Un pacto DC-PC a prueba de terremotos: cómo se gestaron las garantías que exigieron los comunistas para ceder la presidencia de la Cámara

Karol Cariola Ricardo Cifuentes
La diputada Karol Cariola (PC) y el nuevo presidente de la Cámara, Ricardo Cifuentes (DC).

En un documento, los diputados DC se comprometieron a votar por una carta PC en marzo próximo. La idea surgió desde la misma bancada comunista en una intensa ronda de negociaciones propiciadas por el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde. En el gobierno ven que este hecho puede tener una trascendencia mayor.


Faltaban 15 minutos para el inicio de la sesión, convocada para las 17 horas del lunes, y aún no se cerraba el nuevo acuerdo de gobernabilidad de la Cámara de Diputados.

Si bien desde el viernes ya había ciertos indicios de que el Partido Comunista congelaría por algunos meses su aspiración de presidir la corporación para que el diputado DC Ricardo Cifuentes asumiera el principal cargo de la testera, faltaban las firmas para sellar el nuevo pacto administrativo.

Frente a ello, el secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), citó de urgencia a los representantes de bancadas en la oficina de su ministerio, ubicadas a un costado de la sala. Fue en esos momentos en que los diputados DC suscribieron una carta, una suerte de garantía por escrito, en el que se comprometían a ceder la presidencia de la Cámara en marzo de 2024 para apoyar a la carta que los comunistas definan en el futuro.

“El precitado compromiso no se sujetará a condición alguna y, en consecuencia, se garantiza su cumplimiento con prescindencia de cualquier otra consideración y circunstancia”, dice el documento firmado por los diputados falangistas Alberto Undurraga (presidente DC), Eric Aedo (jefe de bancada), Felipe Camaño (independiente-DC) y Ricardo Cifuentes. El único que no pudo poner su rúbrica fue Héctor Barría, quien aún sigue hospitalizado, pero en su reemplazo Undurraga puso las iniciales P.P. (per pro, “en nombre de”).

Un pacto DC-PC a prueba de terremotos: cómo se gestaron las garantías que exigieron los comunistas para ceder la presidencia de la Cámara.

Este compromiso por escrito fue una idea que surgió desde el mismo PC la semana pasada, en una intensa ronda de negociaciones propiciadas por el ministro Elizalde y su equipo con el fin de resolver el choque de aspiraciones que había entre comunistas y democratacristianos para presidir la Cámara.

Retener el control de la Cámara era un objetivo estratégico para La Moneda, ya que, con ello, se podía mantener el ritmo de la agenda legislativa y a la vez construir una hipotética nueva mayoría, al menos, en esta rama del Congreso.

Sin embargo, hasta inicios de la semana pasada, las posturas seguían inflexibles.

Por ello, las bancadas del Socialismo Democrático mandataron al diputado Cristián Tapia (independiente-PPD) para que actuara como mediador entre la DC y el PC.

Tapia, quien es jefe de la bancada PPD-Independientes y es representante de la Región de Atacama, tuvo que suspender el trabajo en su semana distrital y viajar el lunes a Santiago. El martes se reunió por separado con Undurraga (quien asumió como negociador de la DC) y con el jefe del comité comunista, Luis Cuello.

Tras sondear las primeras posturas y hacer una ronda de conversaciones con otros jefes de bancada, Tapia volvió a juntarse el jueves con los negociadores del PC y la DC. En un café céntrico, aledaño a La Moneda, esta vez el legislador independiente-PPD sentó en una misma mesa a Undurraga y a la diputada Alejandra Placencia (subjefa del comité comunista, que acudió a la cita en reemplazo de Cuello, quien tenía ese día compromisos en su distrito).

En la reunión, el presidente de la DC reiteró que sus diputados no se moverían y que si no había acuerdo igualmente votarían por Cifuentes y que en una eventual segunda vuelta se abstendrían. Esto, considerando que la Cámara siempre hace una suerte de balotaje entre los dos candidatos más votados si ningún aspirante a la presidencia logra la mayoría absoluta de 78 votos. Al final sale quien tenga más sufragios.

La negociadora de los comunistas, por su parte, sinceró que había una profunda desconfianza en los legisladores de la Falange. En la bancada PC aún resentían que en noviembre del año pasada tuvieran que bajar a la diputada Karol Cariola, luego de que fuera vetada por la DC y otros grupos independientes, en su mayoría exmilitantes democratacristianos, por su rol en la campaña del Apruebo y también por el apoyo subterráneo que supuestamente había dado el PC a una querella en contra del exdirector del Instituto Nacional de DD.HH. Sergio Micco (ex-DC, hoy presidente de Amarillos).

Fue allí donde surgió la primera pista de que tal vez la solución ante este clima de desconfianza sería un documento.

Ese mismo jueves en la tarde, los representantes de las bancadas oficialistas se reunieron en las oficinas de Elizalde en La Moneda. A esa reunión, sin embargo, no concurrió Undurraga, quien se restó debido a que la DC no es parte de las fuerzas gubernamentales.

El viernes en una nueva ronda de reuniones del oficialismo, tras realizar las consultas internas en su partido, fue Cuello quien propuso formalmente que cederían el turno en la presidencia (entre julio de 2023 y marzo de 2024), siempre y cuando se garantizara que el siguiente período en la testera fuera asignado al PC.

Además, exigían que los diputados DC suscribieran por escrito un compromiso personal, explicitando que apoyarían a la carta comunista a pesar de cualquier adversidad.

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Un pacto DC-PC a prueba de terremotos: cómo se gestaron las garantías que exigieron los comunistas para ceder la presidencia de la Cámara.

Adicionalmente, como la presidencia en el actual período tiene un alto valor simbólico por las actividades conmemorativas del Golpe Militar, se pidió que se les concediera la primera vicepresidencia (el segundo cargo) para tener una representación en la testera. Esta investidura recayó en la diputada Carmen Hertz (PC), familiar de un detenido desaparecido, abogada de DD.HH., y antigua querellante en el caso Pinochet.

En el oficialismo sostienen que Elizalde ayudó a convencer a los comunistas en base a los beneficios políticos que tendría presidir la corporación a partir de marzo. De partida, al siguiente timonel de la Cámara le corresponderá realizar una cuenta pública en julio (el principal hito anual de la gestión) y podrá dirigir la corporación en plena campaña de elecciones municipales.

Así, el domingo en la tarde, las bancadas oficialistas, sin la DC, volvieron a reunirse presencialmente en la sede del Congreso en Santiago, donde definitivamente se zanjó un documento que deberían firmar los legisladores falangistas.

El lunes en la mañana, Undurraga volvió a tomar contacto con los representantes del oficialismo, quienes le propusieron un borrador que no fue completamente del agrado de la DC, pues no se incluía al PDG, entre otros factores.

Las correcciones se materializaron sólo en horas de la tarde. Por ello, la firma se plasmó a minutos de la sesión.

Si bien el documento sólo establece un compromiso dentro de un pacto de fines administrativos, en el oficialismo y en el gobierno ven un trasfondo mayor detrás de este gesto. Además del simbolismo de tener para los 50 años del Golpe una mesa de la Cámara integrada por un DC (Cifuentes), una PC (Hertz) y una socialista (Daniella Cicardini), la idea del gobierno es transformar este intercambio de respaldos para presidir la corporación en la semilla de un entendimiento mayor en materia de agenda legislativa.

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