¿Qué debe hacer Colo Colo con Jordhy Thompson? El debate que enciende la interna del Cacique tras el nuevo episodio de violencia intrafamiliar del delantero albo
Camila Sepúlveda, la expareja del futbolista, vuelve a exponer agresiones del antofagastino en su contra. La promisoria figura del Cacique nuevamente recibe el repudio, incluso de los hinchas albos, quienes exigen su salida del club. Hoy no se presentó a entrenar y su caso escalará al directorio. A mediados de marzo, después de que se conocieran imágenes de una agresión en una discoteca, lo pusieron en tratamiento, un procedimiento que hoy está en entredicho. Por ese episodio, el atacante será formalizado.
Quien se desahoga a través de su cuenta en Instagram es Camila Sepúlveda, la expareja de Jordhy Thompson. Lo hace apenas a un mes de que se conocieran las imágenes del delantero del Cacique agrediéndole en una discoteca. “Le prometí que nunca lo haría, pero ya no puedo más. Lo hago porque ya se salió de las manos y logré entender que esto no es amor porque el amor no duele!! No pienso cubrirlo más!! Quiero que sepan la clase de persona que es, es un maldito maltratador y manipulador! Hace mucho tiempo ya empezaron las agresiones físicas, siempre fue una relación muy tóxica, donde me alejaba de todas mis amistades, no me dejaba ver a mis propias amigas porque decían que eran maracas (sic)... lo típico que dicen los enfermos. Me maltrató física y psicológicamente siempre”, escribe la joven.
El de Sepúlveda es un llamado de auxilio. Uno nuevo. El primero ya había generado impacto. Primero, a nivel de la opinión pública. Los hinchas albos se irritaron y hasta exigieron la salida del antofagastino del club. Ahora, lo vuelven a hacer. En el ámbito judicial también hubo consecuencias. El Ministerio Público formalizará a Thompson por la agresión. “Se le imputan los delitos de lesiones menos graves en contexto de violenta intrafamiliar (VIF) y lesiones leves en contra de dos víctimas. Estas fueron identificadas como la expareja de Jordhy Thompson y una testigo de los hechos”, consigna The Clinic. El Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago programó la audiencia para el martes 9 de mayo, a las 11 horas.
Se agota la paciencia
La revelación de Sepúlveda llega en el peor momento para Colo Colo. Thompson había vuelto al primer equipo en el duelo frente a Universidad Católica, una medida que hasta el propio Gustavo Quinteros había defendido. “En la parte personal está bien y mejor. Está haciendo una transformación en su vida que nosotros como equipo queremos acompañar. Queremos que su vida sea distinta, que el fútbol lo ayude a cambiar como persona. En ese proceso, en lo personal, le ayuda hacer lo que le gusta”, sostuvo.
La estrategia falló. Thompson, quien había vuelto a su departamento, después de un período en que el club optó por alojarle en la Casa Alba, a modo de mantenerlo controlado. reincidió. “Ahora el sábado 15 de abril estábamos en el departamento cuando tuvimos una discusión que comenzó porque me dijo que los hinchas de Católica le habían gritado cosas en el estadio. Decía que era mi culpa que le gritaran cosas, que yo tenía la culpa de todo. La situación comenzó a volverse una discusión en donde me pegó otra vez, con un tenedor, me apretaba los brazos, me empujaba, me pegó un combo en la cabeza... Llamé a Colo Colo para contar lo sucedido y le quitaron el departamento el domingo 16 de abril”, explica Sepúlveda en su testimonio.
El antofagastino no fue a entrenar en esta jornada, pero el terremoto que generó la situación es mayúsculo. Los albos están a horas de enfrentar al Monagas, por la Copa Libertadores, y han tenido que desviar la atención para afrontar un nuevo foco de ruido. La jornada ha transcurrido entre reuniones a nivel gerenciales y el ida y vuelta de Daniel Morón, el encargado del ámbito deportivo, quien, además, ha tenido que atender a los emisarios de la Conmebol que llegaron a inspeccionar el estadio Monumental. Todo, además, en un mes agitado por la junta de accionistas de este viernes que puede derivar en nuevos y profundos cambios institucionales.
En el Cacique pierden la paciencia con Thompson. Su caso ya no se se manejará a nivel de gerencia deportiva, sino que escalará al directorio, lo que implica que se puedan tomar medidas drásticas. A la testera alba, que encabeza Alfredo Stöhwing, le preocupa la imagen de relajo que pueda dejar Colo Colo a partir del tratamiento del caso Thompson. Siente que el jugador terminó exponiendo a la institución, más todavía porque el nuevo incidente se produce justo después de la reinserción y del respaldo público de Quinteros. Los albos están realizando la investigación de rigor, pero las sensaciones cambian. Ahora imperan el desánimo y la rabia, porque no es la primera vez. El respaldo que existió después de la primera crisis ya no está. Se esfumó.
A Gustavo Quinteros, por ejemplo, le molestaron varias situaciones. “Ahora en la mañana me causó sorpresa todo lo que se dice sobre Jordhy y un posible nuevo encuentro con la persona que presentaba problemas. Me sorprende porque de parte del club no tenía permiso para volver a estar cerca de esa persona. También me extraña que esa persona se haya reunido con Jordhy”, planteó, en conferencia de prensa. ““Me parece que ahí hay una relación enfermiza, de culpabilidad entre ambos. Porque no deberían estar juntos. Estamos tratando de ayudar a Jordhy a que sea una persona mejor, pero la otra persona también necesita tener ayuda. Si esto es así como se ha comentado, me extraña que hayan vuelto a estar juntos. Ahí hay un tema de ambas personas que hay que mejorar”, añadió. Las reflexiones generaron controversia.
El Club Social y Deportivo Colo Colo condenó a través de un comunicado al futbolista. “Absoluto rechazo a las reiteradas conductas de violencia ejercidas por el futbolista contra su expareja, las que revisen el carácter de delito grave y contravienen completamente los valores y principios que deben regir en nuestra institución”. De paso, pide su salida del club. “En vista de la gravedad y la reiteración de los hechos, consideramos que la permanencia de Jordhy Thompson en estas condiciones resulta insostenible”.
Blanco y Negro, en tanto, expuso un comunicado que denota versiones contrapuestas. “El volante manifestó que los hechos son anteriores al compromiso que él asumió con la institución cuando se realizó la acusación anterior, lo que no excusa la gravedad de la denuncia”, apunta en uno de sus apartados. Sepúlveda fija la última agresión el sábado, después del partido ante la UC. La concesionaria justifica la reinserción de Thompson al primer equipo en el dictamen médico al respecto y afirma que el jugador ha asistido puntualmente a sus terapias.
Una estrategia equivocada
Igualmente, el Cacique está enfrentado a una disyuntiva mayor. Thompson es considerado como una de las escasas figuras exportables que tiene el club. Los otros son Vicente Pizarro y Damián Pizarro. Esa es la justificación por la que los albos siguen apostando a rescatarle, por más que la tolerancia se vaya reduciendo progresivamente. Hay factores personales que en el Cacique no quieren dejar en el aire. En la entidad atribuyen parte de sus problemas a la ausencia de una figura paterna y a una familia disfuncional. El respaldo que recibe en la Casa Alba tampoco es suficiente. En la residencia que alberga a los nuevos talentos albos hay unos 60 jugadores de los que preocuparse.
A nivel profesional, en tanto, está en entredicho la estrategia que utilizó Colo Colo para atender la primera alerta. “El jugador, que actualmente reside en Casa Alba, se encuentra con una asesoría especial y frente a los graves hechos se ha determinado una intervención de profesionales especializados para que este tipo de situaciones no se repitan, que lo mantendrá alejado de las actividades del primer equipo por el tiempo que los especialistas determinen adecuado”, informó el club en ese momento. Por esos días, el club estaba en proceso de selección de un sicólogo deportivo jefe.
Ahora se anunció que el jugador será separado del plantel profesional mientras se desarrolle “una investigación seria” y que se le solicitó volver a la Casa Alba “con el objetivo de concentrarse en su tratamiento”. Minutos antes, el club social albo había sido más enfático y exigía la salida del jugador. “La permanencia se hace insostenible”, resaltaba.
Sin embargo, hay quienes reparan en un problema de foco. “Lo primero es que esto no es un problema que tenga nada que ver con el fútbol. Dentro de lo sicológico pertenece al área personal, de salud mental, no de la sicología del deporte. Hay que remitirlo a especialistas en sicología clínica, que son los que hacen terapias ante variadas situaciones, como depresiones, control de impulsos. Habría que ver qué hay. Al principio, apoyado también por un siquiatra, un médico”, apunta Enrique Aguayo, sicólogo deportivo con amplia experiencia, quien incluso trabajó en Colo Colo.
La intervención es urgente. “Al ser una figura pública y mediática, esto toma carácter de urgente. El trabajo del sicólogo es más a plazo. El siquiatra trabaja con medicamentos que lo puede controlar”, sostiene Aguayo.
El especialista declina evaluar el rápido retorno competitivo del jugador. “Si está en manos de un profesional idóneo que dijo que estaba en condiciones, habrá que hacerle caso al profesional. Tampoco se puede tomar medidas contra el criterio del profesional. Por eso hay que contratar un profesional idóneo”, apunta.
En lo que sí es lapidario es en los efectos y en la estrategia para conducir el caso. “El impacto social termina siendo una mochila para todos y hay que ver cómo cada uno la maneja. Aislarlo de la actividad depende de lo que diga el especialista, pero después está el sentido común. Cómo manejar la reacción de los hinchas, de los rivales. Ahí se puede sumar el sicólogo deportivo. Recién ahí”, sostiene.
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