Al igual que pasó en Bucha, la liberación de Kherson trajo a la luz lo peor de la guerra que esta semana cumplió 9 meses entre Ucrania y Rusia. Durante esta semana, la fiscalía en Kiev aseguró haber descubierto cuatro “sitios de tortura” que habrían sido utilizados por los rusos en la ciudad que fue retomada el 11 de noviembre.
Según indicaron los investigadores de la fiscalía en Telegram, se encontraron “centros de detención provisionales” en los cuales “los ocupantes detuvieron ilegalmente a personas y las torturaron brutalmente”. Entre los elementos incautados se encontraron “trozos de porras de caucho, un bate de madera, un aparato utilizado por los ocupantes para electrocutar a civiles, una lámpara incandescente y balas”, señaló la fuente.
Desde la institución, que ya ha perseguido algunos de los crímenes de guerra cometidos, aseguran que “la labor para establecer los lugares de tortura y de detención ilegal de personas continúa”, y que esperan poder identificar a todas las víctimas.
Los hallazgos no se limitan a la zona de Kherson: también en Kharkiv, el noroeste del país, el ministerio de Defensa denunció la existencia de “cámaras de tortura”, que llegaron a comparar con un “mini Auschwitz”. Las cosas encontradas en estos lugares van desde máscaras de gases hasta juguetes sexuales, y una caja llena de dientes de oro.
Este último descubrimiento tuvo lugar en el pueblo de Pisky-Radkivski, también liberado recientemente. Asesor del ministerio de Asuntos Exteriores, Anton Geraschenko mostró por sus redes sociales el lugar y describió las cosas que supuestamente se habrían hecho en él: desde enterrar con vida a ucranianos y prender fuego al lugar, hasta extraer coronas dentales, además de vejaciones sexuales.
Conducta sistemática
Este tipo de denuncias no son nuevas en lo que va de la invasión rusa a Ucrania, y ya la semana pasada, una misión de observadores de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aseguró que han corroborado “con un margen considerable de certitud” las distintas torturas hechas por las fuerzas rusas y aliadas: descargas eléctricas, palizas, quemaduras y otros maltratos. Una de las conclusiones que sacó esta misión es que Rusia estaría torturando de manera sistemática a los prisioneros de guerra.
Desde la misión de observadores también informaron a la prensa que, mientras el gobierno ucraniano colaboró con el acceso confidencial a los prisioneros rusos, los únicos prisioneros ucranianos con los que se pudo conversar fueron los que iban siendo liberados, generalmente después de los intercambios entre una y otra fuerza.
Según contó la jefa de la misión, Matilda Bogner, a la prensa, los prisioneros ucranianos sufrieron extremos maltratos físicos y abuso psicológico durante su tiempo en captura. Incluso, detalla lo que habrían vivido como “proceso de admisión” al llegar a los centros de internamiento, donde se golpeó, se amenazó, se atacó con perros y se obligó a los capturados a estar en posiciones dolorosas por largo tiempo. Los soldados con más jerarquía o responsabilidad, indicó la misión, eran más susceptibles de ser torturados por las fuerzas rusas, con el fin de extraer informaciones.
Bogner también señaló que habían “denuncias creíbles” en contra de las fuerzas ucranianas, respecto a ejecuciones sumarias de personas fuera de combate, además de varios casos de torturas y maltratos.
Respecto al modo sistemático en que Rusia estaría rompiendo las leyes internacionales de la guerra, a finales de septiembre se publicó una llamada interceptada entre un soldado ruso y su novia, mientras el primero estaba en el área de Bucha en marzo. La llamada, que verificó y tradució The New York Times, da cuenta de como los comandantes rusos estarían incentivando el asesinato de civiles ucranianos, lo que es un crimen de guerra, para así evitar que estos den aviso de las posiciones invasoras.
En una de las llamadas interceptadas, el soldado identificado como Sergey le cuenta a su novia como un comandante le pidió que llevara a civiles a un bosque para ejecutarlos. “Nos dijo que, hacia donde estamos yendo, hay muchos civiles dando vuelta. Y nos dio la orden de matar a todos los que viésemos”, habría dicho el soldado, de acuerdo al diario neoyorquino.
“Porque podrían dar nuestras posiciones, tenemos que matar a los civiles que caminen por ahí y llevarlos al bosque”, cuenta Sergey a su novia en la llamada publicada por New York Times: “Ya me he vuelto un asesino, y es por eso que no quiero matar más”.
Ya en mayo, una historia similar había llevado a la cárcel al soldado ruso Vadim Shishimarin, de 21 años, condenado a cadena perpetua por crímenes de guerra. En el juicio que se le hizo, que fue el primero contra criminales de guerra en el conflicto ucraniano, Shishimarin confesó haberle disparado a un hombre de 62 años mientras huía en un auto del pueblo de Chupakhivka, al noroeste del país.
En esa huida, el soldado ruso recibió la orden directa de su comandante de dispararle al hombre, que estaba hablando por teléfono al momento de ser asesinado, porque podría darles sus posiciones a las fuerzas ucranianas.
Durante esta semana también se hizo público un video que provocó la reacción del Kremlin, debido a que en él, supuestamente, se vería una ejecución a 11 soldados rusos que estaban rendidos y en el suelo, por parte de fuerzas ucranianas. El video, publicado por The New York Times, consta de dos mitades: la primera donde se ven los militares rusos cercados rindiéndose con las manos en alto, y la segunda donde se ven los cadáveres en un charco de sangre. Al igual que el asesinato de civiles, la ejecución de enemigos rendidos implica una violación de tratados internacionales.
Estos videos habían empezado a circular el 18 de noviembre en las redes sociales rusas y ucranianas, y fueron aparentemente filmados en la localidad de Makeyevka, en Lugansk. Al respecto, el ministerio de Defensa Ruso comentó: “se trata de nuevas videoevidencias de la masiva sangrienta masacre por parte de los militares ucranianos de prisioneros de guerra rusos desarmados, que sacan a la luz la verdadera naturaleza del actual régimen de Kiev, encabezado por Zelenski, y de aquellos quienes lo defienden y apoyan”.
Al respecto, tanto representantes del gobierno ucraniano como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señalaron su intención de analizar los videos, aunque en primera instancia Kiev había acusado un montaje ruso. La comisión del parlamento ucraniano sobre DD.HH. dijo que los extractos muestran a los rusos “haciendo ver que se rinden”, y que justo en la mitad del video habrían hecho fuego contra sus captores. El mediador Dmytro Lubinets declaró al respecto: “no pueden considerarse como prisioneros de guerra, aquellos que utilizan la protección internacional para matar deben ser castigados”.
Por su parte, Moscú prometió “castigar” a los responsables de la supuesta ejecución. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, declaró a la prensa: “Por supuesto, Rusia buscará a los autores de este crimen. Deben ser encontrados y castigados”.
Al respecto, el Estatuto de Roma señala que “matar o herir a un combatiente que, habiendo depuesto las armas o careciendo ya de medios de defensa, se ha rendido discrecionalmente” es una violacion a las leyes internacionales del conflicto armado.
Ya en septiembre, el fiscal general Andriy Kostin señaló que su oficina había documentado cerca de 34 mil potenciales crímenes de guerra perpetrados por la fuerzas rusas, lo que “se acercaría” a un caso de genocidio. En distintas partes que han sido liberadas por Ucrania se han venido encontrando distintas fosas comunes masivas, en las que se encuentran cuerpos de civiles que muestran evidentes signos de tortura.
En abril, cerca de 400 cuerpos fueron encontrados en la ciudad de Bucha, una ciudad a las afueras de Kiev y que se volvió entonces el ícono del horror ruso en Ucrania. Más tarde, se encontraron también 450 cuerpos enterrados en una fosa común en Izium, en la región de Kharkiv.
Según el Estatuto de Roma, una de las más serias violaciones a a las leyes del conflicto armado consiste en “dirigir intencionalmente ataques contra la población civil como tal o contra civiles individuales que no participen directamente en las hostilidades”.
Las fuerzas rusas no solo han asesinado a los civiles, sino que han atacado infraestructura crítica para la seguridad de estos. En Mariupol, hubo un ataque aéreo que bombardeo un teatro que estaba siendo usado como refugio para niños, y poco después, otro bombardeo que golpeó a un hospital.