El 6 de octubre de 1973, justo en el día de la Expiación -el más sagrado del calendario judío- cien mil soldados egipcios, apoyados por mil vehículos blindados, cruzaron el Canal de Suez. Casi al mismo tiempo, 35.000 soldados sirios, respaldados por 800 tanques, atravesaron las líneas israelíes en los Altos del Golán después de feroces combates. Se trataba de una acción coordinada entre los entonces presidentes de Egipto y Siria, Anwar Sadat y Hafez al-Assad, que tomó por sorpresa a Israel y que daría inicio a una guerra que cambiaría no solo Medio Oriente, sino que también al mundo.
A 50 años de la Guerra de Yom Kippur, también conocida como la Guerra del Ramadán, es aun considerada el trauma más doloroso que Israel haya experimentado, indicó el diario Haaretz en un editorial.
Completamente desprevenido y con muchos soldados de permiso, el Ejército de Israel cedió inicialmente antes de recuperar la iniciativa y repeler a sus enemigos en una serie de encuentros decisivos en los Altos del Golán y en el desierto del Sinaí. “Había un miedo aterrador, pero teníamos fe en que al final lo superaríamos; teníamos que hacerlo”, dijo a la agencia Reuters, Uzy Zwebner, de 69 años, que fue llevado a la batalla contra los egipcios al comienzo de la guerra como comandante de tanque recién entrenado.
La guerra tenía como antecedente una serie de conflictos en los que estuvieron envueltos Israel y los países árabes desde 1948, desencadenados por el anuncio de independencia del Estado de Israel. Después de tres guerras en 1949, 1956 y 1967, Israel había ampliado su territorio, lo que provocó mayores tensiones con los Estados árabes.
Las fuerzas israelíes, ayudadas por puentes aéreos estadounidenses de suministros y equipos, lucharon contra formaciones sirias y egipcias numéricamente superiores respaldadas por la Unión Soviética, antes de que un alto el fuego mediado por la ONU detuviera los combates después de unas tres semanas.
Más de 2.600 israelíes murieron. Por otro lado, no se conocen cifras exactas de víctimas, pero las estimaciones llegan a 15.000 fallecidos egipcios y 3.500 sirios.
Cinco años después, Israel firmó un acuerdo de paz con Egipto (Camp David), el primero con un país árabe, luego con Jordania en 1994, seguido en 2020 por acuerdos de normalización con dos Estados del Golfo en virtud de los Acuerdos de Abraham: Emiratos Árabes y Bahrein.
Para muchos soldados de primera línea, la guerra sigue siendo un acontecimiento traumático, pero el sentimiento que muchos expresan cinco décadas después es el de orgullo por haber ayudado a salvar su país. “Tuve una reunión con mis amigos esta semana que realmente me emocionó, pero sientes que salvaste la existencia de Israel”, dijo Zwebner.
En una entrevista con American University, el cientista político Boaz Atzili señaló que entre las consecuencias del conflicto se encuentra que sin éste “Israel no habría aceptado devolver el territorio del Sinaí a Egipto, y era poco probable que se alcanzara un acuerdo de paz”.
A su juicio, “la buena noticia es que la paz bilateral entre Egipto e Israel (las dos potencias más fuertes de la región, que libraron cuatro guerras antes) todavía se mantiene hoy, 50 años después”. “A menudo es una ‘paz fría’, pero sigue siendo una paz. La mala noticia es que Camp David nunca se convirtió en la paz regional integral que Saadat imaginó y que el conflicto palestino-israelí, que es el núcleo del problema de Medio Oriente, simplemente fue postergado en Camp David, y todavía está hirviendo hoy”, añade.
El portal de la cadena qatarí Al Jazeera señala que “la guerra demostró que se podía aprovechar un frente árabe unido para impulsar la acción en el escenario mundial”. “Cuando la marea de la guerra se volvió a favor de Israel y los combates llegaron a un punto muerto 12 días después de iniciado el conflicto, los países árabes productores de petróleo, bajo la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), decidieron reducir su producción de petróleo en un 5%”, sostiene.
Los Estados declararon que mantendrían la misma tasa de reducción cada mes hasta que las fuerzas israelíes se retiraran de los territorios árabes ocupados en 1967 y se restauraran los derechos de los palestinos. También impusieron un embargo a EE.UU., suspendiendo el suministro de petróleo. “Estas acciones hicieron que los precios del petróleo se dispararan y afectaron la trayectoria de la Guerra Fría”, indica Al Jazeera.
Los soviéticos habían estado suministrando armas a los estados árabes, mientras que Estados Unidos respaldaba a Israel, pero el embargo hizo que Washington luchara por encontrar soluciones al conflicto. “Esta fue también una oportunidad para alejar (a los soviéticos)”, dijo a Al Jazeera Yossi Mekelberg, un experto en Israel en Chatham House.
Fue así como llegó la participación de Henry Kissinger, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos que viajó desde El Cairo a Damasco y a Tel Aviv en un intento de forjar la paz árabe-israelí. Sus esfuerzos funcionaron, ya que trajo un alto el fuego que pondría fin a la guerra, señaló Mekelberg.
“En Egipto y otras partes del mundo árabe, la sensación era que si Israel no podía ser derrotado incluso después de un revés inicial, no había perspectivas de una victoria militar árabe sobre Israel”, escribe el think tank Brookings Institution.
“La guerra y sus consecuencias no pusieron fin al conflicto árabe-israelí, pero marcaron el comienzo de un proceso de paz que continuó desarrollándose en las décadas siguientes. También marcó la decisión de varios Estados árabes de distinguir –sin necesariamente admitirlo– entre sus propios intereses estatales y su compromiso con la causa palestina. A corto plazo, la Guerra de Octubre contribuyó al empoderamiento de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) y del Movimiento Nacional Palestino”, indica el centro de estudios.