Ahmed Rashid es uno de los mayores expertos del mundo en Afganistán, Pakistán, Asia Central y los talibanes. Es autor de numerosos e influyentes libros sobre la región, entre ellos el superventas Talibán: Islam, petróleo y fundamentalismo en Asia Central. Publicado antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, se convirtió en una guía fundamental para entender a los talibanes y fue traducido a más de 40 idiomas. También ha escrito dos libros sobre Asia Central como The Resurgence of Central Asia: Islam Or Nationalism? (1994) y Jihad: The Rise of Militant Islam in Central Asia (2002). Después de Talibán, completó una trilogía de libros sobre Afganistán, Pakistán y la participación de Estados Unidos en la región con Descent Into Chaos: The United States and the Failure of Nation Building in Pakistan, Afghanistan, and Central Asia (2008) y, más recientemente, Pakistan on the Brink: The Future of Pakistan, Afghanistan and the West (2012).
Rashid ha cubierto las guerras de Afganistán y los conflictos en Asia Central y Pakistán desde 1979. Ha sido corresponsal en Pakistán, Afganistán y Asia Central para el Daily Telegraph de Londres y escribe para el periódico paquistaní The Nation. En entrevista con La Tercera reflexiona sobre el 20º aniversario del ataque a las Torres Gemelas.
¿Cuál fue el impacto que tuvo el 11 de septiembre para Medio Oriente y para Asia Central?
Ciertamente afectó a Estados Unidos y eso también tuvo un impacto en la región. Cambió la geopolítica de la región, llevó a Estados Unidos a Asia Central por primera vez. Pero junto a eso, se cometieron muchos errores. Las personas que sufrieron fueron básicamente los estadounidenses y los afganos que murieron en la guerra.
¿Cuánto cambió el 11 de septiembre a la región?
El 11 de septiembre planteó todo el tema del extremismo en Arabia Saudita y los países del Golfo. Y esto fue muy embarazoso para ellos. Pero también reflejó el hecho de que su sistema educativo, la forma en que estaban educando a sus jóvenes era muy errónea, había una mentalidad muy estrecha que estaba fomentando la yihad y toda esa idea de la yihad global. Así que el 11 de septiembre tuvo un impacto en Medio Oriente y estamos viendo poco a poco cómo los Estados del Golfo, Arabia Saudita y otros están cambiando su forma y su ideología. Además, creo que también dio un golpe al wahabismo (una interpretación muy extremista del islam sunita). Creo que se dio un golpe muy importante en todo el camino. Los sauditas estaban gastando dinero para promover el wahabismo antes del 11 de septiembre. Todo eso se ha detenido ahora. Los musulmanes no están dispuestos a aceptar el dinero saudita y seguir el arabismo como una forma sectaria de ver el islam.
Teniendo en cuenta lo que vino después, como la guerra en Afganistán y la invasión a Irak, ¿cree que esta guerra contra el terrorismo podría considerarse un fracaso tras todo lo que se ha visto recientemente?
No ha sido del todo un fracaso. Es decir, al final capturaron a Bin Laden. Lo reprimieron. No ha habido ningún ataque importante en Occidente. Ha habido muchos atentados del Estado Islámico, que son pequeños atentados, pero no ha habido un gran atentado catastrófico como el del 11 de septiembre. Al Qaeda está ahora, creo, muy limitado al este de Afganistán, donde se esconden algunos de sus líderes. Pero la ideología de Al Qaeda, creo, ha inspirado a muchos, muchos grupos diferentes en Pakistán, en Cachemira y en Asia Central y China. Así que la ideología detrás del 11 de septiembre sigue siendo extremadamente importante. No va a desaparecer.
¿Cuál fue la importancia de Bin Laden y al Qaeda en el yihadismo? ¿Cómo inspiró a otros grupos?
Creo que la importancia de Bin Laden y de Al Qaeda fue que se trataba de una nueva forma de pensar en la yihad, todo el concepto de yihad global. El hecho de que había que atacar primero a los estadounidenses y que los demás países eran la yihad menor. El hecho de que hubiera toda una plataforma ideológica que Bin Laden construyó alrededor de esta idea de la yihad global. Y de eso surgieron muchas tendencias diferentes, quiero decir, una de ellas fue el Estado Islámico, por supuesto, que denunció a Al Qaeda y dijo que eran demasiado débiles y que no eran los verdaderos yihadistas. Así que hubo una gran cantidad de grupos que surgieron, más de una docena de grupos en Pakistán, que se extendieron en el sur de Asia, Cachemira, Afganistán. Y luego está, por supuesto, el impacto que tuvo el Estado Islámico, en primer lugar, en la conquista de una gran parte de Medio Oriente, luego lo perdió y después se convirtió en un grupo terrorista en Europa. Y se ven muchos ataques terroristas del Estado Islámico en Europa, no a gran escala, sino que a pequeña escala, pero aún así muy peligrosos. Y eso sigue siendo muy, muy crítico para la seguridad occidental.
Y sobre la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN de Afganistán, ¿cree que fue un error la salida, aunque no podían quedarse allí para siempre? ¿Cuál es su valoración de esa retirada por la forma en que se llevó a cabo?
Creo que fue terrible, porque realmente ha llevado a un desastre. Creo que la culpa fue que los estadounidenses no tuvieran un plan de respaldo, ya que subestimaron la fuerza de los talibanes, pero no se prepararon para otra opción si este plan no funcionaba. Y (el Presidente de Estados Unidos, Joe) Biden culpó a los afganos por no luchar. ¿Cómo iban a luchar los afganos cuando los estadounidenses les han quitado todo el apoyo? Podría haber habido una retirada escalonada, y los estadounidenses podrían haber retirado lentamente el poder aéreo, los hospitales, las tropas, etc. En lugar de eso, lo retiraron todo de golpe, y eso dejó al Ejército afgano casi sin ninguna protección y sin el poderío aéreo en particular, sin instalaciones para el poder aéreo. Así que creo que es un gran error por parte de los estadounidenses. Los talibanes pudieron avanzar tan rápido, porque creo que probablemente los norteamericanos no pensaron que podrían hacerlo tan rápido. Probablemente pensaron que tendrían más tiempo después de la retirada.
Los talibanes tomaron el poder muy rápidamente…
Porque el Ejército afgano vio que los norteamericanos se iban a ir realmente y que no iba a haber refuerzos, ni poderío aéreo ni instalaciones médicas para ellos. Así que ahora los matan sin razón alguna. El Presidente Ashraf Ghani huyó, abandonó el país. La gente no tenía razones por las que luchar.
Comparando a los talibanes de los 90 con los actuales ¿cómo ve a los jóvenes insurgentes?
En primer lugar, creo que son muchos más educados que antes. Siguen creyendo en su ideología tan estricta, y la interpretación de la Sharia no es aceptable para otros afganos. Su creencia en la secta deobandi, de la que escribo en mi libro, y la interpretación del islam sigue siendo muy igual que en los 90. Pero en otros asuntos, por ejemplo, ahora permiten los teléfonos móviles y permiten los videos y las noticias, en eso han cambiado. Antes habían prohibido todas las noticias, y prohibían la televisión y los videos y la fotografía. Y todo eso ha sido un cambio superficial. Pero la ideología es la que no ha cambiado, por desgracia. Y mientras la ideología no cambie y no se vuelva más moderada, no vamos a ver un resultado positivo.
Vimos un ataque terrorista del Estado Islámico en Kabul hace unos días. ¿Cuál es la perspectiva de la situación de seguridad en Afganistán y en la región?
Creo que habrá muchos disturbios. Creo que habrá protestas contra los talibanes. Creo que los talibanes se enfrentan ahora a la exigencia occidental de acabar con todos estos grupos terroristas, a los que ha dado cobijo. No veo cómo pueden hacerlo porque estos grupos terroristas se han vuelto muy cercanos a los talibanes. Y veo los disturbios públicos producto de una crisis económica pendiente. A la gente le faltarán alimentos y medicinas. Y los talibanes no podrán manejar la situación.
¿Cuál es su valoración del papel de Pakistán en la actual situación?
Apoyó a los talibanes y sigue apoyándolos en su avance sobre Kabul. Ahora está tratando de persuadir a los países occidentales para que acepten el gobierno talibán. Y, por supuesto, esto ha creado demasiado resentimiento entre muchos afganos.