Vicepresidente de la Asociación de Clínicas de Chile, y cambios a salud en la Convención: “No se debe implementar un modelo a costa de otro”
Según Javier Fuenzalida, directivo de la asociación gremial, el rol que cumplen las clínicas es muy importante como para pensar con terminar con esa red. Al mismo tiempo, destaca la relevancia de fortalecer el sistema público de salud, pero insiste en que lo que se requiere es que haya más actores disponibles para los pacientes y que el sistema privado puede ayudar a resolver el problema de las atenciones médicas. Para eso, agrega, se debería pensar en un sistema complementario, más que uno único.
Este miércoles, la comisión de Derechos Fundamentales de la Convención Constitucional votó una serie de iniciativas sobre salud y educación que buscan consagrarse en la nueva Constitución. Entre estas, se aprobó el derecho a la salud y la creación de un nuevo Sistema Universal de Salud que, de aprobarse en el pleno y luego en el plebiscito, terminaría con el sistema mixto en el plazo de dos años.
Javier Fuenzalida, profesor de Historia de la UMCE y vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Clínicas de Chile -que reúne a los 46 principales centros privados de salud-, mira la decisión del órgano constituyente con cuidado, pues sostiene que los establecimientos privados cumplen un rol fundamental. De acuerdo al Dimensionamiento del Sector de Salud Privado en Chile que prepara Clínicas de Chile bianualmente, del total de la población del país, se estima que los potenciales demandantes de prestadores de salud privados alcanzan a 15.427.964 personas (79,3% del total de la población).
Al mismo tiempo, destaca los cambios que se están haciendo en salud, sin embargo recalca que hay que trabajar en mantener la diversidad en el sistema: “Creemos que un seguro único es una buena idea y nos parece un camino correcto, pero el reparo que tenemos es que debería ser posible que ese seguro considere a los privados”.
De acuerdo a los datos que manejan, ¿cuál es rol del sistema de salud privado en Chile?
Somos un actor preponderante, tanto así que llegamos a aproximadamente al 80% de la población chilena. De los 214 millones de atenciones que se prestaron en 2020, el 40% fueron entregadas por privados. De alguna manera, existe en el ideario colectivo que las clínicas solo atienden a pacientes con isapres, y en un segmento es correcto, pero cuando uno ve la enormidad de actores privados, es un error. El 52% de los pacientes que atendemos son Fonasa y es un número creciente. Entonces, tenemos un rol preponderante, porque para cualquier decisión que se tome tenemos dos grandes condicionantes.
¿Cuáles?
Primero, tenemos un volumen millonario, porque millones de pacientes se atienden en el sector privado. Dos, hay una diversidad de pacientes enorme, que en su mayoría son del sistema público. Es por eso que la decisión que se tome en la Convención sobre este cambio, que para nosotros es bueno, debe entender que cada vez son más las personas que acceden al sistema privado. Adicionalmente creemos que el sistema público debe fortalecerse porque tiene un rol fundamental, lo que ocurre es que dada la envergadura del sistema privado tenemos una complementariedad con el mundo público. En el modelo complementario no hay ningún actor que sobre, al contrario, hay que sumar más actores.
Este martes se aprobó en la Convención un artículo que en la práctica elimina isapres y establece que los prestadores privados no pueden tener fines de lucro. Además, se plantea que estos sean traspasados a un sistema universal de salud en un plazo de dos años. ¿Cómo miran esa decisión?
Yo me quiero quedar con las palabras del vicepresidente de la Convención, Gaspar Domínguez, quien dijo que es este miércoles se aprobaron algunas normas y comentó que muchas acciones quedaron fuera, pero pueden entrar al debate que se viene. Entonces, miramos con mucha atención aquello y esperamos que esa suma de factores se incorpore en la discusión que viene. En concreto, somos partidarios de un seguro único, creemos que es una buena idea y lo aplaudimos. Lo que sí creemos es que en ese seguro único debiesen participar actores privados.
¿En que se traduce particularmente el que a nivel constitucional se prohíba tener fines de lucro?
Lo que se entiende es que aquellas clínicas que quieran participar del sistema no puede ser en forma privada ni con fines de lucro. Creemos como asociación gremial que aquí debe haber más actores. Además, hay que entender que no tenemos ningún tipo de subsidio y todo lo que hacemos, lo hacemos con recursos propios. Cuando atendemos el 40% de las prestaciones del país, nos parece complejo querer dejar de atender a los pacientes. Los pacientes deben tener más y mejores lugares donde atenderse y nos parece correcto que el mundo público crezca, y nosotros debemos ser parte complementaria del modelo.
De aprobarse, ¿un médico, por ejemplo, no podría tener una consulta privada?
No lo sé con precisión. Sin embargo, hay algo importante aquí. El 52% de los médicos trabajan en el sistema privado, un médico particular no sé cómo podría hacerlo. Sin embargo, creemos que al no tener ningún tipo de subsidio y hacerlo todo con recursos propios es súper legítimo que podamos seguir aportando en la salud de los chilenos, sobre todo cuando ya lo hacemos.
Asimismo, se plantea que “la ley establecerá los requisitos y procedimientos para la integración y funcionamiento” de los prestadores privados al sistema universal de salud, ¿ello sería una suerte de expropiación?
Lo que yo entiendo de la norma es que el mundo privado sigue existiendo. El punto que está de fondo es que, si se quiere participar del mundo público y atender pacientes Fonasa, debería ser sin fines de lucro. Yo creo que muchas discusiones pueden estar bien inspiradas, pero la realidad es que la mitad de nuestros pacientes son Fonasa y limitar esa acción puede parecer un despropósito. Lo que yo creo es que la Constitución debe tener como factor preponderante la diversidad de actores que hoy representen a la salud, idealmente también en el mundo asegurador.
¿Sería posible concretar un cambio de esta envergadura en los dos años que establece la iniciativa?
Cualquier cambio de esta envergadura en dos años, es un plazo muy breve. Acá se deben considerar las cifras y los números de personas que se atienden en el sistema público y privado, pero cualquier cambio de este tamaño debe tener un plazo razonable y a mí me parece que un plazo de dos años es extremadamente breve para cualquier cosa, sobre todo para algo tan importante como un modelo de salud, que hoy tiene tanta penetración. Vuelvo a repetir: 15 millones de personas pasan por el sistema privado, entonces es un cambio muy grande.
¿Qué reparos tiene en general con la iniciativa que se aprobó este miércoles?
El mundo público se debe fortalecer y nos parece correcto que se haga así, pero insisto: no se debe implementar un modelo a costa de otro. Todos los actores que participan hoy en la salud son importantes, porque el problema que agobia a Chile es demasiado grande.
La discusión de fondo debe incluir a estos números y valores, porque cualquier cambio importante debe entender que hay millones de personas que hoy necesitan prestaciones de calidad. Yo creo que las personas quieren que su problema se resuelva, al paciente no le debe importar si lo operan en un sistema público o privado, lo que le debe importar es que le solucionen el problema, a un precio justo y razonable, porque debe haber condicionantes que garanticen el acceso. El problema con la salud pública no es un problema de calidad, sino que de oportunidad, porque hay mucha gente que espera y frente a esa espera, el mundo privado es una opción.
Desde hace un tiempo que hay un debate en torno a la desigualdad en los sistemas de salud, ¿qué cambios harían a partir de las demandas?
Es un tema contingente que no solo afecta a la salud, es algo transversal. Han ocurrido cambios importantes, pero la diferencia más importante se hará cuando el acceso sea más abierto. En ese contexto, creemos que un seguro único es una buena idea y un camino correcto, pero el reparo que tenemos es que debería ser posible que ese seguro considere a los privados. El gran problema que tenemos es el acceso y hay que ayudar que eso se resuelva con más y mejores lugares de atención, sean públicos y privados.
En pandemia, el sistema público y privado trabajaron en una red integrada. ¿Qué rescatan de esta medida?
La pandemia fue un periodo excepcional y esperemos que no se vuelva a repetir, porque todos corrimos riesgos y fue un tiempo súper difícil en la que tomamos medidas desesperadas y excepcionales. Con esta medida aprendimos lecciones. Por eso, acuñamos el concepto de complementariedad porque eso permite resolver el problema en comunión con el mundo público, pero entendiendo la particularidad que constituye el mundo privado.
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