Quién es y qué busca Renato Acuña, el retador de Izkia Siches en las elecciones del Colegio Médico
Con la interna recién pospuesta para fines de agosto, la doctora Siches corre con ventaja para un nuevo período al mando de la orden: además de su rol protagónico en la pandemia, mantiene activa una red con distintos estamentos del gremio. Los suyos dicen que aún es prematuro activar campaña. En vez de enfrentar al médico Enrique Paris, se las verá con el cirujano pediatra Renato Acuña, cuyo padre presidió el Colegio en la UP y lideró un paro contra Salvador Allende. La disidencia sabe que la tiene cuesta arriba, pero apuesta a no hacérsela fácil.
En lo que va del día ha confirmado dos veces que irá a la reelección. “Espero que la comunidad médica nos apoye en eso” (Radio Duna) y “ahí vamos a saber cuánto pesamos” (Revista Ya). Lo sabrá al final del proceso fijado para el 27, 28, 29 y 30 de agosto, fecha fijada el viernes último por el Consejo General del Colegio Médico. Pero la percepción de sus partidarios y detractores -retomando ese viejo enunciado de si las elecciones fueran este domingo-, es que la doctora Izkia Siches Pastén tiene un generoso saldo a favor en esta pugna interna que se ha teñido de conflicto político entre quienes apoyan y cuestionan la gestión del gobierno durante esta crisis.
Por eso, entre los cercanos y aliados a la líder del gremio sorprende que en poco más de tres meses no vaya a enfrentarse con el doctor Enrique Paris, ex presidente del gremio (2011-2017) y quien se ha perfilado casi como su archirrival (aún se recuerda el encontrón que tuvieron en una sesión remota de la Mesa Social COVID-19; él terminó desconectándose). En lugar de él, la oposición levanta la candidatura del cirujano pediatra Renato Acuña Lawrence, que trabaja en la Clínica Alemana y lleva décadas haciendo clases en las universidades de Chile y del Desarrollo. Él ya ha dado tres entrevistas en los últimos días criticando el cometido de Siches, acusándola de politizar al gremio y poco menos que de descuidar a sus afiliados.
Aunque en ambos bandos dicen que todavía queda tiempo para la contienda -la campaña oficial recién comenzará hacia junio-, en los hechos ésta ya se ha apurado. “Hoy tenemos que concentrarnos en la pandemia y, más adelante, cuando se acerquen las fechas, en agosto, ahí ponemos de nuevo en campaña al Colegio Médico”, advirtió la presidenta hoy y los suyos insisten en que “todavía no es una prioridad”. Pero al frente, sabiendo que corre con ventaja, no pretenden entregarle en bandeja un nuevo mandato, y ya han mostrado los dientes como con esa inserción que hace algunas semanas firmaron 241 médicos -con Acuña a la cabeza- en la que llamaban a “dejar de lado intereses políticos” y evitar un “cogobierno y comisiones paralelas”.
“Con todo lo popular que es, yo no pierdo nada con no salir electo, porque sería lo lógico, pero si ella llega a perder, todo su capital político se va al tacho”, confesó ayer el mismo Acuña ante El Líbero, y según los suyos esa es en parte la apuesta: minar ese potencial en que muchos de quienes la apoyan ven un futuro político en el Parlamento, como lo hicieran antes Juan Luis Castro (PS) y Enrique Accorsi (PPD). Es decir, llegar al menos a un desenlace estrecho y no a una derrota por paliza en agosto. En la interna, el retador quiere concentrar su campaña en criticar un supuesto descuido de Siches de los afiliados al Colmed por haber privilegiado una agenda más política y exigir más transparencia en su gestión.
Acuña corre esta carrera con el fuerte apoyo de Paris, con quien se conocen desde que el primero era becado en cirugía en el Hospital Luis Calvo Mackenna, por allá cerca de 1985. Lo respeta y sigue sus consejos. Pero, ¿por qué no postuló Paris esta vez, si es más conocido? Depende a quién se le pregunte. Para la disidencia a Siches, porque ya fue presidente dos veces y para qué volver de nuevo. Para el oficialismo de la orden, tal vez porque teme una derrota y porque una campaña tan política y tal vez polarizada como la que puede ocurrir le haría un escuálido favor a su cometido como decano de Ciencias de la Universidad Mayor, cargo que asumió en agosto del 2018.
Acuña ve en Paris a un líder natural y quería que postulara de nuevo (“él quiere que vaya yo de presidente, aunque creo que debería ir él", reconoció ayer). Ahora lo quiere en su lista, para la que necesita, debe, buscar a una doctora, una mujer con la que pueda hacer algún contrapeso a la figura de Siches. También ha de fichar a dirigentes regionales del Colmed, piezas importantes en las elecciones internas del gremio. En la última (2017), donde la lista de Siches le ganó a otras dos con cerca del 53%, votaron 11.866 afiliados, cifra que entonces Paris etiquetó de “récord histórico”. Usualmente votan menos alrededor de 6 mil, recuerda un dirigente.
La oposición a Siches tiene claro que en esta competencia juegan con los colores de la derecha oficialista con todo lo que se ha dicho y criticado de ida y de vuelta, y buscarán explotar ese flanco. En el gremio hay preferencias políticas y hay médicos que militan, pero Acuña afirma que él no, que “nunca lo hecho" y que “la mitad de mis amigos de izquierda dicen que son de derecha, y la mitad de mis amigos de derecha dicen que son de izquierda”. Y en los meses que vienen tendrá que vérselas con un ambiente electoral, distinto a la vida académica a la que dice estar acostumbrado. Pero algo de esto lo lleva en la sangre.
Su padre, Rubén Acuña, fue presidente del Colegio Médico durante la Unidad Popular, y como tal encabezó un paro del gremio contra el Presidente Salvador Allende. Era cercano o militante de la DC, entonces parte del CODE y tenaz opositora al gobierno. Le tocó negociar con él pliegos de peticiones que le aceptaron, pero la plana mayor insistió con seguir con las medidas de presión. Acuña senior dejó el cargo casi simultáneamente con el Golpe.
Pero Acuña hijo insiste en que “tengo amigos de izquierda y de derecha con los cuales discuto", y que su norte es despolitizar al gremio. Ha decidido irse con cuidado eso sí, porque preferiría olvidar su tropiezo en la entrevista que le dio la semana pasada a Emol, en la que exigió un Colmed “para los médicos y por los médicos. Hay que recuperar el Club de Campo, que está con deudas y cerrado por un problema eléctrico por dos años, y si la directiva hubiera puesto el mismo empeño que puso en DD.HH. y en puntos de prensa, tendríamos un club de lujo”.
Le llovieron, obvio, críticas y mofas. “Tiene que aprender", comentan aliados suyos. Acuña tiene pensado irse con más cuidado, y a veces cuenta con el apoyo, la asesoría informal, del equipo de Paris. Memes aparte, en el mundo interno de la orden el club de campo y otros beneficios sí le importan a sus afiliados. Eso sí, en el equipo de Siches niegan que el espacio -ubicado en La Dehesa, comprado en 1971- esté cerrado hace tal tiempo, sino que solo espacios puntuales como el casino, por desperfectos que se arrastran de la gestión anterior.
Más importante para el pueblo galeno es el seguro conocido como Falmed (Fundación Asistencia Legal Médica), que se alimenta de cuotas y aportes y protege a los afiliados con un seguro por mala praxis, en caso de acciones legales de pacientes por negligencia. También les provee de un único aporte a las familias de los afiliados fallecidos. Es una de las principales motivaciones para colegiarse: protegerse.
Donde Acuña pretende insistir es en cuestiones internas como una auditoría iniciada a raíz de eventuales irregularidades con los dineros derivados de las cuotas en el Regional Valparaíso, y de la cual -alega- aún no se sabe nada. Los aliados de Siches retrucan que la misma directiva la inició y que no fue a petición de la disidencia, y que los hechos se remontan a la gestión anterior. La de Paris.
¿Dónde apostará el retador a hacerse fuerte? Primero, confía en que voten por él las generaciones de médicos a las que lleva haciendo clases desde fines de los ’70 (la primera fue de anatomía al corazón). También cuenta con sus pares de la Clínica Alemana, donde trabaja y ha operado a varios hijos de médicos. Y espera conquistar respaldo en regiones. Adicionalmente tiene la mira puesta en el regional Santiago, cuya presidenta, la doctora Natalia Henríquez, anunció la semana pasada que renunciaba. En el gremio algunos de la oposición dicen que ella y Siches, antes aliadas, rompieron relaciones por severos problemas internos.
Ante todo este nuevo panorama, los cercanos a Siches dicen que enfrentará el lance con el respaldo de distintos estamentos. Cuentan que durante la pandemia mantiene diálogo constante con redes y sociedades de infectólogos, microbiólogos, intensivistas, anestesistas y otros con quienes comparte lo que lleva y trae de las sesiones de la Mesa Social COVID-19 en la que ella participa. Esperan que, al sentirse ellos representados, tengan su apoyo en agosto. E insisten en que mantiene redes con varios hospitales públicos (ella trabaja 22 horas semanales en el San Juan de Dios).
Todavía no ha definido su lista, pero de momento se apoya en un círculo cercano. Ahí están el vicepresidente Patricio Meza, con quien estuvo en la directiva del Regional Santiago cuando ella lo presidió; el doctor Roberto Estay, presidente del Departamento de Políticas y Estudios de Salud; el doctor Cristóbal Cuadrado, secretario de esa unidad, y -entre otras y otros- la doctora Carol Muñoz, presidenta de médicos generales de zona, agrupación con la que la mesa ha forjado alianzas.
En agosto sabrán cuánto pesan.
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