Rector de la U. de Chile endurece el discurso: “La universidad se reserva el derecho de ver qué hace con el nombre y los símbolos del club”

Ennio Vivaldi
Entrevista a Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile. FOTO: Andrés Pérez

En una doble conversación con La Tercera, Ennio Vivaldi aborda el momento de la sociedad anónima que controla los destinos de un cuadro universitario sumido en una profunda crisis coronada con el escándalo del sábado en Rancagua. Declara, eso sí, que "no es una buena práctica amenazar", por lo que espera que desde la concesionaria, de quienes dice no conocer a los nuevos dueños, asuman mayor proactividad. "A esta altura se hacen imprescindibles signos que apunten a por lo menos dar a conocer la situación de Azul Azul", señala.


Durante el primer trimestre de 2021, Carlos Heller, hasta ese entonces controlador de Azul Azul, cuajó la venta de su paquete accionario y con ello comenzó una nueva era en la concesionaria que maneja los destinos de Universidad de Chile, cuadro sumido en una profunda crisis, coronado con las agresiones hacia los jugadores que algunas personas protagonizaron el sábado pasado en Rancagua.

De los nuevos dueños poco se ha sabido. De hecho, en el comunicado que anunció la operación se detalló que todo se llevó a cabo a través del fondo de inversión privado Tactical Sport y que los aportantes eran Asesorías e Inversiones Sartor S.A. (90%) e Inversiones Antumalal (10%), con algunos nombres involucrados indirectamente, como Pedro Pablo Larraín o Michael Clark. Encima, según el acuerdo, esos aportantes no serían los definitivos.

Así, desde la Universidad de Chile, que cedió nombres y símbolos en 2007 a la por entonces nueva administración a cambio de participar en el directorio y que se respetasen los valores de la casa de estudios, miran con atención toda la movida. Y con lo acaecido ayer, endurecen el discurso.

Hace algunos días Ennio Vivaldi conversó con La Tercera y sobre la parte final de ese diálogo, en el que analizó algunos ámbitos del acontecer nacional, también abordó el proceso del equipo. Después de lo de ayer en Rancagua y antes de ser publicada esta entrevista, se le hicieron preguntas complementarias al rector de la Casa de Bello.

Un fondo de inversión da para mucho, ¿la Universidad de Chile sabe quiénes son los nuevos dueños de Azul Azul?

No.

¿La Universidad de Chile puede dar fe de que no hay representantes involucrados?

No, no tenemos más antecedentes que lo que ha sido público. Todo lo que hemos conversado con Azul Azul ha sido público, ha aparecido en los diarios, yo he hecho declaraciones. Son las personas con las cuales hemos conversado, quienes se han autoproclamado inversionistas. Si hay otras personas involucradas no lo sabemos. Nunca mantendríamos información. Sería absolutamente inaceptable que una información de ese carácter, la universidad fuera cómplice de mantenerla en secreto. Si a mí me dicen ‘son tales las personas’ usted viene al otro día, me lo pregunta y se lo digo, eso es obvio.

A sabiendas de que hay acuerdos con la concesionaria, ¿la Universidad de Chile se ha planteado quitar nombre e imagen en caso de enterarse de que hubiera algo extraño?

Bueno, es lo único que tiene. Nosotros tenemos el nombre y los símbolos. Nosotros no vamos a permitir vernos involucrados en algo con lo cual no concordamos en cuanto a valores.

¿Pero hasta aquí no se ha conversado?

No. Estamos en conversaciones con nuestros directores precisamente. Ahí hay varias cosas. Uno: no le corresponde a la universidad, mientras no se tome una decisión tan drástica como la que se sugiere, ser ella la que vaya a hacer declaraciones al público. Entonces, lo que corresponde, por la confianza que tenemos en nuestros dos directores, que son de lujo y que se complementan muy bien, son ellos los que en el seno del directorio expresarán su opinión, más que la universidad haciendo declaraciones por su cuenta.

Para evitar eso de no verse involucrados en algo con lo que no concuerdan en cuanto a valores, ¿se ha pedido saber quiénes son los nuevos dueños de Azul Azul?

Creo que van a tener una reunión muy luego y ahí vamos a ver lo que ocurre. Estamos en contacto con ellos. Eso tiene que ser de alguna manera dilucidado. Hay otra cosa que es una cuestión de ética elemental y es que esto no puede ser en función que al equipo le vaya bien o mal. Vamos a operar a través de directores que nosotros nombramos y ellos harán ver la opinión de la universidad en el seno del directorio y ahí iremos avanzando. Pero pierda cuidado, porque es obvio: nosotros no vamos a ser parte de algo que no signifique una certeza de que los valores deportivos de la universidad se están cumpliendo, de eso puede estar 100% seguro. Aquí se impone un modelo al cual la universidad no va a dejar de respetar las leyes, pero no va a permitir que los valores se tergiversen ante esa realidad.

Pero, insisto: ¿Con qué mecanismos cuentan para ello?

Lo que mencionó usted antes: retiramos el nombre, retiramos los símbolos, pero no lo vamos a hacer tampoco porque a mí se me ocurrió.

¿Y qué sería desprestigiar a la universidad?, ¿qué existan representantes en la compra?

Obvio. Si es lo mismo que pasa con educación: si hemos defendido toda la vida que la universidad no puede ser considerado un mecanismo para lucrar y para hacer un negocio, ¿por qué vamos a permitir que en el fútbol se organicen las cosas de tal manera que a lo que apunte sea el lucro y no al deporte? El paralelo es muy fácil de entender, pero eso no quiere decir que yo esté acusando a nadie de nada sin tener pruebas.

Los incidentes en Rancagua

¿Qué opinión le merecen los hechos acontecidos el sábado en Rancagua?

Se generó una situación ante la cual nadie que tenga una responsabilidad de cualquier índole en el club puede ser pasivo. Y también entender varias cosas: primero, en que por lo menos desde el punto de vista de la universidad, el tema no es contingente a buenos o malos resultados. Uno puede entender que lo que pasó ayer es producto de la rabia futbolística. Y puede especular si tiene que ver o no con la forma que el club está siendo conducido, pero no me corresponde a mí pronunciarme sobre eso. Por lo tanto, yo hablo del punto de vista de los valores de la universidad y la preocupación es la misma, independientemente del resultado que haya. Básicamente, yo diría que es tremendamente importante que los actuales responsables del club se comuniquen con la opinión pública nacional, con la hinchada del club y con la universidad. Le reitero lo que hemos dicho: nosotros tenemos nuestros representantes en el directorio y se complementan muy bien en su expertiz, porque uno es un ingeniero industrial y por lo tanto sabe muy bien cómo es el manejo de la empresa y la otra directora es abogada y por lo tanto conoce muy bien la parte jurídica y ellos quieren dialogar, interactuar. Pero a esta altura ya es imprescindible que las nuevas autoridades del club se comuniquen, repito, con la opinión pública nacional, con la hinchada y con la universidad.

¿Situaciones como la de Rancagua van manchando a la universidad? Eso del prestigio que hablábamos antes.

Por supuesto, y también tiene que ver con un clima de descalificaciones. Nosotros también hemos sido gratuitamente insultados. Es terriblemente lamentable, repudiable, porque la Universidad de Chile está por devolverle al deporte sus grandes e irreemplazable valores y desde luego que agredir a jugadores es lo más anti estético con esos valores. Por lo mismo y conociendo los climas que hay entre la facilidad de la descalificación y de la agresión que vivimos, hace todavía más necesario que asumamos quienes podemos asumir una responsabilidad. Por eso es que ya habíamos dado esta entrevista el miércoles. Cuando acepté hablar con usted fue porque me daba cuenta que era necesario dar señales de que había una responsabilidad, que no podíamos mirar para el lado. Yo esperaría que este llamado que estamos haciendo a las actuales autoridades de Azul Azul ellos lo entiendan en el mismo sentido. Habiendo dicho todo eso, la universidad obviamente se reserva el derecho a, según cómo evolucionen las cosas -en realidad se lo reserva siempre- ver qué hace con el nombre del club y con los símbolos del club. Y le cuento más: me han llegado WhatsApps pidiendo que volvamos a Tercera División o lo que fuere, pero que no sigamos con una situación así. Ahora, también que quede muy claro: lo que está ocurriendo con el club hoy día es un tema del contexto legal que hay en Chile para manejar los clubes de fútbol profesionales. Son contextos que nosotros no hemos creado, no somos nosotros quienes dijeron que esta es la forma en que se debía organizar el deporte. Por el contrario, pensamos que hay mucho mejores formas de incorporar a la familia, la hinchada, en las instituciones, en los clubes deportivos.

¿Cree que se podría llegar a ese extremo de comenzar de cero en Tercera División?

No, no lo veo en lo absoluto. No es buena práctica amenazar, que es lo que mucha gente ha hecho con nosotros. No vamos a caer en eso, pero lo que quiero decir es un hecho concreto, que es que hoy día en la mañana me llegó un WhatsApp que dice ‘tenemos que volver a Tercera División y olvidarnos de esto’. No le voy a dar el nombre de la persona, aunque quizás estaría feliz de que se supiera. Lo que quiero decir es que no es que lo vayamos a hacer mañana, sino que ya hay gente que se maneja en situaciones que uno podría pensar tan extremas como esa, la de salvaguardar el nombre y el prestigio del club. Ahora, llegado el momento, la universidad se va a preguntar, según cómo evolucione el tema de los dueños, si nosotros no vemos que la cosa es transparente y clara; tomaremos una decisión también. Hay valores y principios que vamos a defender siempre. Y si vemos que eso no se está haciendo, que hay una amenaza a eso, que no está claro… Las circunstancias que ocurren en torno al fútbol profesional son cosas que uno no se imagina y uno tiene que cuidar mucho el nombre de la universidad, sin lugar a dudas.

¿Hasta cuándo se aguanta una situación así, de no conocer a quiénes son los dueños, de todo el desorden que se vive en Azul Azul y que salpica a la universidad?

Nosotros tenemos que dialogar y conversar con los representantes del club de la misma manera que tengo que conversar con el ministro de Hacienda de cualquier gobierno, porque eso es lo que establece el contexto de legalidad, independientemente de que yo piense de otra forma. Análogamente, yo tengo que ceñirme a las reglas del juego, por tanto, lo que tengo que hacer como universidad es que con nuestros dos directores interactuar con los actuales dueños de Azul Azul. Ahora, creo que no es bueno para nadie, porque no es nuestro estilo tampoco, empezar ni con amenazas, ni empezar la conversación tirando el mantel de la mesa. Pero me parecería que a esta altura se hacen imprescindible signos que apunten a por lo menos dar a conocer la situación de Azul Azul. E independientemente que establezcamos una mejor o peor relación, siempre es una decisión nuestra la del nombre y los símbolos. Así que mejor que lo hagan, digo yo.

¿Se deben entonces una conversación con los nuevos dueños y evitar llegar a una situación así?

Hoy día la universidad no lo está considerando como una medida inmediata, pero no lo descarta según cómo evolucione esta situación. Por principio, aplicar una cláusula tan drástica como esa solo se hace por razones justificadas.

¿Llegó el momento de que la universidad endurezca su posición y su crítica?

Más que la universidad, lo que se hace impostergable es poner las cartas sobre la mesa y explicar mejor quiénes son, cuáles son las intenciones, qué proyectos hay y qué se pretende. Sobre eso, claramente Azul Azul no ha querido o no ha considerado necesario, ser explícitos. Con las circunstancias que hay hoy día es impostergable. Esta entrevista que le di el miércoles y que repetimos hoy, si yo no salgo como rector de la Universidad de Chile a hacer una declaración, estoy contribuyendo al problema y no a la solución.

La recuperación del club

¿Se han planteado que de alguna manera el club vuelva a la universidad?

Esa posibilidad ha estado siempre. Y obviamente esa posibilidad va a cobrar más o menos fuerza en función del ambiente o el contexto en que estemos. Si toda la universidad se siente representada y bien, la presión va a ser menor. Y si la situación se va de las manos o se va enredando progresivamente, la posibilidad de que la universidad retire el nombre y el club vuelva a la universidad por supuesto que está. Lo diga o no lo diga está ahí. Y va a ser el devenir de los acontecimientos lo que la va a plantear en primer plano o no. Pudiera igual plantearse en un tiempo totalmente normal, porque hay gente que puede decir ‘preferimos estar vinculados a la universidad y no a una empresa de este tipo’. Pero con cuánta fuerza eso se va a proponer depende también del contexto. Y como veo las voces -por eso comentaba lo del WhatsApp- hoy día va a aumentar esa presión y es totalmente comprensible que así sea y nosotros vamos a estar sensibles a lo que ocurra.

¿La universidad puede en cualquier momento retirar el nombre y los símbolos?

No sé si en cualquier momento, pero lo que pasa es que de llegar a la situación de hacerlo, lo haríamos con motivos muy bien fundados, que harían imposible no hacerlo. Me imagino que habrán cláusulas por las cuales no es por capricho o porque me cayó mal alguien que a mí se me ocurrió retirarle el nombre. No lo vamos a hacer a menos que tengamos razones fundadas.

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