Si la propuesta de nueva Constitución se aprueba, el Senado desaparecería en 2026 y daría paso a la instalación de una Cámara de las Regiones. La ahora exconvencional por Movimientos Sociales Constituyentes Alondra Carrillo (31) fue una de las autoras de la iniciativa que se encaminó en esa ruta. Hoy, dice estar conforme con cómo resultó la propuesta. “(El Senado) es una instancia elitaria y de veto elitario de la actividad política”, afirma Carrillo, quien integró la Comisión de Sistema Político.
Además de lo referido al Poder Legislativo, la psicóloga celebra la aprobación de normas que instalan el principio de paridad, donde pudo aportar desde su experiencia en movimientos sociales. “Yo llegué a la Convención siendo vocera de la Coordinadora feminista 8M (...). No llegué sin experiencia en construcción política, sino desde un espacio que tiene lenguajes políticos distintos”, afirma.
¿Qué tan satisfecha queda con el resultado de la Convención?
El producto de la Convención es mucho más de lo que yo hubiese esperado que pudiera salir del proceso constituyente. Supera con creces las expectativas que tenía de lo que podíamos dejar plasmado. Desde el punto de vista feminista, esta es una Constitución que recoge demandas que tienen una profundidad histórica para las mujeres. A mí, incluso, me conmueve.
Se le ha reconocido como una de las impulsoras del principio de paridad . ¿Por qué considera relevante que este concepto forme parte de la nueva Constitución?
La consagración de la paridad como un principio que nos llama a construir una transversalidad del enfoque de género en todo el actuar del Estado puede cambiar la vida de las mujeres en este país, y es una luz de esperanza para las que están luchando a lo largo de todo el planeta.
¿Cuáles son los mayores desafíos que identificó en su paso por la Convención al ser independiente y enfrentarse a estas lógicas de partidos?
Yo llegué a la Convención siendo vocera de la Coordinadora feminista 8M y vocera de la Asamblea de Organizaciones Sociales y Territoriales del Distrito 12. Eso quiere decir que fui parte de sectores que han venido haciendo política desde el movimiento social durante mucho tiempo. No llegué sin experiencia en construcción política, sino desde un espacio que tiene lenguajes políticos distintos. La Convención era altamente diversa en este sentido.
Y, en ese sentido, ¿cómo lograron que estos distintos lenguajes al interior de la Convención pudieran entenderse?
Fue un trabajo. Creo que fue una de las cuestiones más bonitas del quehacer democrático de la Convención, porque lo que tuvimos que ir haciendo fue, a través de la discusión política, acercarnos a los problemas que estábamos llamados a debatir.
Algunos de sus pares de Sistema Político decían que Movimientos Sociales tenía una de las posturas más rígidas en relación a lo que era, por ejemplo, la eliminación del Senado o la reducción de las facultades de la Cámara de las Regiones. ¿Qué hay detrás de eso?
Nosotras no íbamos con una postura rígida, sino que con una postura sobre que era necesario transformar nuestro sistema político en la dirección de habilitar la participación y autorrepresentación de los enormes sectores sociales que se han visto excluidos y excluidas de la actividad política durante las últimas décadas. Nosotras fuimos muy claras en la valoración del Senado, que había tenido una estructura -por ser una segunda cámara espejo, por la composición que es intencionada, por la forma de la representación que garantizaba y por muchas otras razones- que lo convertían en una instancia elitaria y de veto elitario de la actividad política. Por lo tanto, nos parecía necesario introducir una mirada distinta en el rediseño del Poder Legislativo.
¿Cuánto cree que influyó su colectivo en el resultado final del proceso constituyente?
En la garantía de derechos sociales, la desprivatización de las aguas, la democratización del régimen político, en superar el carácter jerárquico y autoritario con el que estaba constituido el Poder Judicial son todas cuestiones que contribuimos como Movimientos Sociales a dejar plasmado en la Constitución.
Hay quienes acusan que los colectivos independientes fueron quienes más ejercieron presión para “vetar a la derecha”. Argumentan que algunos se allanaron a lo que los independientes querían. ¿Considera que fue así?
Me parece que la expresión ‘allanarse’ busca hacer parecer que la responsabilidad de las decisiones políticas que se toman para la construcción de políticas son de otros o de otras. Todas y todos tomamos decisiones políticas a lo largo del proceso constituyente respecto de cómo iniciar procesos de conversación, de los que nos podemos hacer respectivamente responsables.
El argumento que ellos daban era que no podían incluir a la derecha porque, si lo hacían, ustedes se restaban y no lograban los 2/3.
Cada comisión, en función de las prioridades de la deliberación, de la posibilidad de construcción de acuerdos políticos en torno a una materia, fue construyendo la mayor transversalidad que le fue posible. Nosotras incentivamos siempre la construcción de acuerdos políticos transversales.
En su caso, ¿cómo percibe el término que acuñó el Colectivo Socialista y la propia derecha sobre que hubo un veto a la derecha? ¿Fue así en su opinión?
Yo no creo que haya habido prácticas de veto en la Convención Constitucional. Me parece que es muy parcial llegar a afirmar algo así, es intentar contar la historia del proceso constituyente en función de los alegatos de un sector que decidió de manera sistemática sustraerse de la construcción democrática transversal.
¿Cree que hay responsabilidad en las actitudes de los convencionales en consideración de las críticas que se hacen al texto?
La evaluación respecto de la forma en la que el órgano constituyente llevó adelante su trabajo va a ser un ejercicio que vamos a ir haciendo como país conforme se desenvuelva el tiempo. A mí no me cabe duda de que el énfasis puesto en una mirada sesgada del quehacer de la Constituyente por sobre los contenidos es intencionada. Busca poner la atención en esa valoración que algunos hicieron del órgano constituyente más que en la capacidad que se tuvo para proponerle al país una vía de salida de la crisis profunda en la que nos encontramos.
¿Cuál es su opinión sobre el desempeño de su compañera de colectivo María Elisa Quinteros como presidenta de la Convención?
María Elisa logró establecer un ánimo de discusión abierto a la diferencia, a la diversidad de opiniones y un respeto irrestricto al diálogo democrático en el órgano constituyente. En función de esas cuestiones tan importantes, yo valoro muy positivamente su paso por la mesa directiva.
Un episodio por el que Quinteros recibió críticas fue cuando votó en contra de la invitación a los expresidentes a la ceremonia de cierre de la Convención. Ella justificó que estaba representando con su voto a los Movimientos Sociales. ¿No considera que eso desprestigió a la Convención?
La capacidad que tuvo María Elisa de poder participar de la mesa, y mantener su vínculo con el colectivo, seguir representando esas perspectivas, es un gran valor. En esa posición había una valoración súper importante respecto de la impunidad en la que se encuentran los crímenes que fueron perpetrados contra la población durante la revuelta social, y que hasta el día de hoy se encuentran sin responsabilización política y penal. Por lo tanto, me parece que es un gesto de valoración de los derechos humanos que ella haya sostenido esa posición al interior de la mesa directiva.
¿Cree que quizás fue necesario explicitarlo de esa forma? Esa explicación, de forma pública al menos, no la dio.
Ella habló en función de la decisión de la mesa directiva. Ella no actúa públicamente como portavoz de los Movimientos Sociales Constituyentes. Cuando a nosotros nos preguntaron los fundamentos de la decisión de Movimientos Sociales, yo las comuniqué a la prensa.
¿Evalúa bien que el Presidente Boric se haya puesto en el escenario de que pudiese ganar el Rechazo? Algunos creen que podría favorecer a una u otra campaña.
Yo creo que ponerse en los distintos escenarios no favorece ni desfavorece las alternativas del plebiscito. Mi posición, sin embargo, es que el efecto jurídico del Rechazo, tal y como está establecido en la actual Constitución significa quedarse con el texto de la dictadura. Me parece adecuado conocer que la disposición del gobierno es a respetar la decisión democrática que se tomó en el plebiscito del 25 de octubre.
¿Usted sería partidaria de que si gana el Rechazo se inicie una nueva Convención con las condiciones en que ocurrió la primera?
Nuestro pueblo fue claro en la decisión que tomó el 25 de octubre. No solo en que necesitamos una nueva Constitución, sino cómo se escribe un texto democrático en nuestro país. La paridad y el reconocimiento de nuestro carácter plurinacional en los escaños reservados son mínimos democráticos.
¿Cómo se toma la postura de aquellos que son partidarios de aprobar para reformar? Anticipan desde antes de que se aprueba el texto que quieren reformar.
Me parece que esa postura demuestra que la Constitución que le hemos propuesto al país es democrática, abierta a la discusión política. Si bien es cierto que nuestra perspectiva es que necesitamos aprobar para implementar, porque tenemos urgencias a las cuales responder, de todas maneras, la Constitución que proponemos es abierta al devenir político.
¿Para usted no habría problemas en que empiece a reformarse una vez que sea implementada?
Lo que tiene que pasar cuando sea aprobada la Constitución es que se tiene que implementar.
¿No hay artículos que usted considere que necesiten una revisión o una reforma?
No desde mi perspectiva, al menos en lo inmediato.