Trabaja contra el tiempo ante inminentes lluvias: MOP busca redirigir aguas de colector para evitar ensanchamiento de socavón en edificio Kandinsky
Expertos advierten que el entorno está en "una condición vulnerable frente a eventos externos” como las precipitaciones pronosticadas para este fin de semana. "El poder erosivo del agua es importante, más aún si está encauzada”, añaden.
Según los portales metereológicos Meteored y Accuweather, este sábado y domingo y el miércoles de la próxima semana se podrían registrar precipitaciones en la comuna de Viña del Mar, Región de Valparaíso, y en gran parte de la zona centro-sur. Allí, al límite con la comuna de Concón, y en el entorno de las dunas se encuentra emplazado el edificio Kandinsky, que la semana pasada hizo noticia producto del colapso de un colector de aguas lluvias que produjo un socavón de 60 metros de profundidad a tan sólo 10 metros de distancia de la torre.
Producto de la emergencia, las autoridades ordenaron la evacuación de sus residentes, quienes no podrán a regresar a sus hogares por un período de entre 30 y 45 días, plazo que tardarían los estudios para determinar si el inmueble es o no habitable. Mientras tanto, el Ministerio de Obras Públicas (MOP), que asumió la responsabilidad del caso, inició este lunes las obras de mitigación para evitar nuevos desprendimientos.
“Respecto del colector Reñaca Norte, desde que se detectó el problema el 10 de agosto y, dado lo delicado de la situación, se inició de inmediato un procedimiento de emergencia para contratar a una empresa, la que comenzó las obras el lunes pasado”, informó la ministra de Obras Públicas, Jessica López.
La secretaria de Estado agregó que “lo primero que se está haciendo es realizar las obras necesarias para que, en caso de haber otras lluvias, se puedan canalizar las aguas de otra manera, para que no sigan socavando el terreno. Además, se comenzará con la contención de la arena que está hacia la avenida Borgoño, que es la ruta que une Concón y Reñaca y todo el borde costero, de manera de poder restituir a la máxima brevedad posible la circulación, aunque sea con restricciones. La idea es que durante el tiempo en que se ejecuten los trabajos, si hay otras lluvias, éstas no bajen por el mismo lugar, sino canalizarlas en forma segura”.
Así todo, distintos expertos advierten el riesgo que podría implicar, tanto para el socavón como para la estabilidad del edificio, el nuevo sistema frontal pronosticado para este fin de semana.
“Una condición vulnerable frente a eventos externos”
Edgar Giovanny Díaz, director de la Escuela de Ingeniería Civil de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), comenta respecto de la coyuntura que “es claro que las condiciones de estabilidad de una ladera en la cual se haya producido un deslizamiento dejan el entorno en una condición vulnerable frente a eventos externos, lo que incluye agentes como las precipitaciones”.
Sin embargo, agrega, “la valoración técnica del estado actual, y de la evolución de las condiciones del terreno posterior al evento ocurrido, requieren del análisis integral de un conjunto de variables, por lo que una definición de si se puede o no producir una nueva falla, y de gran escala, es compleja”.
Díaz explica que “los suelos graduales, como es el caso, pueden sufrir desprendimientos locales frente a la presencia de agua superficial, pero indicar que producto de la lluvia particularmente el edificio se vería comprometido de manera adicional no es algo que se pueda inferir sin la evaluación de múltiples elementos”.
Mario Guerra, geólogo y académico de la misma casa de estudios, plantea que “se espera que el frente meteorológico llegue a la costa de Valparaíso. Es probable que se active nuevamente el socavón si es que aún no han desviado los colectores de aguas lluvias hacia otro desagüe. El poder erosivo del agua es importante, más aún si está encauzada”.
Lo anterior es compartido por Álvaro Peña, docente de la Escuela de Ingeniería de Construcción y Transporte de la PUCV. El frente de precipitaciones -dice- “no provocaría otro socavón. Sólo el que ya existe podría crecer y profundizarse. Lo importante es monitorear y evitar que la erosión y socavación posterior afecte bajo la fundación del edificio”.
“No hay riesgo” de derrumbe del edificio, asegura, pero sí “podrían generarse algunas deformaciones (en su estructura). No el colapso”. Estas deformaciones, agrega el también Consejero de Políticas de Infraestructura (CPI), podrían provocar en el edificio “algunas fisuras en el peor de los casos”.
Para salir del problema, plantea Peña, se debe reparar el colector en el corto plazo y rellenar y fortalecer el hundimiento con un material distinto a la arena, como una mezcla de suelo-cemento o reparar con técnicas de fundaciones especiales. Al respecto, Guerra dice que “habrá que tomar precauciones principalmente en avenida Borgoño por posibles abanicos de sedimentos provenientes de la duna”.
Por su parte, el arquitecto Ignacio Panatt, quien ha trabajado en proyectos de edificios pequeños y viviendas alrededor de las dunas, señala que el pronóstico de lluvias supone un “riesgo inminente” para el edificio, pues éste “sigue inestable por la alta pendiente”.
“Hay un riesgo inminente por dos factores naturales: precipitaciones y un sismo de característica mediana hacia arriba, dependiendo de la profundidad. Un sistema frontal puede generar nuevos deslizamientos de la duna que hoy está inestable y una nueva pérdida de soporte de terreno para el edificio. Hoy, uno de sus lados, no tiene el soporte natural que debiese tener”, señala Panatt.
Asimismo, el profesional valora que “estén en debate hoy las construcciones en esta zona, porque a largo plazo el cuidado del entorno natural es el gran valor patrimonial que tiene la costa de Viña del Mar y Concón. Lo que se hizo con esa zona no es más que la destrucción sin regulación de un Santuario de la Naturaleza”.
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