Sebastián Madrid, experto en colegios ABC1: "Es difícil hablar de mérito en la élite"
"Un país serio le da continuidad a las políticas públicas, para luego de un tiempo razonable revisar los aspectos que hay que modificar. La ley de inclusión recién se está implementando en la Región Metropolitana, ni siquiera está en todo Chile, y me parece aventurado presentar modificaciones a una ley que recién se está aplicando", consigna el académico.
Doctor en Sociología de la Universidad de Sidney (Australia) y profesor adjunto de Sociología en la UC, Sebastián Madrid, ha dedicado su carrera a estudiar a la "clase dominante". Su tesis doctoral la realizó sobre la fragmentación al interior de la élite y cómo se vive la sexualidad en los establecimientos donde se educa la mayoría de quienes acceden a cargos de poder políticos, económico y culturales. Desde esa perspectiva, aborda con La Tercera PM la nueva ley de "Admisión Justa" que promueve la administración de Sebastián Piñera. Madrid, exalumno del Saint George, uno de los 16 colegios donde según él se educa la élite, detalla que su análisis de "estudiar hacia arriba" se da como una inquietud intelectual que le hizo, a la vez, cuestionarse su propia historia.
Hay cierta recurrencia en el discurso de hablar de "mérito" y "esfuerzo", hoy aplicados al proyecto de ley de Admisión Justa, ¿qué puedes decir sobre esta mirada hacia el interior de la élite?
No es algo que haya indagado de forma específica, pero efectivamente hay un conjunto de personas, entre quienes estudiaron en colegios de élite, que se ven a sí mismos como personas de esfuerzos y meritocráticas. Sin embargo, los puntajes en las pruebas estandarizadas, SIMCE, PSU, según los estudios están vinculados al nivel socieconómico. Ellos no lo ven así. En Diversidad sin diversidad (libro que publicó en 2016), observamos que hay gente que señala que siendo de la élite, no se reconoce como tal, aun cuando quienes asisten a colegios de élite tiene un capital cultural que es hereditario, porque muchas cosas que ellos tienen que revisar en el currículo escolar, ellos lo vivencian en lo cotidiano. Cuando se habla de geografía europea, muchos de estos estudiantes conocen Europa por su familia o viajes de estudios; vienen de familias profesionales. El 70% en Chile es hoy primera generación universitaria. De las 60 personas que yo entrevisté para mi estudio cuantitativo de hombres y mujeres de alumnos de élite, casi todos tenían tatarabuelos profesionales. Es difícil hablar de mérito en la élite, si se compara con alguien que estudió en un colegio municipal, cuyos papás fueron obreros y no hay familiares universitarios. Dentro de la narrativa de quienes yo entrevisté sí hay esfuerzo, porque hay gente que se preocupa de estudiar y otra que no.
En una entrevista con TVN, frente al argumento de que el nivel académico no es reflejo de mérito, sino de condiciones socieconómicas heredadas, la ministra Cubillos respondió "hay tanta ideología en ese comentario (...) seguir vinculando el mérito y el esfuerzo académico con las condiciones socieconómicas es idelogía pura. ¿Lo cree así?
En ciencias sociales existen diversas definiciones de ideología, pero lo que hay aquí son estudios cuantitativos y cualitativos que muestran que no es ideología. De hecho, el 85% de la varianza en las pruebas académicas, se explica por las condiciones socioeconómicas de la familia. Eso se sabe desde los años '60. En los '90 surgió el tema de la Mejora Escolar para tratar de explicar cómo ese otro porcentaje -15 a 20%- se explica por el colegio y cómo influyen las políticas públicas. Tenemos que constatar que tenemos un sistema sumamente segregado. En 2004, la OCDE señala que tenemos un sistema escolar estratificado por clases sociales. Los hijos de familias privilegiadas van a colegios particulares pagados; la clase media va a subvencionados; y los hijos de familias pobres y vulnerables van a colegios municipales. Prácticamente, no hay contacto social dentro del espacio escolar de estudiantes de distintas clases sociales. El factor socioeconómico explica el rendimiento. Ahora, en términos de política pública lo que uno esperaría es que no se esté cambiando la línea en cada gobierno. Un país serio le da continuidad a las políticas públicas, para luego de un tiempo razonable revisar los aspectos que hay que modificar. La ley de inclusión recién se está implementando en la Región Metropolitana, ni siquiera está en todo Chile, y me parece aventurado presentar modificaciones a una ley que recién se está aplicando, toda vez que ya se permite que los colegios emblemáticos puedan seleccionar al 30% de la matrícula, pasar al 100% es a lo menos precipitado y poco serio en vista de los ciclos de políticas públicas.
Daniel Matamala en su columna menciona que el proyecto de ley lo plantea Sebastián Piñera (hijo de un embajador y exalumno del Verbo Divino), acompañado de la ministra Marcela Cubillos (hija de un ministro y exalumna de La Maisonnette), sucesora de Gerardo Varela (nieto de un ministro y exalumno del Saint George's), y Nicolás Eyzaguirre (sobrino de un ministro y exalumno del Verbo Divino). ¿Hay poca consciencia, al hablar de estos temas, de la élite de su condición de élite?
Es heterogéneo. Están quienes yo llamo los disidentes, que tiene consciencia del privilegio y les gustaría hacer algo, pero llegan hasta ahí nomás. Digamos que en vez de meterlos en un colegio en Vitacura, lo matriculan en Ñuñoa. Cuando uno les pregunta del drama de la elección, aseguran que hay sólo 4 o 5 colegios donde elegir: en la Región Metropolitana existen 7 mil establecimientos. Hay otros que personas que no ven su privilegio y lo empaquetan en un discurso de mérito y esfuerzo individual. Y esto tiene que ver con la desigualdad estructural que hay en Chile. En el actual parlamento, el 44% de los parlamentarios estudió en un colegio particular pagado; de ellos, el 16% en 16 colegios de élite que son estudiados como tal. Esto es un cambio respecto al parlamento anterior donde el 54% de los parlamentarios venían de colegios particulares y el 33% de los de élite. Es un cambio, pero los números siguen siendo altos. La élite política es poco diversa. Ha cambiado poco en los años. En los ministros, el año 2006, 63% prevenía de colegios particulares pagados; en 2010, 76%; en 2014, 45%; y en este Gobierno, 90% estudiaron el colegios particulares pagados. Hay una homogeneidad social de quienes conducen el destino del país. En mi estudio, entrevisté a algunas personas de colegios públicos emblemáticos y todos ellos, excepto uno, enviaron a sus hijos en redes de contactos y privilegios que dan los 16 colegios de élite.
¿Por qué el descreme y la selección se enfatiza en colegios públicos? ¿Por qué no se dan propuestas similares en colegios particulares pagados?
Tiene que ver con la rotación. En los colegios particulares pagados, el 80% y algo habían estudiado siempre en su mismo colegio, porque la selección se hace en prekinder, cuando es imposible medir, según la evidencia, el potencial del estudiante. Lo que se hace es seleccionar a la familia. En el particular subvencionado, esa cifra de permanencia baja a la mitad. En los municipales, baja al 5%. Sí o sí se traslada. En la élite son colegios eligiendo a los papás.
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