Un operativo "centenario": 27 horas duró el traslado en auto de seis momias desde Antofagasta
No puede ser en avión. Así que la PDI utilizó dos 4x4 de la institución para movilizar hasta Santiago los restos arqueológicos, que datan de tiempos prehispánicos.
Fue un viaje largo, de 27 horas y con tres cadáveres en la maleta de cada auto. Todos, eso sí, de cientos de años de antigüedad. Eso fue lo realizado por cuatro funcionarios de la PDI entre el martes y miércoles de esta semana. Distribuidos en dos vehículos de la institución, los policías recorrieron por tierra los más de 1.300 kilómetros que separan a Antofagasta de Santiago para trasladar seis cuerpos momificados.
Las momias fueron aisladas con plumavit, embaladas y cerradas de forma hermética. Tras ello, los funcionarios salieron del Museo de Antofagasta, donde se encontraban las muestras, a las 7 de la mañana del martes reciente. "Se montaron unas arriba de otras, junto con unas divisiones que eran unas plataformas de fierro", detalló el subcomisario Tomás Silva, jefe de la Brigada contra Delitos Medio Ambientales y Patrimonio Cultural (Bidema) de Antofagasta de la PDI.
Y luego de un viaje sin inconvenientes, a las 10.00 de ayer llegaron a su destino: el Centro Nacional de Conservación y Restauración, que será el nuevo hogar de estos seis cuerpos durante los próximos dos años. Todos varones. Dos infantes y cuatro adultos.
El motivo de que la PDI haya efectuado el traslado se debe a que el museo de la ciudad nortina no cuenta con las herramientas para realizar esa labor. Y se hizo por tierra porque "no hay forma de realizarlo en avión", afirmó el subcomisario.
Cinco de los seis cuerpos trasladados datan de tiempos prehispánicos. El sexto corresponde a una persona de comienzos del Siglo XX.
Calamorro y pantalón de mezclilla
En el sector de Pampa Loreto, en las cercanías de Calama, Región de Antofagasta, en un improvisado y antiguo ataúd, de tablones de madera unidos con clavos, sin bisagras, se encontró uno de estos cuerpos, aquel que data de comienzos del Siglo XX. Una empresa minera realizaba excavaciones en el lugar y al encontrarse con el cajón los trabajadores alertaron a las autoridades.
Vestido con ropa propia de la época del salitre, con calamorro -zapatos de confección artesanal de la época, en donde la suela está clavada al cuero- y pantalón de mezclilla, el cuerpo "estaba vestido con la mejor ropa que pudo tener en algún momento", relató el comisario (r) Víctor Quintanilla de la Brigada de Homicidios de Antofagasta, quien participó en el hallazgo.
Este descubrimiento ocurrió en 2002. Quintanilla tenía 30 años en ese entonces. Recordó que el cuerpo estaba en buen estado. "Las condiciones que hay en el desierto son propicias para la conservación de cadáveres", aseveró.
Luego de realizar los análisis correspondientes, se le informó al fiscal que "no había interés criminalístico, sino más bien de carácter antropológico. El fiscal decidió entonces remitir los restos al Museo de Antofagasta para que hicieran un estudio más acabo del tema", contó Quintanilla.
Para el subcomisario Silva, trasladar estos cuerpos es "terminar el ciclo completo", respecto del hallazgo del hombre del salitre. "Si es que podemos encontrarle algún tipo de ADN, podríamos determinar algo, tal vez a quién correspondía, sería ideal", concluyó.
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