“Siga, siga”: la controvertida ley Roberto Tobar que irrita a los clubes y los une para reclamar en la ANFP
Los entrenadores pierden la paciencia por las faltas que no se están cobrando en el fútbol chileno. Ariel Holan, Gustavo Quinteros y Pablo Sánchez han levantado la voz. Entre los elencos, incluso, ya se intercambian mensajes manifestado su preocupación por la prepotencia de los colegiados.
El arbitraje sigue dando que hablar en Chile. Con cinco fechas transcurridas en el Campeonato Nacional, el actuar de los réferis no deja indiferente a nadie. Durante la última jornada, gran parte de los focos apuntaron a lo acontecido en el Estadio Bicentenario Municipal de La Florida, donde Audax Italiano recibía a Universidad Católica.
En aquel encuentro, dirigido por el siempre polémico Nicolás Gamboa, ambas escuadras finalizaron con dos futbolistas expulsados. También se fueron a los vestuarios los dos técnicos, más otros miembros del staff de los tanos. El juez dejó jugar mucho y eso fue caldeando los ánimos en la cancha. Hasta el punto que la calentura entre los protagonistas fue insostenible. El encuentro se extendió hasta el minuto 106, debido a los incidentes.
Días antes del enfrentamiento, Ariel Holan disparaba contra el nuevo modo de arbitraje. No apuntaba al fondo del cambio, sino a la manera en que se está implementando. “Yo soy optimista en que llegaremos al equilibrio. Uno quiere que haya más minutos de pelota viva, pero si no le doy la punición a quien utiliza la falta como recurso, no está bien. Es una mal precedente”, señalaba el estratega de la UC.
“Es bárbaro que se quiera tener la pelota más tiempo en juego, pero no se puede ser permisivos y completar con agregado eterno al cierre, estamos jugando partidos de cien minutos a alta intensidad”, agregaba, como si sus declaraciones fueran una premonición de lo sucedido el sábado.
La mejora debería ser progresiva, pero la paciencia es poca. Luego de la primera jornada se comenzaron a notar los cambios. “Buscaremos darle más dinámica, más entendimiento, a nivel transversal, desde el fútbol joven, a todo el balompié nacional”, dijo Roberto Tobar a El Deportivo, en diciembre pasado. Desde el inicio del campeonato se ha visto que los jueces están recurriendo menos al VAR y que no cobran todos los roces.
Estas determinaciones no solo van en consonancia con lo dicho por el exárbitro, sino que van de la mano con su manera de dirigir. El método Tobar, que lo llevó a ser bien calificado a nivel internacional, era dejar jugar. Sin embargo, los entrenadores comienzan a enervarse. Uno de los primeros en levantar la voz fue Pablo Sánchez. El estratega de Palestino apuntó a los jueces del fútbol chileno con una particular reflexión, en la que elogiaba al actual presidente de la Comisión.
“Me parece que hay que tener cuidado, porque hay jugadas que sí son faltas, y con esto de dejar jugar estamos obviando unas faltas que son claras, que ojalá no pase a mayores. Ese ‘no cobrar nada’ puede hacer que aparezca una pierna fuerte demás. Más allá de que nos hayan explicado, me da la impresión de que se deja jugar como era Tobar, pero Tobar es único e irrepetible”, decía, tras la caída de los suyos frente a la U.
Entre los adiestradores parece haber un consenso de pensamiento. Lo dicho por Gustavo Quinteros, quien ha estado enfrascado en más de una polémica referil, va en la línea de lo expresado por Vitamina y Holan. “Hay faltas claras que no se cobran. Estoy de acuerdo con la continuidad de juego, que se juegue más tiempo, que no se corte tanto, pero hay que proteger el juego ofensivo. La palabra no es ayudar, pero no hay que favorecer a los que destruyen o cortan todo el tiempo los partidos con faltas”, declaró el DT albo a mitad de semana.
Ayer, incluso, Daniel Morón, el gerente deportivo de Blanco y Negro, se quejaba. “Si no le ponemos un párate a los árbitros, vamos a tener jugadores fracturados, rajados. Es un malestar cuando te dirigen mal, hoy me siento perjudicado”, agregaba.
En la U, por su parte, también están preocupados. En Rancagua, por ejemplo, en la victoria por la cuenta mínima ante O’Higgins, hubo una serie de episodios que siguen sin entender. Por ejemplo, la amarilla a Leandro Fernández, quien incluso saltó para no pasar a llevar a su rival. Y más con los audios que se filtraron en la que el juez se enfrenta verbalmente con Cristóbal Campos, en un confuso incidente.
La pelea del asistente van de la mano de la denuncia de Marcelo Díaz, el volante de Audax Italiano. El futbolista acusó a Nicolás Gamboa de agresiones verbales durante el duelo. “El duelo se vio manchado por cosas externas y eso no puede pasar. Cuando nosotros venimos acá lo hacemos con respeto (...} Cuando viene un árbitro como Nicolás Gamboa, que nos insulta y nos trata mal, desvirtúa el partido. No lo hace solo con los jugadores de Audax y la Católica, sino que con todos. Eso lo debemos parar. Por eso el partido termina así”, lanzó.
Los clubes están preocupados. Entre sus presidentes, incluso, han intercambiado llamadas y mensajes para organizarse frente a una nueva dinámica de juego que no está siendo bien recibida.
La defensa de Tobar
Roberto Tobar es majadero. Pese a las declaraciones de los técnicos, el regidor de la Comisión de Árbitros insiste en que el “nuevo modo” tiene como objetivo mejorar la competencia local, que ha perdido, a todas luces, nivel durante la última década. “Se agiliza con menos faltas, pero que eso se castigue como corresponde. Hay un ajuste en el concepto y todos se van acomodando en función de los partidos, como pasó con los tiempos de ejecución del VAR”, dice.
El otrora juez llama a todos los actores del fútbol, no solo a sus pupilos, a darle continuidad al juego. “Esto involucra a futbolistas, técnicos y medios de comunicación. Todo va en beneficio de la actividad, con aspectos sociales para que el público nos exija niveles de excelencia”, declaró en dialogo con la radio ADN.
A solo días de asumir en su actual cargo, Tobar conversaba con El Deportivo y explicaba los pros de su forma de dirigir, aquella que hoy busca esparcir en el resto de los silbantes locales. “Yo arriesgo, aunque salga perdiendo, para que el fútbol nacional mejore. Hay una cuestión de estilo. El estilo es mi convicción, mi motivación y por qué no decirlo, la justificación vocacional para querer ser árbitro: la de entregarle ritmo y que uno sea parte del desarrollo de nuestro fútbol. Ese es uno de los motivos”, explicaba.
“Busco potenciar de mejor forma a los árbitros que están en Primera, a los que dirigen internacionalmente y hacer un trabajo transversal para capacitar y dar experiencias a árbitros. En un futuro no muy lejano necesitamos árbitros importantes que nos sigan nutriendo y dirijan en el fútbol de Primera División”, agregaba.
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