Terremoto en el Vaticano: Papa despide a cardenal tras acusaciones por manejos irregulares de fondos
En una decisión inédita, el Pontífice removió al cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, quien desde mayo de 2018 era el Prefecto para la Congregación para las Causas de los Santos. Además, le retiró todos sus derechos como purpurado, lo que le impedirá intervenir en un futuro cónclave.
Era considerado uno de los hombres más cercanos al Papa en la Curia Romana. Sin embargo, desde ayer el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu dejó de contar con los favores de Francisco. En una decisión inédita, el Pontífice removió a quien era desde mayo de 2018 el Prefecto para la Congregación para las Causas de los Santos. Además, le retiró todos sus derechos como purpurado, lo que le impedirá intervenir en un futuro cónclave, pese a tener 72 años, lejos de la edad límite -80 años- que fija la Constitución vaticana para participar de las deliberaciones secretas en las que se elige al máximo líder de la Iglesia Católica. Detrás de la medida se encuentra una investigación, iniciada el año pasado en forma sorpresiva, sobre el supuesto manejo irregular de recursos del llamado Óbolo de San Pedro, las donaciones a la Iglesia Católica y que el cardenal Becciu, cuando era Sustituto de la Secretaría de Estado era el encargado de manejar.
La salida de Becciu fue anunciada primero en un comunicado escueto de la Sala Stampa vaticana. En sólo dos líneas se señalaba el jueves que “el Santo Padre aceptó la renuncia al cargo de Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, presentada por su Eminencia el cardenal Giovanni Angelo Becciu”. La información desató de inmediato una ola de especulaciones sobre lo sucedido. No es habitual que un prefecto renuncie a su cargo antes de cumplir 75 años, a menos que el Papa lo designe en otro cargo dentro de la misma Curia.
"Una masacre de jueves por la noche en el Vaticano”, tuiteó el veterano corresponsal de la agencia Reuters en Roma Philip Pullela, mientras que el corresponsal de la revista católica francesa La Croix International Robert Mickens fue más allá: “Dejemos de pretender que el cardenal renunció voluntariamente a su puesto en la curia y sus derechos cardenalicios. Obviamente, no lo hizo, el Papa lo despidió”.
Una versión que fue finalmente confirmada hoy por el propio Becciu. “En espíritu de obediencia, y por el amor que tengo a la Iglesia y al Santo Padre, he aceptado su petición de hacerme a un lado”, dijo en una también inédita entrevista telefónica, dada sólo horas después de su salida, al diario romano Il Messaggero y a una de las periodistas preferidas del propio Papa Francisco, Franca Giansoldatti. “Estoy disgustado, molesto, ha sido un shock para mi, para mi familia, para la gente de mi tierra”, agregó, insistiendo que es inocente y pidiendo al Papa Francisco “que me permita el derecho a defenderme”. Según el relato de Il Messaggero, el cardenal tenía en la tarde de ayer su habitual reunión semanal con el pontífice para discutir sobre asuntos de su dicasterio. Sin embargo, la cita concluyó en pocos minutos. Apenas ingresado a la oficina papal, Francisco le solicito su renuncia. “Siempre lo he querido mucho, lo estimo, pero no puedo hacer otra cosa”, le habría dicho. Luego en una conferencia de prensa se defendió de las acusaciones. “Me parece extraño ser acusado”, dijo, “no me siento corrupto”. Y agregó que confía que “el Papa se de cuenta que hubo un gran equívoco, espero que no haya sido manipulado”.
El comunicado oficial de la salida del cardenal se entregó sólo una hora después. La pena inflingida es similar a la aplicada al ex arzobispo de Edimburgo, el fallecido cardenal Keith O’Brien, que en 2013 renunció a su cargo y dos años después se le retiraron sus derechos cardenalicios, aunque mantuvo su condición de purpurado. En ese caso la medida se dio en medio de acusaciones de que el cardenal mantenía una relación con un religioso de su diócesis, las que fueron confirmadas por el propio O’Brien en marzo de 2013, un mes después de su renuncia.
En el caso de Becciu, sin embargo, no tiene su origen en acusaciones de abusos sexuales sino en irregularidades en el manejo de fondos vaticanos. En el verano del año pasado la gendarmería vaticana realizó sorpresivamente una serie de allanamientos a oficinas de la Secretaría de Estado y a las de la Autoridad Financiera del Vaticano, en reacción a una investigación sobre la compra de un departamento por parte de la Santa Sede en Londres, mientras el cardenal Becciu era sustituto de la Secretaría de Estado y responsable de los fondos recibidos de donaciones. Tras la medida, cinco personas, incluido el secretario de Becciu y el número dos de la oficina encargada de combatir el lavado de dinero en el Vaticano fueron suspendidos. El hecho alcanzó incluso al jefe de la Gendarmería vaticana Domenico Giani, quien fue removido a causa de la filtraciones del caso. En esa ocasión, la revista italiana L’Espresso no descartó que la investigación pudiera llegar al cardenal italiano. Y así sucedió.
Sin embargo, según informa ayer la prensa italiana, en el caso del hasta ayer prefecto para la Congregación de los Santos, la razón del pedido de renuncia no habría sido el mal manejo de fondos para la compra del departmento en Londres –el propio Becciu siempre insistió que el Vaticano acostumbra “invertir en ladrillos”. En su caso, la razón sería el uso de recursos vaticanos para beneficio de algunos de sus familiares. Mientras era sustituto de la Secretaría de Estado Becciu, según Il Messaggero, habría traspasado 100 mil euro –a fondo de pérdida- a la cooperativa Spes di Oziero, que era administrada por su hermano Tonino. Y según, el editor de Vatican Insider, Domenico Agasso, también “se rumorean apoyos a actividades privadas de sus otros dos hermanos Francesco y Mario”. No hay claridad sobre los próximos pasos de la investigación, pero Robert Mickens no descarta que con la salida de Becciu “el Vaticano se está preparando para algo que sucederá pronto”.
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