Una semana como jamón de sándwich: los contrastes de Coquimbo ante la semifinal zarandeada

Entrenamiento Coquimbo Unido

El equipo pirata espera en Asunción el inicio del accidentado duelo de la Copa Sudamericana frente a Defensa y Justicia. Los testimonios de un grupo que vive su gran fecha entre la máxima ilusión y el hartazgo.


A las siete de la mañana, los jugadores de Coquimbo Unido ya estaban en pie. Un poco porque el calor en Asunción no permitía quedarse en la cama por mucho tiempo más y otro tanto porque el cuerpo técnico de Juan José Ribera había fijado el entrenamiento para una hora después, con el propósito de mitigar los efectos de la alta temperatura en la capital paraguaya, la sede que designó la Conmebol para la disputa del accidentado partido entre los piratas y Defensa y Justicia, por la ida de las semifinales de la Copa Sudamericana. No había caras largas ni señales de sueño. Por el contario, el plantel aurinegro estaba dispuesto a sumar un sacrificio más a la lista que ha debido soportar producto de los continuos cambios de sede del duelo, tres en menos de una semana, y de los consiguientes viajes entre ciudades y, ahora, hasta países. Una rutina alterada en lo que lo único que no cambia es la ilusión.

“No saco nada con decir qué cambió. Yo pienso en rendir mañana. Hemos entrenado todos los días. Hoy partimos a las 8 de la mañana. A las 7 estábamos todos en pie. Para mí es más importante lo que vamos a jugar que todo lo que ha pasado. Ha habido técnicos uy jugadores muy exitosos que nunca han jugado una final sudamericana. En Chile estamos carentes de logros a nivel de clubes. Es más importante eso que todo lo que ha pasado. Que eso lo vea la prensa, la ANFP, quien sea. Nosotros vinimos a jugar”, dice Ribera a modo de declaración de principios respecto de la forma en que se toma todo el enredo.

“Que nos saquen de Coquimbo ya no tiene nada que ver. Es lógico, todo el mundo lo piensa. De ahí en más, tenemos que prepararnos y jugar donde sea. Es una semifinal de Copa. Lo único que me compete a mí es preparar al equipo para jugar. Cambia la cancha, la temperatura, la humedad, pero hay que adaptarse. Nos hubiese gustado que fuese en Coquimbo, claro, pero ya no fue así. Lamentarse no sirve de nada”, insiste el técnico.

Los piratas tuvieron que enfrentar cambios en la planificación. Viajes y entrenamientos adicionales que, inicialmente, no estaban contemplados. “Nos preparamos para jugar en la fecha original. Entonces, tuvimos que alargar la semana, como se dice en el fútbol. Igual es complicado, pero estamos en la idea de jugar cuando corresponda. Lo que queremos es que se termine y bien, con Coquimbo llegando a la final y ganándola”, declara el lateral Juan Carlos Espinoza, plenamente imbuido en la idea que el cuerpo técnico les ha tratado de inculcar en estos días.

Hay, eso sí, una sensación de perjuicio. “Prefiero pensar que no hubo mala intención, pero a todos nos pareció extraño lo que pasó. Que nos cambiaran de sede sobre la marcha. Estábamos en Coquimbo y tuvimos que viajar en la tarde a Santiago Y que después no se jugara, es más raro todavía. Justo nos toca a nosotros pasar por esto, que no se veía hace mucho tiempo, pero quiero creer que no hubo mala intención”, dice el carrilero.

Coquimbo apuesta en grande. Si pasa a la final se embolsará US$ 2 millones, pero hasta que eso pase la molestia invade a la dirigencia que encabeza Jorge Contador. Un miembro del directorio saca la calculadora para explicar los costos que ha significado el improvisado periplo que comprendió salir de Coquimbo y viajar a Santiago para el partido que no se jugó, volver a la Cuarta Región y luego, otra vez, volar a la capital para, desde ahí, desplazarse hacia Paraguay. En total, 3.526 kilómetros. Todos los recorridos se realizaron en charter. El desglose considera que solo por el cambio de sede desde Coquimbo a Santiago debió desembolsar unos US$ 280 mil dólares entre el vuelo y el alojamiento. A ese costo hay que sumar otros US$ 420 mil, considerando desplazamiento y estadía hasta el retorno a casa después de afrontar la vuelta en Buenos Aires. El equipo nortino permanecerá en Paraguay y desde ese país se trasladará a Argentina para disputar la revancha. ¿Quién paga? “No hay una resolución al respecto aún. Pero entendemos que ante una eventual imposición es la Conmebol la que tiene que asumir todos esos costos”, comentaba el presidente, Jorge Contador, en entrevista con La Tercera.

“Nos transformamos en el jamón del sándwich entre el gobierno y la Conmebol y, después, entre la Conmebol y la ANFP”, sentencia el directorio. Un escenario que cambiará recién si consiguen el paso a la definición por el trofeo.

Nada de eso, en todo caso, saca del foco a Ribera y a sus dirigidos. “Más que afectarnos, fue una cuestión incómoda. Lo que más queremos es jugar esta llave y pasarla. Nadie lo veía venir. Esperábamos una llave normal, por así decirlo, con partidos en Coquimbo y en Argentina. Y tuvimos que cambiar. No importa. Lo que tenemos que hacer es enfocarnos, estar al 100 por ciento concentrados en lo nuestro”, dice Espinoza.

Ni siquiera hay ganas de pasarle la cuenta a Defensa y Justicia. “La motivación es estar en semi, Una motivación más grande que esa no hay. Nos vamos a jugar la vida. No hay rabia con ellos”, concluye el excruzado.

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