11:56 de este martes 18 de marzo la rectoría de la Pontificia Universidad Católica comenzó una nueva era: tras 15 años a la cabeza de la institución, Ignacio Sánchez dijo adiós, entregándole a Juan Carlos de la Llera la medalla rectoral que lo reconoce como nueva máxima autoridad de la casa de estudios.
Con la presencia de los ministros Nicolás Cataldo (Educación) y Juan Carlos Muñoz (Transportes), los subsecretarios Víctor Orellana (Educación Superior), Alejandra Arratia (Educación) y Claudia Lagos (Educación Parvularia), rectores de otras universidades, como Rosa Devés (U. de Chile), algunos alcaldes y la ex primera dama Cecilia Morel, y tras escuchar el himno de Chile y luego el académico, la casa de estudios dio inicio a las 11:11 horas a la sesión extraordinaria del Honorable Consejo Superior, que estuvo marcada por la emotividad y los discursos de los rectores entrante y saliente.

Así fue que presentó en sociedad al nuevo timonel, quien comandará a la PUC al menos hasta 2030, luego de haber sido elegido por el Gran Canciller de la institución, cardenal Fernando Chomali (también presente en la instancia), por sobre Juan Larraín (director del Instituto de Éticas Aplicadas) y Roberto González (exvicerrector académico).
La instancia comenzó con Sánchez, hasta ahí rector, abriendo la sesión extraordinaria. Fue el primero de los simbolismos, que a su vez era una de sus últimas acciones como máxima autoridad de la PUC.
A las 11:21 el propio médico tomó la palabra. “Han sido 15 años de un intenso trabajo, liderando un equipo de excelencia en lo humano, académico y profesional”, fueron parte de sus palabras iniciales, quien durante el discurso de despedida citó versos de Olga Acevedo y María Monvel, poetisas chilenas, e incluso se aventuró a entrar en temas de actualidad deslizando críticas, al decir que hasta aquí no se ha visto que se hayan hecho indicaciones que mejoren el proyecto de ley del gobierno -FES- que deja atrás el CAE. “El copago es clave para la autonomía de las instituciones. Estamos muy atentos a las modificaciones y perfeccionamiento que se haga en el Parlamento. Hasta ahora no lo hemos visto presente”, señaló.
“Hoy es momento de pasar a servir a la universidad desde otras veredas”, expuso en sus palabras finales. Eso será como académico desde la Facultad de Medicina tras un periodo sabático en Europa.

A las 12:05, en tanto, De la Llera dio su primer discurso -de casi media hora- como nuevo rector, el que fue escuchado por su familia, así como por la de Sánchez, ambas presentes en el lugar.
“Es emocionante estar frente a ustedes dirigiéndoles estas palabras”, aseveró inicialmente, sumando estar “consciente de la tremenda responsabilidad que recae sobre mí”.
En medio de sus palabras, De la Llera dedicó espacio para una suerte de análisis de la realidad chilena. “Nuestro país vive una particular encrucijada como no veíamos hace décadas. En los últimos años el pesimismo, el miedo, la desconfianza y la desesperanza se han apoderado paulatinamente del estado de ánimo de una parte importante de nuestra sociedad. Por eso y por el bien de todos los que vivimos en este extraordinario país y en especial por los que vendrán tengo la convicción profunda de que tenemos que hacer lo que esté al alcance para apoyar a Chile a enmendar el rumbo desde lo que somos: academia”.
“Escribo este mensaje desde la esperanza fundada, concepto acuñado por el exrector Fernando Castillo Velasco, de que este proceso que vive la sociedad moderna, de secularización creciente, falta de espiritualidad, declive de valores ciudadanos y cierto desprecio del enorme valor de la tradición, la vida pública, las instituciones, la cultura y el bien común, sumado a la desconfianza de todos y de todo, es posible de revertir”, sumó a su crudo análisis.
Casi al cierre, el nuevo rector de la PUC dijo además que los desafíos que enfrenta nuestra sociedad actualmente “son mayúsculos y su solución requiere de cambios culturales y sociales muy profundos. Aprendí hace tiempo que la mejor estrategia para aproximarse a estos grandes temas es con proyectos periféricos o marginales, que resulten muy exitosos rápidamente y construyan el momentum organizacional o social necesario para crecer en escala y profundidad. El sentido de este mensaje es contarles que mi esperanza fundada nace desde nuestra patria, Dios y la universidad”.
Asimismo, adelantó que durante su mandato impulsará una iniciativa con inteligencia artificial, ciencias de datos y transformación digital dentro de la PUC, así como que impulsará que su casa de estudios protagonice el desafío de “desarrollar un contrato social distinto, que permita convergencia entre Estado, industria, sociedad civil y las universidades en torno a los grandes retos del país y el mundo. Las grandes universidades del mundo han jugado un rol esencial en estas convergencias”.
Y así, con el himno de la PUC como telón de fondo, una hora y media después de iniciada la ceremonia esta llegó a su fin, comenzando una nueva era en la rectoría de la Pontificia Universidad Católica.

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