Unidad Especial de Alta Seguridad: los compañeros de penal del "comandante Ramiro"
Mauricio Hernández está preso en la Sección de Máxima Seguridad de la UEAS. En el mismo penal están los exsubersivos condenados por el homicidio del cabo Luis Moyano; el condenado por el bombazo en Escuela Militar Juan Flores; el formalizado por los atentados a Óscar Landerretche y Louis de Grande, Camilo Gajardo; y el condenado por el bombazo a la Escuela de Gendamería, Joaquín García. En junio trasladaron de la CAS a Colina I al exfrentista Jorge Mateluna, sentenciado por el asalto a un banco en Pudahuel.
Mauricio Hernández Norambuena, alias "comandante Ramiro", está preso desde el martes en la Sección de Máxima Seguridad (SMS), una de las tres áreas que forman la Unidad Especial de Alta Seguridad de Gendamería. Para el común de las personas, este penal es conocido como la Cárcel de Alta Seguridad (CAS). El exjefe operativo del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fue extraditado desde Brasil y volvió a la misma cárcel de la que se fugó en helicóptero, junto a otros tres exsubersivos, en 1996, cuando cumplía dos cadenas perpetuas por el homicidio del senador UDI Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards.
Este penal fue creado a principios de los 90 y pensado casi exclusivamente para albergar a exsubsersivos que seguían ligados a actividades delictuales en los primeros años del retorno a la democracia. Fue una de las medidas para evitar fugas masivas, como la ocurrida en 1990 de la excárcel Pública de Santiago, cuando 49 exsubersivos huyeron a través de un túnel. Se supone que la CAS incluso tiene en sus cimientos una gruesa capa de concreto para evitar la construcción de túneles.
Entrada la década del 2000, con la salida de exsubersivos a través de conmutaciones de pena o beneficios caracelarios, esta cárcel cambió su perfil y se convirtió en un penal que albergaba a presos comunes de alto compromiso delictual, como líderes de bandas de narcotraficantes o asesinos.
Con la llegada de "Ramiro" de vuelta a la CAS, sumado a otros exsubersivos, como los condenados por el homicidio del cabo Luis Moyano (Juan Aliste Vega y Marcelo Villaroel), el penal pareciera estar poco a poco volviendo a su perfil original. El tercer condenado por este caso, Freddy Fuentevilla, obtuvo su libertad condicional en junio de 2018, tras 15 años preso
Mauricio Hernández se encuentra solo en una celda en el tercer piso de la SMS. Está aislado del resto de la población. Sin embargo, cuando tiene visitas lo trasladan a una sala especial para recibir personas. Ahí, es cuando se puede encontrar con el resto de los reos de alta peligrosidad encerrados en su mismo penal.
Ahí aparece Camilo Gajardo Escalona, el joven formalizado por cinco atentados explosivos, entre ellos, las encomiendas que llegaron a las casas del ex presidente del directorio de Codelco, Óscar Landerretche, y del presidente del directorio de Metro, Louis de Grange.
En la Sección de Alta Seguridad, que también es parte de la UEAS, está Juan Flores Riquelme, condenado por el bombazo en el Subcentro del Metro Escuela Militar. El 4 de junio el joven desistió de una huelga de hambre líquida que estaba haciendo.
En la UEAS, además, está Joaquín García, condenado en agosto de 2018 junto a Kevin Garrido (falleció en noviembre en Santiago 1) por un bombazo en la Escuela de Gendarmería.
En el mismo penal estaba el exfrentista condenado por el asalto a un banco en Pudahuel, Jorge Mateluna, y Alejandro Astorga. Sin embargo, ambos fueron trasladados en junio pasado desde la CAS a Colina I.
Otros delitos
Aparte de estos reclusos, la CAS también alberga a presos por delitos de alta connotación pública que no tienen que ver con atentados terroristas o actividades subversivas. Felipe Rojas, por ejemplo, está formalizado por el homicidio de la joven Fernanda Maciel y Leonardo Azagra fue formalizado por dos robos con intimidación, además de herir a un gendarme y usar a un juez como rehén para fugarse del tribunal.
Por la alta peligrosidad de los internos, Gendarmería puso en práctica un nuevo operativo en la sala de control del penal. El personal hace seguimiento mediante el sistema de vigilancia los eventos o novedades al interior y también en la salida. Además, se hace un control permanente de las visitas, del desplazamiento de la población penal y de quienes efectúan las rondas. También se han ido adecuando los sistemas de seguridad, incorporando nuevas tecnologías, como armamento más moderno y máquinas de rayos X.
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