Tulio Arce, exdirector de Gendarmería: “Punta Peuco se ha transformado en un geriátrico más que en una cárcel de privilegios”

Tulio Arce
Tulio Arce, exdirector de Gendarmería. FOTO:FRANCISCO FLORES SEGUEL/AGENCIAUNO

El ex funcionario, que salió del cargo en medio de la polémica por el denominado caso “jubilazo”, asegura que el gobierno “no se puede dar el lujo” de cerrar dicho penal. Si bien dice que comparte el hecho de que nadie quiere privilegios para condenados por delitos de lesa humanidad, insiste en que para poder trasladarlos a otro lugar se requieren condiciones que hoy no existen. Además, asegura que si en ese recinto hay mejores condiciones, es porque los internos tienen "una cultura distinta" a la de quienes están, por ejemplo, en la Expenitenciaria y Colina II, "donde los reos destruyen todo".


Un hombre que conoce al detalle las condiciones en que condenados por violaciones a los derechos humanos cumplen condena, es Tulio Arce. Y es que antes de que la expresidenta Michelle Bachelet lo designara como director nacional de Gendarmería en 2015, se desempeñó como alcaide de Punta Peuco y del extinto penal Cordillera, donde participó de su instalación.

Por lo mismo, y a pesar de que salió de la institución en medio de la polémica por el denominado caso “jubilazo” -indagatoria sobre la supuesta entrega de millonarias e irregulares pensiones por parte de la entidad penitenciaria-, se atreve a insistir en que esos reos no viven entre grandes privilegios, sino que ajustados al régimen común que aplica la entidad a cargo del Ministerio de Justicia. Esto, dado que recientemente se ha reinstalado el debate en torno al cierre de esas dependencias en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.

Arce asumió como máxima autoridad del recinto ubicado en la comuna de Tiltil en 2004, y por orden del entonces Presidente Ricardo Lagos, debió hacerse cargo de la transición que obligaba la salida del Ejército de las instalaciones, pues hasta ese momento los militares eran los encargados de la custodia directa de los internos y Gendarmería se limitaba a hacer las guardias perimetrales.

“El trato directo con la población penal lo tenía directamente el Ejército. Eso se transformó en algo que les garantizaba estar en condiciones especiales. En el interior del penal tenían teléfonos, alimentación que les suministraba el propio Ejército y otras garantías que están alejadas del reglamento penitenciario. Pero con la llegada del Presidente Lagos, se determina que Gendarmería se haga cargo completamente de Punta Peuco (...) Ahí la orden fue quitarles cualquier garantía especial y desde ese momento se aplicó el régimen penitenciario que hay en todos los penales”, comentó en entrevista con La Tercera PM.

Por lo mismo, a juicio del exdirector hoy no hay justificación técnica para cerrar el citado recinto, a pesar de que Presidente Gabriel Boric ha sostenido que su administración “no lo descarta”. Según Arce, no hay instalaciones que reúnan las condiciones para trasladar a los 129 reclusos que cumplen condena ahí.

¿Fue suficiente esa modificación de 2004 o los internos siguen teniendo una situación de privilegio en comparación con el resto de la población penal?

Considero que no hay privilegios. La libertad es un derecho fundamental del ser humano, y ellos lo perdieron igual que otros. El hecho de tener mejores dependencias, mejores condiciones de habitabilidad coincide con el tipo de personas que lo habitan. Si en Colina II o en la expenitenciaría yo les doy mejores condiciones, en un acto de ir en contra del sistema o por soberbia, lo destruirían. En Punta Peuco no destruyen lo que se les instala, porque en el fondo la cultura de estas personas es distinta a la del delincuente habitual, que por lo general tiende a destruir las instalaciones que le entrega el Estado. En ese sentido, sí estaban en mejores condiciones, pero como la población penal fue aumentando, también se fueron hacinando.

En Punta Peuco no destruyen lo que se les instala, porque en el fondo la cultura de estas personas es distinta a la del delincuente habitual, que por lo general tiende a destruir las instalaciones que le entrega el Estado

Pero la regla establece que debe haber condiciones de habitabilidad para todos.

Claro, ese es el propósito. Pero yo creo que hoy el sistema penitenciario no puede entregarles condiciones de habitabilidad mínimas dado el hacinamiento que existe en los centros penitenciarios. Pero claro que hay que darles condiciones dignas.

Considerando aquello, ¿estima conveniente cerrar Punta Peuco?

En el año 2015 o 2016, cuando yo era director nacional de Gendarmería, la entonces ministra de Justicia, Javiera Blanco, me planteó la posibilidad de cerrar Punta Peuco, también por el estigma de que es una cárcel de torturadores. Pero Gendarmería no puede darse el lujo de cerrar ninguna cárcel, dado que cada plaza disponible es necesaria. En ese momento nosotros emitimos un informen en ese sentido, pero planteamos que si querían sacarle el estigma, se podía habilitar como una cárcel para otros fines. Incluso se habló de crear un centro de educación y trabajo para internas. Ahí fue cuando se habilitó el módulo Asistir en Colina I, para trasladarlos a todos, pero como aumentaron los procesos, no se puedo mover a todos.

¿Existe hoy un lugar donde podrían ser trasladados quienes cumplen condena en Punta Peuco?

Gendarmería privilegia la clasificación. En todo penal tiene que haber módulos de acuerdo a las características criminológicas de los internos y su grado de compromiso delictual. En todas las cárceles debe haber esa segmentación. Si hubiera alguna cárcel que les diera las condiciones que ellos requieren, perfectamente se les puede trasladar. Pero yo creo que hoy no hay un lugar donde poder llevarlos. Hoy no podríamos encontrar un espacio que pudiera albergar una población de estas características, que es sensible por el tipo de delitos que cometieron y Gendarmería tiene que resguardar su vida. Además, la mayoría de estas personas superan los 80 años de edad. Hoy Punta Peuco se ha transformado en un geriátrico más que en una cárcel de privilegios. Muchos de los internos tienen enfermedades crónicas y necesitan un cuidado especial, y entre que estén hospitalizados a que estén en una cárcel con ciertas condiciones, es mejor que estén en la cárcel.

De todas maneras, el Presidente Gabriel Boric no descarta el cierre...

Es que hay un estigma y yo creo que a todos nos pasa. Sabemos bien cuál es la historia del país, y que todo aquel que haya cometido delitos -sobre todo de lesa humanidad- merece un castigo y no queremos privilegios para nadie. Claro que no se puede descartar la posibilidad, pero en la medida que también respetemos las condiciones dignas de cualquier interno. Si les podemos dar condiciones dignas en otra parte, por supuesto, pero hoy no se puede.

Hay sectores que plantean que se requiere un cierre definitivo del penal para dar paso a un sitio de memoria. ¿Qué le parece?

Al menos en el sistema penitenciario, no estamos como para museos, yo creo que hoy día tenemos que aprovechar cada espacio, cada metro cuadrado, para contener la población penal chilena. Me da lo mismo para qué tipo de población, pero siempre y cuando se den las condiciones que la ley nos pide.

¿Cuál estima que sería el impacto?

Principalmente político más que ciudadano. Yo creo que a la ciudadanía en general no le importan mucho las cárceles tras del velo. Considero que hoy hay que privilegiar el impacto social de las medidas, no dar señales políticas. Hay que privilegiar otras cosas.

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