¿Y si no es Latorre, quién? La compleja sucesión que traba la salida del líder de RD de la conducción ante la crisis

El senador por Valparaíso y presidente de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre.
El senador por Valparaíso y presidente de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre.

La falta de cuadros "de peso" que cumplan con el perfil necesario para conducir el momento más difícil del partido fundando en 2012 es la principal razón para mantener a Juan Ignacio Latorre en la presidencia de la colectividad, pese a su cuestionada gestión para enfrentar el escándalo por los convenios suscritos entre el Minvu y Democracia Viva. Pese a eso, entre los nombres que mencionan en la tienda para asumir el puesto están Rodrigo Echecopar y el actual titular de Educación, Marco Antonio Ávila, en caso que avance la acusación constitucional en su contra.


“El problema no es sacar a Latorre, el problema es que no hay nadie para asumir en su lugar”. Así gráfica un dirigente de Revolución Democrática la sensación que se ha instalado en las filas de ese partido en los últimos días. La colectividad enfrenta su crisis más profunda desde que se fundó en 2012, luego de que estallara el caso de Democracia Viva, fundación ligada al partido que está siendo investigada por tráfico de influencias, fraude al Fisco y malversación de caudales públicos por los millonarios convenios que firmaron con el Serviu de Antofagasta el exseremi Carlos Contreras y la ahora expareja de la diputada Catalina Pérez, Daniel Andrade. Todos militantes de la tienda oficialista.

La conducción de la crisis por parte de su timonel, el senador Juan Ignacio Latorre, ha sido cuestionada de manera transversal en la colectividad, diputados y también autoridades del gobierno que militan en RD califican por la bajo su manejo como “errático”. Los más duros, de hecho, señalan que no ha actuado a la altura del cargo y que, una vez que las aguas se calmen, debe dejarlo.

Los vaivenes del senador en el abordaje del caso Democracia Viva -de calificarlo inicialmente como un “error político” y acompañar a Pérez en su primer punto de prensa en que deslindó responsabilidades, a anunciar una solicitud de suspensión de la militancia de la diputada Catalina Pérez y una querella contra quienes resulten responsables- ha puesto cuestión su rol como vocero institucional de la colectividad.

De hecho, en medio de los reparos que enfrenta Latorre, el timonel ha controlado más sus apariciones públicas. Incluso, en el partido afirman que parte de la estrategia de crisis es que el senador no intervenga en prensa sin la venia de la colectividad.

Falta de cuadros

Según fuentes del partido, la conversación que se está dando internamente es que se requiere revisar el liderazgo del senador por Valparaíso una vez que decante un poco la crisis, que las mayorías para pedirle su salida podrían configurarse fácilmente, pero que -hasta ahora- el gran problema que han encontrado para viabilizar ese movimiento de piezas es justamente la falta de cuadros “de peso” que puedan asumir el momento más complejo de Revolución Democrática. Primero, porque la mayoría está en cargos incompatibles con ese rol -como los alcaldías (donde RD tiene un peso importante a nivel nacional) o reparticiones del gobierno- y, segundo, porque quienes podrían alzarse como sus sucesores cargan con otras polémicas a cuesta.

Echar mano a la bancada de diputados es una de las primeras pulsiones entre la militancia. Sin embargo, según afirman en RD, la bancada no tiene demasiados referentes que calcen con el perfil de “peso” y que tenga la capacidad de conducción necesaria.

En ese sentido, se mencionan a figuras como Maite Orsini o Jorge Brito. En el caso de la diputada por el Distrito 9, sin embargo, en la colectividad sostienen que el caso “telefonazo”, en que la Fiscalía investigó un presunto tráfico de influencias por el llamado que efectuó la parlamentaria a una generala de Carabineros de Chile en favor de Jorge Valdivia, la deja fuera de juego. En el caso de Brito, en tanto, hay quienes consideran que podría alzarse como un sucesor, pero que es un liderazgo que no necesariamente aglutina en RD.

Por otro lado, el resto de la bancada o tiene perfil más bajo o también se ha visto envuelta en potenciales vinculaciones con la cuestionada fundación. Es el caso de los diputados Consuelo Veloso o Jaime Sáez, ambos recibieron asesorías de parte de participantes de Democracia Viva en el marco de sus campañas parlamentarias.

Los alcaldes, en tanto, cumplirían con algunos criterios para conducir a RD en este momento. En el partido destacan a liderazgos como Emilia Ríos (Ñuñoa), Tomás Vodanovic (Maipú) o Macarena Ripamonti (Viña). Y si bien no tienen impedimento legal para asumir la conducción del partido, varios de ellos han transmitido que sería imposible compatibilizar las demandantes labores comunales con la presidencia de la colectividad, más aún si se encuentra en un momento tan crítico.

La otra alternativa, señalan en RD, sería echar mano a militantes que cumplen funciones en el gobierno. Entre ellos, uno de los nombres que han salido en las conversaciones de la interna del partido es el del expresidente de la colectividad, Rodrigo Echecopar. El ingeniero comercial se desempeña actualmente como jefe de la Dirección de Coordinación Interministerial de la Segpres. Pese a todo, desde su entorno señalan que no estaría pensando en algo así y que no ha sido parte de ninguna conversación en ese sentido.

La posibilidad de que autoridades de primera línea del Ejecutivo -como el ministro y fundador del partido, Giorgio Jackson (Mideso), o el jefe del Segundo Piso, Miguel Crispi- salgan de sus cargos para hacerse cargo de la crisis de RD, sin embargo, es vista como poco probable. En RD, de todas formas, mencionan al ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, como una posibilidad si es que avanza la acusación constitucional en su contra que tramita la Cámara de Diputados.

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