Un fusil robado, un incendio para borrar evidencia y teléfonos intervenidos: las pistas que condujeron hasta el presunto homicida de detective en Temucuicui

mapuche

Alejandro Líguen Venegas (24), alias “El Chino”, fue detenido anoche en el sector de Chacaico, por su presunta participación en los disparos que terminaron con la vida del subinspector Luis Morales Balcázar hace más de un año, cuando intentaba ingresar a Temucuicui en un masivo operativo policial. Entre los antecedentes recopilados por los investigadores destaca su rol como habitual comprador de armas y municiones que le habría suministrado un gendarme. La Fiscalía de La Araucanía le imputará este miércoles el crimen y además revelará su participación en otros tres ataques a la policía, ocurridos entre fines del año pasado y enero de 2022.


Cuando el 25 de febrero del 2021 la Fiscalía de La Araucanía ordenó que la PDI volviera a presentarse en la comunidad Temucuicui, se rumoreó que la intención era volver a incautar marihuana, tal como lo hicieron el 7 de enero de ese año, cuando en medio de un masivo allanamiento fue asesinado el subinspector Luis Morales Balcázar. Sin embargo, en privado, los investigadores deslizaban otra idea, la de realizar una indagatoria a largo plazo para dar con el autor de este crimen. Y así resultó.

Ante la presencia policial, los celulares de los habitantes del sector comenzaron a activarse y las antenas que rastreaban las conversaciones recibieron cientos de llamados por minuto. Una de ellas terminó siendo clave: la mayoría de los “telefonazos” iban dirigidos, en modo de alerta, a Alejandro Líguen Venegas (24), alias “El Chino”, vecino del sector de la comunidad mapuche de Chacaico, ubicado a pocos metros de Temucuicui. Este fue detenido durante esta madrugada sindicado como el autor material del disparo que terminó con la vida del policía.

Así el Ministerio Público y la PDI comenzaron a dibujar el panorama y a acotar cada vez más la investigación de uno de los más de 1.700 eventos de violencia rural que se registraron en 2021 en esa zona. Las pesquisas comenzaron a orientarse a los llamados de Líguen y su entorno, donde también figura su pareja, Paulina Huenchullán Queipul, hija del werkén Jorgue Huenchullán, comunero mapuche que se encuentra prófugo de la justicia en el marco de una indagatoria por narcotráfico.

Los investigadores, entonces, fueron reconstruyendo la historia hasta que llegaron a la munición del fusil que mató al detective. Esta habría salido de un arma de guerra que coincidía con una que el imputado adquirió en octubre del 2020, lo que fue ratificado por funcionarios de la Brigada Antinarcóticos de Angol, quienes detectaron que la persona que se la había vendido había sido condenada por el delito de tráfico de drogas y armas en Temuco.

El origen de este fusil también fue trazado por los peritos. El arma de propiedad de Líguen -según antecedentes que levantó la Fiscalía y la PDI- fue sustraído en Pitrufquen el 24 de septiembre de 2020 e inscrito a nombre de un particular que dijo que usaba el arma para la caza.

Además, mediante órdenes solicitadas a la justicia se logró intervenir el Facebook del imputado, quien por chat contactó a un tercero para comprar las municiones que usaría para su “trabajo” de protección a la comunidad Temucuicui. Ese era su principal rol, cuentan fuentes del caso, y así también queda en evidencia en la carpeta investigativa de la causa, pues se le vincula con otros tres ataques a la policía en el sector, entre el 4 de noviembre del 2021 y el 27 de enero del 2022.

El vínculo con un gendarme

El miércoles 1 de septiembre del año pasado fue detenido en Ercilla el cabo de Gendarmería Juan Concha Sepúlveda. El uniformado fue imputado por el delito de tráfico de armas, junto a Raúl Esparza Veloso, quedando ambos en prisión preventiva. Se les sorprendió con 1.900 cartuchos calibre 308.

El dato de esta munición resulta clave para la investigación del Ministerio Público, pues es el mismo calibre de la bala que mató al detective Morales y que coincide con los que disparó el fusil del comunero que hoy será imputado por su asesinato.

Con esta investigación ya formalizada, los fiscales lograron acceder a información que sería determinante para este otro caso. En ese contexto es que se estableció mediante pruebas que el imputado Esparza dotaba de municiones a Líguen y a otros sujetos de la comunidad Chacaico, y para ello, las obtenía de un tercer imputado que resultó ser -justamente- el gendarme Concha.

Es así que -según las antecedentes que maneja el Ministerio Público y la PDI- Esparza en varias oportunidades tomó contacto con Líguen, quien le solicitaba municiones del calibre 308. De esta manera, la PDI comenzó a configurar un mapa de las actividades del imputado y el rol que jugaba en estas comunidades. Así, se le perfiló como parte de un grupo armado que hacía labores de “protección”: cada vez que un policía intentaba ingresar a estos sectores, eran alertados por el resto de los comuneros para salir a disparar y así repeler la acción de uniformados o efectivos de civil.

Otro antecedente que aportó para cerrar esta hipótesis, y convencer a los investigadores, fue una serie de fotografías que se obtuvieron del teléfono de la pareja de Línguen, donde el imputado sale posando con el fusil que habría usado para disparar contra el PDI. Allí se le ve apuntando, encapuchado, y con un visor especial que tenía el arma en su parte superior. Ésta fue incautada en su hogar tras ser detenido y será una prueba clave para vincularlo al crimen y así solicitar su prisión preventiva.

El cerco al grupo familiar del sospechoso también fue una de las diligencias que marcaría su detención. Se intervinieron los teléfonos de su pareja y también el de su mamá, quien también vivía en la comunidad, resultando ser una pieza fundamental.

El 7 de marzo de 2021, días después del reconocimiento intencional realizado por PDI en el sitio del suceso, Marcela Isla Isla, mamá del imputado, realizó una llamada a una tercera persona, a quien le comenta que en el exterior de su domicilio -a 100 metros de donde se realizó el ataque al policía- había un incendio y que éste tenía como objeto borrar evidencia.

Para los investigadores este incendio es relevante, pues una vez que Alejandro Líguen y su grupo familiar se enteraron de las labores de pericia en el sector donde falleció el funcionario de PDI, a los pocos días, se habría generado esta quema con el propósito de borrar evidencia. El 25 de marzo, incluso, los detectives hicieron un sobrevuelo por el sector, percatándose que una franja cercana al sitio del suceso se encontraba con rastros de haber prendido fuego.

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