Quiebre entre Trump y Zelensky: tensiones y dudas se habrían arrastrado durante semanas
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La crisis en tres tiempos se dio tras la negativa de Estados Unidos al ingreso de Ucrania a la OTAN y a la petición formal de Washington de hacerse con tierras raras. El quiebre se cristalizó con la exclusión de Kiev de las conversaciones de paz en Arabia Saudita entre Rusia y EE. UU.
El clímax fue incluso violento. Una relación de alianza por casi tres años entre Estados Unidos y Ucrania, luego de que esta última fuera invadida a gran escala por Rusia el 24 de febrero de 2022, se fracturó este miércoles cuando el presidente Donald Trump criticó abierta y duramente a su par ucraniano, Volodymyr Zelensky. O al menos, ese fue el día en que para el público general la alianza estalló por los aires, porque, según el medio estadounidense NBC, las tensiones entre ambos mandatarios se arrastraban tras bastidores desde mucho antes de que Trump llamara “dictador” a Zelensky.
La escalada llegó a su cenit cuando el líder ucraniano dijo que su contraparte norteamericana estaba “atrapado” en una “burbuja de desinformación” y que había caído en la propaganda rusa. La respuesta de Trump evidenció indiscutiblemente la mala relación. Llegó a calificarlo de “comediante modestamente exitoso”; lo acusó de haber malgastado la exorbitante cifra de 350.000 millones de dólares (según la agencia oficial estadounidense Ukraine Oversight, que audita la ayuda a Ucrania, la ayuda total de Washington asciende a alrededor de 183.000 millones de dólares entre 2022 y 2024) en ayudas estadounidenses en un conflicto que, según el magnate republicano, “no se podía ganar”; dijo que Zelensky era “un dictador sin elecciones” porque, efectivamente, no celebró las elecciones de 2024 amparado en la ley marcial que rige al país desde 2022, y le endosó un supuesto 4% de apoyo ciudadano, lo que varias encuestas locales niegan, ya que estaría sobre el 50% de aprobación.
Las migajas que guiaban el rastro son de público conocimiento, pero su impacto entre funcionarios ucranianos fue más profundo de lo que se creía inicialmente, reveló NBC. La relación se trizó en tres puntos, que luego terminaron en fractura. La rápida negativa de Estados Unidos a la incorporación de Ucrania a la OTAN fue una de ellas. Le siguió la solicitud de Trump de obtener “tierras raras” con alto valor económico, y cerró con la exclusión de Ucrania -y de la Unión Europea- de las negociaciones entre EE.UU. y Rusia que se estaban llevando a cabo en Arabia Saudita.
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Según CNN, “el mensaje de Trump no fue un ataque aislado”, ya que durante años el magnate “ha visto a Zelensky con escepticismo, cuestionando sus decisiones y -en un episodio que se hizo famoso durante el primer impeachment de Trump- presionándole para que abriera una investigación sobre su entonces rival Joe Biden”.
Quiebre con antecedentes
La preocupación ucraniana no se limita a los últimos dos días. En privado, funcionarios de la administración de Zelensky señalaron a NBC que estaban “alarmados” luego de que les dijeran que las reuniones con altos cargos de la administración estadounidense podían cancelarse si el gobierno ucraniano no accedía rápidamente a determinadas demandas.
Al mismo tiempo, mensajes contradictorios en público y en privado descendían desde distintos cargos estadounidenses, especialmente cuando se trataba del eventual ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, o NATO por sus siglas en inglés).
Es más, dos personas con conocimiento del asunto dentro del gobierno de Zelensky reconocieron que desde incluso antes de la llegada de Trump al poder había escepticismo sobre si el republicano confiaba en la causa ucraniana, sumado al historial trumpista de evitar las críticas a Rusia, consignó NBC.
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El ingreso a la OTAN ha estado en la agenda de Kiev como una garantía de seguridad ante un posible acuerdo de fin de la guerra, pero el regreso de Trump a la Casa Blanca hizo aun más improbable su ejecución, y Zelensky lo sabía. Por eso trató de mostrar cierta flexibilidad al proponer que los países europeos pudieran desplegar sus tropas en Ucrania a modo de garantía de seguridad en un eventual acuerdo de posguerra.
Todo esto ocurrió más de dos semanas atrás, previo a la liberación del profesor estadounidense Marc Fogel, encarcelado en Rusia. Es más, todo parecía relativamente viento en popa para Zelensky, quien vio cómo Trump amenazaba a Moscú con aranceles, sanciones e impuestos si Vladimir Putin no negociaba la paz, mientras, al mismo tiempo, nombraba como enviado especial al país europeo al teniente general retirado del Ejército Keith Kellogg, quien se ha mostrado simpatizante de Kiev.
Pero llegaría el acuerdo que trajo de regreso a tierras norteamericanas a Fogel. Fue la primera carta que derrumbó la torre de naipes. Mientras estaba en Moscú negociando la liberación del profesor, Steve Witkoff, el enviado a Medio Oriente de la administración Trump, se reunió durante tres horas con Putin. Menos de 24 horas después ocurrió la inesperada llamada del mandatario estadounidense con su par ruso, consignó NBC. Kellog, de paso, se sintió excluido totalmente de las negociaciones, y con razón: tampoco participó de las reuniones de esta semana en Arabia Saudita.
Desde el punto de vista de Donald Trump, NBC señaló que este creía injusto que Zelensky diera muestras de resistencia a peticiones estadounidenses, pese a que Ucrania ha recibido más de 75.000 millones de dólares en ayuda militar. En cambio, el Presidente ucraniano parecía sin prisa por llegar a las exigencias norteamericanas, molestia que alcanzaron la “indignación”, señaló el citado medio, “por las quejas públicas de Ucrania por haber sido excluida de las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia para poner fin a la guerra”.
“Hay frustración”, admitió un funcionario de la Casa Blanca, ya que ven que Zelensky y otros líderes europeos han tratado de “denigrar” los esfuerzos de Trump por lograr la paz.
Respecto a la OTAN, el punto de quiebre se puede ubicar en la semana pasada, cuando funcionarios estadounidenses y europeos preparaban los detalles para la reunión en Bruselas y Múnich y se anunciaban potenciales reuniones entre Zelensky y altos mandos provenientes de Washington. Ya eran públicas las llamadas de Trump a Putin y luego –importa el orden– a Zelensky, y, según NBC, personas dentro de la administración estadounidense intentaron evitar un quiebre entre su país y Ucrania.
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De hecho, previo al discurso en Bruselas del 12 de febrero de Pete Hegseth, el secretario de Defensa de los Estados Unidos, funcionarios del Departamento de Estado aconsejaron a su equipo que no dijera públicamente que Ucrania no entraría a la OTAN como parte de un acuerdo de paz con Rusia, dijeron cuatro funcionarios de la administración y del Congreso al citado medio.
Pero Hegseth ignoró la sugerencia. Por el contrario, se alejó de un borrador preparado la mañana del miércoles y lanzó un mensaje contundente: “Estados Unidos no cree que el ingreso de Ucrania en la OTAN sea un resultado realista de una solución negociada”.
El segundo golpe a la administración de Zelensky llegó al día siguiente del discurso del secretario de Defensa y de la llamada de Trump: el secretario del Tesoro, Scott Bessent, “presentó a Zelensky un documento que otorgaría a Estados Unidos la propiedad de la mitad de los minerales de tierras raras de Ucrania, que son fundamentales para fabricar diversas tecnologías”, relató NBC. Al mandatario ucraniano “le sorprendió el planteamiento”, añadió el medio estadounidense.
Aquí aparece el “atraso” reclamado por Washington. Bessent dio un plazo de una hora a Zelensky para que firmara el acuerdo, pese a que este último dijo que necesitaba tiempo para estudiar la propuesta. De no aceptarlo rápido, añadió el secretario del Tesoro, “se arriesgaba a que se cancelaran sus próximas reuniones con Vance y el Secretario de Estado, Marco Rubio”, dijeron cinco funcionarios estadounidenses y otra persona con conocimiento de la discusión, según NBC.
“Bessent explicó a Zelensky que un acuerdo con la administración Trump sobre minerales de tierras raras sería un componente crítico de la construcción de una asociación estratégica entre Estados Unidos y Ucrania, que en última instancia contribuiría a las garantías de seguridad para Kiev después de un final negociado de la guerra”, añadió el medio. De momento, el Departamento del Tesoro no se ha pronunciado al respecto.
El Presidente ucraniano se negó a firmar el documento y, si bien en Múnich se dijo que la reunión pactada con el vicepresidente, JD Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio, no se celebraría, finalmente solo se atrasaron.
Este martes Bessent dijo a Fox News que creía que Zelensky terminaría firmando el acuerdo, ya que disuadiría a Rusia de nuevas agresiones futuras. “La oferta de Bessent trata de reconocer que la capacidad de Ucrania para defenderse hasta ahora ha sido en gran parte posible gracias a las contribuciones de los contribuyentes estadounidenses”, dijo un funcionario a NBC. “La oferta trata de recuperar parte de esa contribución”, añadió.
La paciencia estadounidense pareció acabar con los comentarios ucranianos sobre su exclusión en las conversaciones de paz, desarrolladas en Arabia Saudita. CNN aseguró que “los ayudantes de Trump han estado siguiendo de cerca las declaraciones públicas de Zelensky”, especialmente las críticas por no haber sido invitados al país de Asia occidental.
Tras los comentarios de que Trump vivía en una “red de desinformación”, el republicano “hirvió” en rabia. Tal fue el enojo, que les dijo a sus ayudantes que quería responder directamente a su par, lo que terminó en su calificativo de “dictador” contra Zelensky.
JD Vance y otros aliados de Trump han dicho públicamente que el mandatario ucraniano debía haber visto venir la ira del magnate. “La idea de que Zelensky va a hacer cambiar de opinión al Presidente hablando mal de él en los medios públicos es absurda. Todo el mundo que conoce al Presidente sabe que esa es una forma atroz de tratar con esta administración”, dijo el vicepresidente de EE.UU. a The Daily Mail.
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Mientras, las malas noticias no cesan de llegar en Kiev. Este jueves el país norteamericano se negó a copatrocinar un proyecto de resolución de la ONU para conmemorar los tres años de la invasión de Ucrania por Moscú que respalda la integridad territorial de Kiev y condena la agresión rusa, dijeron a Reuters tres fuentes diplomáticas, lo que podría significar un “cambio radical en la posición del aliado occidental más poderoso de Ucrania”, añadió la agencia de noticias.
Desde Heritage Foundation, la agrupación detrás del polémico Proyecto 2025, han defendido la postura de Trump. Victoria Coates, vicepresidenta de seguridad nacional y política exterior del organismo, dijo a Wall Street Journal que “no es que el presidente Trump esté abandonando el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial”, sino que “ya no estamos en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial y tenemos que aceptar que el panorama geopolítico ha cambiado”.
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