RN y UDI alzan a diputados Castro y Alessandri como cartas de consenso para presidir la Cámara

Un horizonte de ocho semanas tendrían las bancadas de la Cámara de Diputados para desplegarse en la búsqueda de cartas para presidir la corporación en el último año del actual período legislativo (marzo de 2022 a marzo de 2026).

Ese cuadro solo podría variar si es que la actual presidenta de la Cámara, Karol Cariola (PC), adelanta su renuncia al cargo, contemplada inicialmente para mediados de abril, debido a la investigación que se abrió en su contra en el caso de la fallida compra de la clínica Sierra Bella por parte de Municipalidad de Santiago.

Si bien el Frente Amplio ya expresó su interés por asumir la posta este año, a partir de una interpretación del desahuciado pacto administrativo suscrito a inicios de 2022, en el mismo oficialismo ven con realismo que este año el panorama es mucho más adverso, debido a que en las próxima semanas podría resolverse el desafuero de la diputada Catalina Pérez (exmilitante del FA, que sigue ligada a su bancada), lo que le restaría a la alianza de gobierno un voto decisivo.

En la oposición están conscientes de esa posible ventaja y sus bancadas ya comenzaron a sondear nombres.

De hecho, mayoritariamente y a modo informal, ciertos diputados de Renovación Nacional han dado luz verde para que el legislador por Antofagasta José Miguel Castro (RN) se levante como alternativa. Pese a ello, ayer martes los legisladores del partido dejaron pendiente la decisión.

En el gremialismo, la directiva presidida por Guillermo Ramírez también le consultó al diputado Jorge Alessandri (UDI) su disponibilidad para tantear su nombre como eventual carta de consenso al menos del sector. Luego, ayer a la hora de almuerzo, los diputados gremialistas respaldaron la propuesta para que Alessandri sea el precandidato de la colectividad para dirigir la corporación.

Con esos dos nombres sobre la mesa, en los próximos días la bancadas de Chile Vamos intentarán dirimir un solo candidato del conglomerado, que también será ofrecido como alternativa a los otros comités de oposición (libertarios, socialcristianos, republicanos y demócratas).

A diferencia de años pasados, en esta oportunidad son varias las voces en la derecha y el oficialismo que plantean que lo mejor para este último año es conformar una mesa directiva de unidad, que integre a representantes de los principales bloques políticos de la oposición y de la misma alianza de gobierno.

Esta posibilidad es mirada con interés por La Moneda, que ya está al tanto de los primeros sondeos.

Bajo ese diseño, Castro (RN) corre con cierta ventaja, ya que ha desarrollado un perfil de político moderado y hoy tiene relaciones personales con parlamentarios de la centroizquierda y la izquierda, quienes lo ven como una carta que podría dar garantías en todos sectores si es que prospera la idea de una mesa de unidad, que al menos involucre al oficialismo y a Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli).

Su postulación es vista con simpatía por el grupo PPD-independientes.

Castro, además, tiene una fluida relación con el comité de independientes que lidera Pamela Jiles y que integran René Alinco y Marisela Santibáñez, cuyos votos siempre han sido tarea difícil de conseguir. Estos últimos acordaron votar en bloque para la próxima elección de mesa.

Alessandri, por su parte, también tiene amistades en el oficialismo y es uno de los que apoyan la idea de generar una mesa de consenso amplio. Sin embargo, en los últimos años ha desarrollado un perfil caracterizado por declaraciones ácidas con el gobierno. En todo caso, desde el oficialismo consideran que Alessandri igual es garantía de conducción apegada a la constitucionalidad y es contrario a acciones legislativas que vulneren facultades presidenciales, por ejemplo, los retiros previsionales.

No obstante, no todos en la oposición ni en el oficialismo están de acuerdo con buscar una mesa directiva de unidad, como predominó en los primeros años del retorno de la democracia. De partida, los republicanos y los comunistas no están de acuerdo y prefieren la competencia para definir a la nueva directiva de la corporación.

Ese criterio de las mesas de consenso se perdió en los últimos años y fue retomado por el Senado entre 2022 y 2023. Sin embargo, diferencias de interpretación sobre quiénes debían ser parte de la Comisión de Hacienda derivaron en el quiebre del pacto administrativo. Finalmente, con una mayoría en la sala, los senadores de derecha y de Demócratas eligieron a José García (RN) como presidente de la Cámara Alta, en desmedro de Pedro Araya (PPD), a quien le correspondía asumir según el acuerdo original.

El problema de la Cámara Baja es que la derecha ni el oficialismo tienen una mayoría clara debido carácter errático de diputados independientes.

Ya el año pasado la elección de la diputada Karol Cariola se había dirimido por un solo voto (76 respaldos versus 75 que obtuvo la legisladora de Demócratas Joanna Pérez). Además hubo cuatro ausencias sorpresivas que incidieron en el resultado.

Ese escenario ya no es repetible para el oficialismo, no solo por el posible desafuero de Catalina Pérez, sino también por que algunas ausencias de la elección pasada que favorecieron a Cariola. En esta ocasión sí votarían los independientes Enrique Lee y Pamela Jiles, quienes son declarados detractores del oficialismo y, en especial, del Frente Amplio.