Quién está detrás de Zoom, la plataforma que alerta a las autoridades en EE.UU.

“El nuevo Rey del Trabajo Remoto”. Así fue calificado recientemente por The Financial Times, Eric Yuan (50), creador de Zoom Video Communication, la plataforma de video chat de fácil uso y que cada vez cobra más adeptos debido al confinamiento que impuso la cuarentena a nivel mundial por el coronavirus.

Hace solo unas semanas, el empresario -confeso admirador de Bill Gates- entró en el índice de multimillonarios de Bloomberg. A comienzos de año no figuraba en el ranking de las personas más ricas del mundo, pero en marzo alcanzó el puesto 184, luego de que su empresa alcanzara un valor de US$2.000 millones. Hoy la fortuna de Yuan se calcula hoy en US$7.800 millones.

Para alcanzar el éxito el ingeniero de origen chino -nacido en la provincia de Confucio- debió sortear una serie de obstáculos. Quizás el más significativo fue cuando decidió radicarse en Estados Unidos con el sueño de Silicon Valley. Y es que el gobierno norteamericano le negó en ocho ocasiones la visa de residencia. Solo al noveno intento consiguió establecerse en el país. Era 1990 y la llave para acceder al beneficio fue un título de informática de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shamdong, la provincia donde nació a 540 kilómetros de Pekín (China).

Luego de lograr convencer a las autoridades norteamericanas para su residencia, el empresario comenzó una carrera con altos y bajos que incluso lo llevó a acordar con su mujer renunciar a su trabajo en Cisco para emprender el difícil camino de fundar una star up.

Según cuenta la mitología, la idea de levantar Zoom surgió en la cabeza de Yuan debido a los extensos viajes que debía realizar para visitar a su novia en China, que se extendían por hasta 10 horas. A los 22 años se casó con su compañera de universidad.

En ese período su círculo cercano resultó clave. Todos sus amigos le apoyaron y algunos lo hicieron no tanto por su idea, sino más bien por la fe que tenían ellos en él.

Yuan siguió trabajando en una plataforma que combinara fácil acceso y, al mismo tiempo, estabilidad en la señal con un bajo consumo de datos en la transmisión.

El año pasado fue muy agitado para el emprendedor de origen chino. Abrió su compañía en la Bolsa de Nueva York y al poco tiempo la compañía se disparó en su valor bursátil. Sus cercanos han asegurado que siempre lo han visto en distintas partes del mundo, aunque él ha señalado que no suele viajar mucho. En ocasiones suele usar unas de las aplicaciones más llamativas de la plataforma que permite escoger la puesta en escena del fondo. Por lo mismo, un día puede estar en la playa y al otro día en pleno Manhattan.

La reserva y la austeridad son las dos características que resaltan en la personalidad del empresario que más se ha hecho conocido desde que partió la pandemia. Hasta el día de hoy toma el Calltrain, línea ferroviaria que une la bahía de San Francisco y también conduce un Tesla. “Está bien diseñado, es muy rápido y, además, son clientes”, reconoció el propio Yuan al Financial Times.

Desde que partió la cuarentena en Chile, Zoom se transformó en la plataforma más usada a nivel gubernamental y personal. De hecho, el propio Presidente Sebastián Piñera la eligió para la coordinación con sus ministros.

En el país también se está legislando vía Zoom, ya que ambas cámaras del Congreso Nacional contrataron el sistema para realizar las sesiones legislativas a distancia, como requiere la prevención sanitaria. La inversión ronda los US$200 para el uso del servicio. Al inicio de la emergencia el Senado y la Cámara de Diputados optaron por el servicio gratuita, pero se hizo necesario pagar la cuenta premium del Congreso que permite reuniones de hasta 100 personas por más 45 minutos.

Hoy entre los clientes de Zoom figuran Uber, Wells Fargo y Delta, entre otros. Pero con el éxito también empezaron los cuestionamientos para la firma de Yuan.

Hace un par de semanas se puso de moda en Estados Unidos -e incluso en Chile- una práctica que fue bautizada como “Zoombombing”. Se trata de la irrupción en salas de reuniones de Zoom sin haber sido invitado. La práctica ha dado para todo tipo de abusos: envío de pornografía, de mensajes racistas o fotografías de gente muerta. Y hasta difusión de material Nazi.

Frente a las críticas, Zoom ha actualizado en dos ocasiones su política de servicio. La primera ocasión fue el pasado 18 de marzo y la más reciente el pasado viernes, recogiendo al menos parte de cuestionamientos, aunque sus esfuerzos no parecen suficientes frente a sus usuarios. Para su mala fortuna, la fiscal general de Nueva York (EE.UU) Letitia James, puso en marcha una investigación por sus prácticas de privacidad y seguridad de datos.

En Chile, en tanto, no se conocen investigaciones en contra de la plataforma. Sin embargo, cada vez son más frecuentes las víctimas del “Zoombombing”. De hecho, el pasado miércoles un foro organizado por el Centro de Regulación y Competencia (RegCom) titulado “Regulación y Competencia en Tiempos de Catástrofe” debió interrumpirse en ocasiones debido al ingreso de usuarios no autorizados. Algunos exhibían fotos inapropiadas y otros lanzaban improperios a los expositores, lo que debió ser controlado por el abogado Ezio Costa.

Desde el Poder Legislativo admiten que conocían los reparos en materia de seguridad que estaba siendo objetivo Zoom en Estados Unidos. Sin embargo, aclaran que las disposiciones de seguridad que están siendo cuestionadas son aquellas que supuestamente serían de encriptado punto a punto y ellos no utilizan dicha modalidad.

En efecto, gran parte de las sesiones del Parlamento son públicas y bajo el sistema de teletrabajo.

Para María Paz Canales, Directora Ejecutiva de Derechos Digitales “el problema de privacidad de Zoom se refiere fundamentalmente a que la información que recoge de usuario se puede usar con fines de marketing dirigido.Y al hacer eso lo que hace es revelar el comportamiento de los usuarios que la utilizan.Eso bajo nuestra normativa se entiende como hábitos y los hábitos son datos personales sensibles”.

Otro de los cuestionamientos a la plataforma es que sus salas de chat son codificadas mediante una URL (sigla que en inglés que apunta a una dirección de Internet) y que en ocasiones otros usuarios ingresan a dichas salas solo adivinando números al azar.

“No sirve de nada la encriptación que eventualmente puede ser descubierta al azar. Tienes allí esa disrupción posible. Su idea de punto a punto es distinta a la idea que mantiene la industria informática. Ellos hablan de servidor a servidor, pero aquí lo correcto sería de dispositivo a dispositivo. Entonces, eventualmente sí se abren flancos de seguridad en los que el mensaje emitido y recibido no es 100% seguro”, complementó Hugo Morales, editor en Jefe de la revista tech Pisapapeles.cl.

Daniel Álvarez, académico de la Universidad de Chile, explicó las políticas de uso de la aplicación son diferenciadas de acuerdo al lugar. “Tienen un estándar más alto para los ciudadanos de California (EE.UU). Luego un estándar mediano para los ciudadanos de la Unión Europea y tienen otras políticas para el resto del mundo. Pero lo que más llama la atención es que ellos pueden hacer de todo con tus datos, porque está redactada de manera muy ambigua”.

Mientras, el director de Tren Digital y académico de la Universidad Católica, Daniel Halpern sostuvo que de pronto uno con ponerse más papista que el Papa, la expresión que uno puede encontrar para esto es demasiada critica. Si yo no pongo que la reunión es privada y establezco una clave, te aseguro que nadie entra. Por lo tanto, creo que también hay un problema de usabilidad. Zoom ha solucionado un sin número de dificultades técnicamente en esta pandemia. Es de fácil uso y es gratuita por los primeros 40 minutos. Requiere un menor ancho de banda y es más estable. Además, te permite grabar las reuniones”.