Stephanie Alenda, socióloga: "No veo que el proceso constituyente lleve a una crisis terminal de Chile Vamos"
La socióloga y académica de la Universidad Andrés Bello es la editora del libro "Anatomía de la Derecha: mercado, estado y valores en tiempos de cambio". "La crisis sociopolítica que está viviendo el país pone a prueba la capacidad de la derecha de pasar a la historia como una centro-derecha renovada pues la desafía a liderar transformaciones, muchas de las cuales entran en contradicción con su núcleo doctrinario", comenta Alenda.
Stéphanie Alenda, doctora en sociología y directora de investigación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello, hoy se sentó en un lugar incómodo: al lado derecho de Mario Desbordes y cerca de Jacqueline Van Rysselberghe y Hernán Larraín Matte.
La relación entre los partidos de Chile Vamos no pasa por su mejor momento pero hoy los tres timoneles fueron parte del seminario "La derecha chilena en época de cambios" que se realizó en el Centro de Estudios Públicos y donde se presentó el libro Anatomía de la Derecha: mercado, estado y valores en tiempos de cambio y que fue editado por Alenda.
El libro es una investigación que se basó en encuestas a cerca de 700 'cuadros' de Chile Vamos (presidentes regionales, dirigentes de base, etc) donde se puso en evidencia la existencia de "tres sensibilidades en la actual centro-derecha: la subsidiaria que es mayoritaria -55% de la muestra-, la solidaria -un tercio de la muestra- y la ultraliberal equivalente a un 13%".
En esta entrevista, la socióloga aborda el momento actual de la derecha después de la crisis, y explica su visión de cómo el proceso constituyente no tensionará a la coalición al extremo de dividirla y que sí podría hacerlo la disputa por la hegemonía ideológica del sector y la baja aprobación del Presidente Sebastián Piñera.
¿Qué momento está viviendo la derecha hoy en día?
La crisis sociopolítica que está viviendo el país pone a prueba la capacidad de la derecha de pasar a la historia como una centro-derecha renovada pues la desafía a liderar transformaciones, muchas de las cuales entran en contradicción con su núcleo doctrinario. Además, esta coyuntura de crisis tiende a activar o dar mayor visibilidad a los matices presentes al interior de Chile Vamos, los cuales ya existían antes de la crisis. Solemos en efecto hablar de "la" derecha pero en realidad existe más de una derecha al interior de Chile Vamos. Nosotros pusimos en evidencia aquello, mostrando la existencia de diferentes sensibilidades políticas en la actual centro-derecha que plantean de hecho un problema de categorización: ¿debemos hablar de derecha, centro-derecha, nueva centro-derecha…?
¿Y cuáles de estas sensibilidades crees han prevalecido más después del 18 de octubre?
Si consideramos que la tendencia de gobierno actual consistió en gobernar con el foco puesto en el crecimiento en desmedro de la recaudación de impuestos a los grupos económicos más acaudalados, podemos decir que prevalecieron las sensibilidades subsidiaria y ultraliberal. Eso hasta el estallido social que obliga a repensar la noción de solidaridad.
Eso lo capitalizó Mario Desbordes desde RN...
Es que las cosas son más complejas. Lo que observamos es que estas sensibilidades que mencionaba se reparten de manera bastante parecida en los tres principales partidos de la coalición. O sea hay un tercio de solidarios en los tres partidos. Lo que puede suceder es que no estén ubicados al mismo nivel de la estructura de poder interno. Actualmente, es cierto que RN aparece como el partido más proclive a defender estas tesis, pero hay que recordar que los acercamientos al centro de RN no datan de ayer, prueba de ello, el impulso que dio el senador Francisco Chahuán a una federación socialcristiana hace unos años. Otro ejemplo podría ser la derecha social del senador Manuel José Ossandón. Lo cierto es que Mario Desbordes ha jugado un rol clave en conectar a la coalición con la realidad de las demandas sociales y en construir consensos con la oposición. Pero cada partido tiene figuras que podrían entrar en la categoría de "solidarios", por supuesto con ciertos matices: el Ministro Ignacio Briones de Evópoli o Joaquín Lavín con sus declaraciones a favor de dar al Estado un rol que vaya más allá de lo subsidiario. Pienso que la existencia de estas figuras transversales constituye un capital para la cohesión de la coalición. Lo cierto también es que mientras las tensiones al interior de Chile Vamos solían producirse en torno al liberalismo cultural que trataba de empujar Evópoli, ahora es una parte fundamental del núcleo doctrinario de la coalición (con predominancia subsidiaria y ultraliberal, si sumamos ambas sensibilidades) que debe ser repensada.
Antes las principales tensiones surgían de los temas valóricos...
Claro, con una piedra de tope que unía a la coalición: el tema del aborto, rechazado por la mayoría de los cuadros dirigentes, incluido Evópoli. La mayor parte de los cuadros de Evópoli a los que encuestamos se declaraban en contra de la despenalización del aborto pero muy favorables a otros temas, tales como el matrimonio igualitario y por supuesto la unión civil. Lo que está ahora en discusión es el modelo de desarrollo y la pregunta del tipo de Estado de bienestar que se quiere construir. Existe sin embargo un consenso general en Chile Vamos en torno a reformar y no refundar.
¿Ha cambiado mucho la derecha desde que llegó al poder con Piñera el 2010?
Hay una mayor apertura sobre temas llamados valóricos y, a raíz del estallido social, una conciencia mayor acerca de la necesidad de reformar produndamente el modelo. Podemos en este sentido hablar de una nueva centro-derecha, en parte nacida con fórceps. Una de las expresiones mayores de este cambio es el reciente protagonismo adquirido por Evópoli en el gobierno a través de dos de los principales ministros del nuevo gabinete. Esto contrasta con el perfil de los ministros del antepenúltimo gabinete ligados a la Fundación para el Progreso (FPP): Gerardo Varela, Mauricio Rojas quien no alcanzó a ejercer su función, y Roberto Ampuero. Los liberales renovados, según nuestros análisis de Evópoli, parecen haber desplazado a los subsidiarios y ultraliberales.
¿Y a qué atribuyes la hegemonía actual de las ideas de Evópoli al interior del gobierno?
Evópoli es un partido liberal en lo valórico pero también liberal en lo económico. Recordemos que cuando se dio una discusión en Chile Vamos por la declaración de principios de la coalición y la UDI y RN estaban por poner que querían un Estado subsidario y solidario, Evópoli se desmarcó de esa propuesta, ubicándose más a la derecha en su defensa del rol del mercado. Lo que mostramos es que actualiza ciertos principios del liberalismo ortodoxo. Articula ideas clásicas del liberalismo como la defensa de la propiedad privada o la valoración de los derechos civiles y políticos, con una vertiente más progresista, igualitarista en consonancia con los tiempos que vivimos. En este sentido, no va en contra del núcleo docrinario que mencionaba.
Y el auge de este sector liberal da cuenta de una derrota de la UDI...
Este sector liberal en lo económico tiene mucho en común con la UDI, por lo que no hablaría de derrota. Pero en otros aspectos podemos decir que la UDI resiente una pérdida de su hegemonía: primero porque se abrió al hecho de que se forje una nueva constitución sin utilizar como base la de 1980; segundo porque desde las últimas elecciones parlamentarias, ya no es el partido más grande de Chile. El debate que se viene ahora es hasta dónde avanzar en las reformas a las AFP y Fonasa, en lo cual está por verse la capacidad de la coalición de aunar criterios para llegar a posiciones comunes.
"Las tensiones actuales reflejan la necesidad, en tiempos excepcionales, de reforzar la institucionalidad de Chile Vamos"
En este sentido, ¿crees que todo el debate por una nueva Constitución pueda poner en tensión a la coalición al punto de dividirla?
No veo que el proceso constituyente lleve a una crisis terminal de Chile Vamos. O en mucho menor medida que las visiones distintas que podrían existir sobre el modelo de desarrollo, muchas de cuyas transformaciones podrían también darse solo con reformas profundas a la Constitución. Más que una crisis de la coalición, las tensiones actuales reflejan la necesidad, en tiempos excepcionales, de reforzar la institucionalidad de Chile Vamos, y el desarrollo de liderazgos adaptativos y no dogmáticos, acordes a lo que estos nuevos tiempos requieren.
Daniel Mansuy en una columna en El Mercurio escribió que en el proceso constituyente la derecha se juega su viabilidad política de los próximos años, ¿compartes ese análisis?
Sin lugar a dudas será un debate relevante para la derecha pero no creo que tan relevante en sí como para quebrar la coalición. En primer lugar por una razón procesual: la opción del no a una nueva Constitución puede seguir creciendo. En segundo lugar, por una razón más estructural: la democracia al interior de los partidos y de una coalición implica convivir con las diferencias y procesarlas dentro de un marco lo suficientemente institucionalizado como para evitar las crisis terminales. Es tal vez uno de los desafíos que tiene Chile Vamos.
Pero la discusión constitucional es profunda, puede que no termine con la coalición pero abrirá una serie de discusiones internas que puede ser que antes no se hayan dado...
Sí, pero no sacaría conclusiones apresuradas sobre el impacto negativo que pueda tener al interior de la coalición. Porque en este tipo de coyunturas fluidas es difícil pronunciarse sobre un proceso en desarrollo. Habrá una campaña en torno a posiciones distintas y legítimamente distintas y en eso consiste la democracia. Se impondrá finalmente el resultado de la elección, ojalá en un clima de relativa serenidad que es también necesario para que se pueda hablar de democracia. Por lo tanto, no veo que la etapa hasta abril tenga una fuerte capacidad de producir una crisis interna. Hay otros factores que sí pueden afectar la cohesión de la coalición.
¿Cuáles?
Las luchas de hegemonía que ya mencionamos. Eventuales visiones distintas en torno al tipo de Estado de bienestar que se quiere construir. También no deja de ser un problema para la coalición que el Presidente Piñera tenga una muy baja aprobación. Porque uno de los factores de cohesión de la coalición está siendo cuestionado y presionado por la ciudadanía.
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