Torre Telefónica: el símbolo de poder y modernidad que quedó obsoleto

Encargada en 1993 al arquitecto Mario Paredes e inaugurada tres años después a un costado de la Plaza Baquedano y el Parque Bustamante, la construcción inspirada en la imagen de un celular con antena fue duramente criticada en su época. "Anticuado y feo", dijo en 2016 el medio digital estadounidense Tech Insider sobre el edificio, que hasta 1999 fue el más alto de Chile. Tras gozar de nueva vida al acoger lanzamientos de libros y exposiciones fotográficas, en los próximos meses se convertirá en un centro de innovación tecnológico.


Cuando en 1993 se le encargó al arquitecto chileno Mario Paredes el diseño de la nueva torre corporativa de la CTC, desde luego pensó en el avance tecnológico que se avecinaba en el país y el mundo entero, con el arribo y masificación de los teléfonos celulares.

Ese año comenzó a construirse un rascacielos que, en la mirada de hoy, pareciera haber estado inspirado en los dispositivos de moda de la época, aparatosos y con antena a los que hoy llamamos ladrillos, despectivamente. "Puede que lo parezca, ahora nunca estuvo la idea entre los que tomamos la decisión, de hacer una especie de escultura de un celular. Más bien era un edificio muy estilizado, por lo menos para la época y que además en ese momento fue el más alto de Chile", cuenta Oscar Guillermo Garretón, quien fue presidente de la entonces CTC desde 1993 a 1997.

Veintiséis años después, Telefónica decidió realizar una operación de venta con arriendo del denominado "distrito Movistar", activo que incluye a la icónica torre o edificio corporativo, ubicado en Plaza Italia.

En el mismo terreno, ubicado en uno de los puntos más céntricos de Santiago, a pasos de la Plaza Baquedano y el Parque Bustamante, se encontraban la antigua Estación Pirque y las casas pareadas proyectadas por Luciano Kulczewski, que años antes habían sido demolidas para la construcción del nuevo y moderno edificio.

Inaugurada en 1996, la Torre CTC (más tarde Telefónica, cuando fue adquirida por Telefónica España), con sus 143 metros de altura y 32 pisos, fue hasta 1999 el edificio más alto de Santiago, y al igual que la Torre Entel fue considerada un hito arquitectónico en una ciudad que avanzaba a paso rápido hacia la globalización. Las críticas a su diseño, sin embargo, que decían que rompía con la arquitectura urbana del siglo XX y que cubría la vista hacia la cordillera desde el poniente, no tardaron en manifestarse.

El dramaturgo y psiquiatra Marco Antonio de la Parra la señaló en su libro La mala memoria (1998) como "un símbolo descabellado del capitalismo y del poder", mientras que el escritor Sergio Gómez la convirtió en punto clave de una de las investigaciones de su popular personaje, el detective Quique Hache.

En 2016, en tanto, el medio digital estadounidense Tech Insider, perteneciente a Business Insider, arremetió también contra la mastodóntica torre en uno de sus artículos. "En los años 90, los 'box phones' eran considerados uno de los teléfonos móviles más innovadores, ya que eran tan pequeños que podrían caber en el bolsillo. Pero en el siglo XXI, ese rascacielos es ahora una monstruosidad vergonzosa, aunque nostálgica", señaló la publicación. "Probablemente no sea el corporativo más bonito allá afuera, pero con su pantalla, su antena y su batería se erige como una oda al retrofuturismo de la industria móvil de los 90s", añadió.

Si hace 23 años podíamos ver –o al menos proyectar– el futuro en esa monumental torre, hoy no es más otro vestigio de historia, señalan algunos.

"Mi sensación cuando veo el Edificio Telefónica, especialmente con el paso del tiempo, es que es un edificio que arquitectónicamente no ha envejecido bien en el sentido de que apostó por ser un edificio que mostraba de alguna manera la tecnología y que tenía una especie de disfraz como de un teléfono, un celular que hablaba del futuro en el momento que el edificio se diseñó, pero que rápidamente quedó obsoleto, ese tipo de teléfono como con una antena", dice el periodista y fundador de Santiago Adicto, Rodrigo Guendelman.

"Creo que es un edificio que en vez de hacer algo más clásico, optó por un diseño que con el paso del tiempo empezó a verse anticuado. Y hacer ese edificio significó destruir una obra de Luciano Kulczewski que estaba en esa esquina, lo cual en términos patrimoniales, si hoy día eso sucediera, probablemente habría una discusión importante de si podemos darnos el lujo de destruir una construcción de un arquitecto tan importante de nuestra historia", agrega.

¿Otra nueva vida?

Mario Paredes falleció en 2013, viendo cómo la Torre Telefónica envejecía ante la aparición de nuevos móviles que revolucionaron la vida de las personas, como el BlackBerry, el iPhone, los Galaxy o cualquier otro tipo de celular de moda en días actuales. Sin embargo, en su interior las cosas han cambiado, y todo indica que aún no se detendrá.

En su historia de casi 25 años se incluyen varias muestras de arte: en 2001, Nicanor Parra exhibió allí sus Artefactos visuales; en 2006 el Premio Nacional Alfredo Jaar expuso JAAR SCL 2006, y hasta la obra del maestro surrealista chileno Roberto Matta pasó por el lugar con la muestra El año de los tres 000 (2000). También destacan otras como Vicente Huidobro y las Artes Plásticas (2001); Joan Miró, Mirada a artista (2003-2004); Juan Downey (2010); 50 Años Academia de Bellas Artes (2015), y la muestra anual de la World Press Photo, que hasta el 8 de septiembre se encuentra abierta al público en dicho espacio.

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Muestra Alfredo Jaar en Edificio Telefónica.[/caption]

La Torre Telefónica ha sido además sede de festivales de danza, locación para comerciales (uno muy comentado este mismo año con el actor estadounidense Chuck Norris) y hasta un lugar para el lanzamiento de libros: el ex presidente Ricardo Lagos, los escritores chilenos Isabel Allende, Jorge Edwards y el británico Anthony Browne presentaron obras en su auditorio.

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Artefactos Visuales de Nicanor Parra.[/caption]

Su helipuerto sirvió también como locación para los videos musicales de Bolsa De Mareo de Los Tres (1997) y de I Wanna Give My Heart de Denise Rosenthal (2011). En julio de ese mismo año, se llevó a cabo el proyecto Wallpeople en un espacio de 50 metros de largo por 2,2 metros de alto del muro poniente del edificio Telefónica, donde cualquier persona podía pegar con cinta adhesiva una fotografía personal de algún momento feliz, y llevarse una de otra persona, mientras se exponían pinturas y música en vivo.

https://www.youtube.com/watch?v=DUFdMZ4Zwsg

En diciembre pasado, sin embargo, la compañía española les anunció a sus trabajadores que el edificio iniciaría un proceso de transformación: pasará a llamarse "Distrito Movistar Chile", y se convertirá en un centro o hub de innovación, que recibirá a empresas tecnológicas motivadas por protagonizar la transformación digital del país. Hoy diario Pulso informó que la empresa emprenderá una operación de venta con arriendo de la torre.

Desde Telefónica afirman que a pesar de los cambios el edificio mantendrá su funcionamiento como el Espacio Fundación Telefónica, y que la cultura no se moverá de allí con exposiciones y actividades ya confirmadas para el próximo año.

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